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‘El Gran Recapte’ o cómo despertar conciencias una vez al año

En Cataluña hay 235.000 personas con necesidades alimentarias

Carlos Garfella
El Banco de Alimentos de Barcelona, en 2015.
El Banco de Alimentos de Barcelona, en 2015.C. Ribas

El perfil del donante es diverso: parados, trabajadores, jubilados, niños... El Gran Recapte cuenta con miles de personas que, al menos una vez al año, aportan su granito de arena contra el hambre. La gran campaña de recogida de comida que realizan anualmente los cuatros bancos de alimentos catalanes espera recaudar 20 kilos para cada una de las 235.000 personas con necesidades alimentarias de Cataluña. "Son demasiadas las personas que tenemos que atender", explica Eduard Arruga, presidente del Banco de Alimentos de Barcelona. Durante el pistoletazo de salida del pasado viernes, Arruga llamó a la participación ciudadana para demostrar su solidaridad. Aunque advirtió: "Esto no puede convertirse en un mecanismo para dejar tranquilas las conciencias una vez al año, sino para despertarlas".

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En la campaña de 2015 se llegaron a recoger 4.642 kilos, pero para esta edición la organización no se marcó un objetivo en lo referente al peso porque se prefiere aumentar en productos de alto valor alimenticio, que se conserven bien y no requieran mucho gasto energético para cocinar, como aceite, leche, conservas y alimentos infantiles. "Las consecuencias de la crisis siguen ahí", explica Arruga, mientras dos jubilados aportan dos bolsas con pasta y legumbres en el Mercat de Les Corts. "A mí me gustaría que cada año tuviéramos menos clientes y que esto no fuera necesario; las administraciones son las que tienen que hacer frente a la pobreza", añade. 

La realidad es que El Gran Recapte cada año se supera en cifras: de los 1.000 kilos recaudados en 2011 a los casi 5.000 de 2015. Para este año se ha superado la cifra récord de voluntarios: 26.500, medio millar más de los que el Banco de Alimentos requirió para cubrir las necesidades. Desde primera hora, el goteo de donantes es constante. A las 11.00 de la mañana una de las dos 'neveras' de cartón habilitadas para la recogida en el Mercat de Sants ya está a rebosar. "No hace falta ni que lo pidas, la gente está muy concienciada y dona enseguida", explica Felipa Prado, de 70 años, una de las voluntarias. 

"No llego a final de mes y he donado una bolsa de comida"

La fiebre de la solidaridad durante la campaña llega hasta tal extremo que incluso los propios necesitados hacen donativos. Como Enriqueta C., madre de tres niños y en paro desde hace un año. "Acabo de donar una bolsa de comida por valor de seis euros y no llego a final de mes", explica. "Supongo que lo he hecho porque el año que viene puedo ser yo la que lo reciba", añade con un suspiro.

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Otra donante, profesora de un colegio de Viladecans, trae una bolsa por valor de 10 euros. Por la tarde, explica, donará otra más. "Es cierto que mucha gente lo hace para limpiarse la conciencia una vez al año, pero yo lo hago por convicción: cada día veo cómo muchos de mis alumnos llegan al colegio en ayunas", explica.  

"Los que más sufren son los que más aportan"

Nou Barris es uno de los distritos con más paro y pobreza de la capital. Desde primera hora, muchos de los puntos habilitados para donar ya están tan llenos como los de los distritos más ricos. "Una madre ha traído una bolsa llena de comida, la ha comprado con la tarjeta de ayuda de su hija", explica visiblemente emocionada Charo Mondelo, coordinadora de la campaña en un supermercado del Passeig de Valldaura. "Los que más sufren son los que más aportan", añade Teresa Cases, otra voluntaria, de 83 años.

"Aunque los que sacan más tajada creo que son los supermercados", explica entre dientes otro voluntario del mercado de Les Corts. El presidente del Banco de Alimentos de Barcelona recuerda como en la primera edición tenían que pedir de rodillas un pequeño espacio en los supermercados para la campaña. "Ahora en cambio son ellos los que nos llaman", dice. Para evitar que las grandes superficies hagan negocio, El Banco de Alimentos requiere que sean los propios supermercados los que se hagan cargo del gasto de almacenaje y transporte. "Además, a lo largo del año les pedimos que nos donen entre un 10% y un 20% de lo que hayan vendido este fin de semana", explica Arruga. 

La clasificación de los alimentos recogidos en Barcelona se llevará a cabo en una nave industrial cedida por el Parc Logístic de la Zona Franca, y los otros productos de los bancos se clasificaran en el polígono Industrial AgroReus (Reus, Tarragona), en un almacén del Banco de Alimentos de Girona y en otro de la Fira de Lleida. El lunes, empezará el reparto. 

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Sobre la firma

Carlos Garfella
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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