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el congreso del pp vasco

Quiroga se enfrenta a su reválida

La presidenta del PP vasco tiene ante sí los retos de afianzar su liderazgo, cerrar las heridas abiertas por el relevo de Oyarzábal y armar el partido para las elecciones de 2015

Javier Rivas
Quiroga y Alonso, en un desayuno informativo en Bilbao el pasado 10 de febrero, el mismo día en que la presidenta tanteó a sus barones sobre el relevo de Oyarzábal.
Quiroga y Alonso, en un desayuno informativo en Bilbao el pasado 10 de febrero, el mismo día en que la presidenta tanteó a sus barones sobre el relevo de Oyarzábal.Luis Tejido (Efe)

Arantza Quiroga saldrá el próximo sábado del Kursaal donostiarra ratificada por la militancia del PP vasco como su presidenta, pero con el reto por delante de afianzar tanto interna como externamente su liderazgo en el día a día y “hacer partido” con la vista puesta en las elecciones municipales y forales de 2015, tras la convulsión interna desatada por su decisión de prescindir de Iñaki Oyarzábal como su secretario general. Quiroga pidió en una entrevista en EL PAÍS el mismo día que se convocaba el congreso “manos libres” en todos los sentidos para hacer su equipo y formular su política, declaraciones que levantaron reticencias en sectores de la formación. El sábado las conseguirá en buena medida, avalada ya por las bases y no solo por la cúpula del partido, pero, como recuerda un parlamentario, “los liderazgos se ganan, no se otorgan”.

Quiroga, consciente desde el minuto uno del muy complejo panorama que se le abría con su apuesta por relevar a un peso pesado del partido como Oyarzábal, intenta aún, a una semana de la cita, cerrar un nada fácil consenso con sus barones provinciales, especialmente con el alavés Alfonso Alonso, sobre su número dos.

Ambos, que han hablado de forma intensa en los últimos días, seguían ayer intentando concretar un acuerdo con diversos nombres sobre la mesa. Ahora, “va a tener que coser muchas cosas descosidas este mes”, opina un dirigente. “En el partido seguimos siendo todos los mismos”, tercia un representante alavés, aunque el elegido salga, como todo apunta, de este territorio.

Uno de los rotos a coser será lo que algunos cualificados representantes califican como “todo un despropósito” en la gestión de la crisis hecha por Quiroga desde su inicio y que aún se arrastra. Dirigentes de primera fila asisten con asombro a los movimientos más recientes, ya que desconocían en la misma noche del viernes, jornada que la presidenta y su equipo habían marcado como la de una posible solución, las últimas opciones que maneja Quiroga, con varios nombres circulando por el partido, entre ellos el del concejal de Hacienda vitoriano, Manuel Uriarte.

Ese refuerzo de su liderazgo tendrá el mismo sábado un dato concreto de referencia: el apoyo que obtenga de los compromisarios en el congreso más abierto y participativo de la historia de la formación. Uno de los factores que ha jugado en toda esta crisis es la posibilidad, comentada no solo en medios alaveses, de que Quiroga se enfrentase a un voto de castigo, traducido en votos en blanco. La última referencia es el porcentaje de apoyo que logró Antonio Basagoiti en el congreso de su reelección en mayo de 2012: un 92,5% de los votos, 10 puntos más que cuando llegó a la presidencia del partido en 2008.

Dirigentes del partido asisten con sorpresa a los últimos movimientos para cerrar la crisis
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Con un segundo al que quiere volcado en el partido para dinamizarlo y aumentar su relación con los agentes sociales, la presidenta debe configurar para el congreso el resto de su equipo. “Debe tener gente de peso, con autoridad, pues, si no, se terminan imponiendo los territorios”, considera uno de los consultados. Y con el perfil que busca para su número dos, la presidenta, con escasa experiencia en cargos internos, potencia su papel personal, pero también queda más expuesta.

Pese al malestar que ha levantado en el PP alavés la apuesta por prescindir de Oyarzábal y la pugna abierta, la intención de Quiroga y su equipo pasa, precisamente, porque el conjunto de la formación funcione “como está funcionando Álava, con una relación muy fluida con una sociedad que asume como normal el poder político del PP”, dice uno de sus miembros.

Es una organización “mucho más engrasada” cuyo modelo de trabajo se quiere trasladar a las otras dos provincias, cada unacon sus peculiaridades. La formación cuenta con unos 2.600 militantes en Bizkaia y casi 1.600 en Álava —en Gipuzkoa rondan los 1.200—, pero el territorio alavés no solo es el escaparate de gobierno, sino también el lugar donde más y mejor se moviliza el partido.

Prueba de ello es que Vitoria ha sido en los últimos tiempos el lugar donde el PP ha montado los actos en que ha querido hacer exhibición de convocatoria: mítines con Mariano Rajoy, comidas multitudinarias de cierre de campaña, etcétera.

El PP quiere salir del cónclave preparado para afrontar los dos escenarios básicos del futuro de Euskadi: la gestión del final de ETA y la crisis. “Ningún partido ha hecho una catarsis para recolocarse. Tenemos que adelantarnos y aprovechar el momento para resituarnos”, apunta una fuente cercana a la presidenta.

El objetivo es sustancialmente el mismo en que Basagoiti se empeñó cuando asumió la presidencia del partido en 2008: armar una formación moderna, que ocupe un espacio de moderación, pegada al suelo, que “no vive del pasado”, en palabras de otro responsable, y pueda jugar un papel protagonista e influyente en la política vasca. “La evolución del partido necesita tiempo, pero necesitamos empezar ya”, apostilla la misma fuente.

“Tenemos que resetearnos en cuanto al empuje, creernos que somos una pieza importante yque podemos aspirar a todo. Hay que entender en qué momento estamos, qué papel debemos jugar e ir a por todas. Y para eso hay que reilusionarse y tener ambición”, apunta un miembro de la actual ejecutiva que repetirá en la próxima.

“Del congreso debemos surgir con un claro mensaje, modernizado en su concreción, como proyecto alternativo confrontado al PNV y de evolución con la propia sociedad vasca en la Euskadi posterior a ETA”, dice un parlamentario.

Otra cuestión a la que tendrá que hacer frente Quiroga es el mantenimiento del nivel de interlocución que los populares habían alcanzado con el PNV y el PSE, aspecto en que la gestión del hasta ahora secretario general ha resultado clave en los últimos años. “Basagoiti dejó el partido con una interlocución muy buena con socialistas y peneuvistas. Eso quieren decir que se fían de ti y ganas utilidad, y ahí la persona con más capacidad para trasladar mensajes a otros partidos ha sido Oyarzábal”, apunta una persona que ha trabajado en primera fila en el partido en los últimos años.

Dirigentes socialistas y nacionalistas se han mostrado en privado sorprendidos por el relevo de Oyarzábal, mientras que la presidenta del PP, cuya elección al frente del partido fue acogida con reservas en la ejecutiva del PNV, se ha sentido directamente agredida en las últimas semanas por este último partido, que llegó a censurar su “insolente comportamiento en público y privado”.

Quiroga ha chocado con dureza con el lehendakari, Iñigo Urkullu, en torno al final de ETA, sobre todo tras las discrepancias sobre el contenido de la última entrevista reservada entre Urkullu y Mariano Rajoy, pero manteniendo la interlocución.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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