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Quiroga traza el perfil de su segundo

Dirigentes del PP ven a Oyarzábal favorito para repetir de secretario general La presidenta quiere un ‘número dos’ que dinamice el partido

Javier Rivas
Quiroga y Oyarzábal, en el Parlamento vasco.
Quiroga y Oyarzábal, en el Parlamento vasco.l. rico

El PP vasco tiene en marzo una cita clave con su futuro. El primer congreso asambleario de toda su historia ha de ratificar en su presidencia a Arantza Quiroga, quien busca el aval más amplio posible para su proyecto de partido, una formación que intenta resituarse y consolidarse en el nuevo escenario abierto en Euskadi por el final de ETA y jugar un papel protagonista en el centro del mismo. Pero antes ha de resolver con rapidez su principal incógnita interna en estos momentos: si como secretario general la seguirá acompañando Iñaki Oyarzábal, quien ocupa el puesto desde 2008.

“Arantza quiere un secretario general que dinamice el partido, que baje a la calle y genere una sintonía clara entre la dirección y la organización, los cargos y la militancia, que sirva de revulsivo”. La opinión en que coinciden dos personas próximas a la presidenta apunta a que el nombre aún está pendiente del camino de la negociación, pero Quiroga parte con una idea clara del perfil político que desea dar a la figura de su número dos cuando, además, quiere tener manos libres por completo para liderar el partido. “Ha de engrasar el partido y seguir abriéndolo, materializar el objetivo de tener un partido más conectado con la sociedad”, añaden dichas fuentes.

Ese papel resulta trascendental con la vista puesta en las próximas convocatorias electorales, con unas municipales y forales básicas el próximo año, en las que comenzar a enjugar el descenso de los últimos años. Y, junto a ello, el reto de ampliar su base social y territorial, objetivo que ya marcó como prioritario Antonio Basagoiti en el final de su mandato. “Debemos ser muy ambiciosos. Y para ello hay que involucrarse y dejarse la piel”, considera otra fuente.

Oyarzábal desea seguir, pero tampoco consideraría un problema no hacerlo. “Está a disposición de lo que quiera el partido”, apunta una persona de su entorno, que insiste en que ello no es solo la frase hecha habitual en este tipo de situaciones. Varios dirigentes consultados le ven, por distintas razones, con “nada en contra, sino todo a favor” para seguir en el puesto. “Tiene todas las papeletas”, reconoce uno de ellos.

Quiroga es consciente de que debe resolver lo antes posible la incógnita. Extenderla solo serviría para centrar en ese punto el debate del congreso, aumentar la sensación de división y sería contraproducente para el elegido, sea quien sea. “Esto hay que solucionarlo en breve y sin ninguna tensión”, dicen dos de los sondeados.

La presidenta quiere empezar por mantener una conversación con el propio Oyarzábal para conocer de primera mano sus intenciones y analizar el perfil del cargo y el proyecto del partido. A partir de ahí, Quiroga sondeará las opiniones del resto de dirigentes de primera fila, empezando por los tres presidentes provinciales, para armar el conjunto de su ejecutiva. “Siempre pesan los equilibrios territoriales, pero nunca son determinantes”, insiste un parlamentario. Al congreso se llegará previsiblemente con todo acordado, pero en la trastienda se dará la pugna inevitable en el cónclave de cualquier partido. “No va a haber un debate de cuotas territoriales”, avisa un dirigente con responsabilidades provinciales.

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El papel de Oyarzábal en Madrid es uno de los factores en la decisión final

Oyarzábal, alavés, cuenta con el respaldo cerrado de la provincia donde el PP tiene sus dos principales palancas de poder y el total apoyo del presidente territorial, Alfonso Alonso, el dirigente vasco de más peso en el partido en España desde su cargo de portavoz en el Congreso y hombre de la máxima confianza de Mariano Rajoy y de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Gipuzkoa tiene la presidencia y la portavocía parlamentaria, cuyo titular, Borja Sémper, responsable además del partido en ese territorio, ve con buenos ojos la continuidad del actual número dos. “No hay motivos para cambiar lo que funciona”, indica un responsable de esta provincia.

¿Qué papel jugará Bizkaia, la provincia donde el PP tiene mayor implantación y militantes? Un dirigente vizcaíno traslada el foco: “El problema no es de personas, sino de funcionamiento interno y externo. No es que vayamos de éxito en éxito, así que algo estaremos haciendo mal”. Para esta fuente, que sostiene que “aquí está cuestionado todo el mundo permanentemente, por eso se hacen los congresos”, hay una constatación clara: “No vendemos nada bien ni lo que decimos ni lo que pensamos”. Quiroga deberá “ver qué equipo hace para mejorar las cosas”, pero tendrá “todo el respaldo” de la influyente organización vizcaína para configurar el que considere oportuno.

Bizkaia no es solo el territorio con mayor afiliación, sino que se inclinó por Quiroga como sucesora de Basagoiti. Además de que, suceda lo que suceda, contará con puestos de relevancia en el organigrama, Bizkaia se ve en la actual dirección como el “caladero natural” de la proyección que se quiere imprimir al partido.

A Génova le vendría bien no abrirle otro quebradero de cabeza interno más a Rajoy, pero un miembro de la ejecutiva nacional insiste en que las decisiones van a ser exclusivamente vascas.

A favor de la continuidad de Oyarzábal juegan su conocimiento de un partido en que lleva militando desde su juventud y haberse convertido en uno de sus protagonistas del último lustro y de la interlocución con el resto de grupos, especialmente como gestor del pacto por el cambio con el PSE, el periodo en que el PP ha disfrutado de más influencia política en Euskadi.

Ha sido uno de los responsables populares más denostados, política y personalmente, por la derecha del partido y sus altavoces en los medios, por lo que su marcha podría dejar una imagen de triunfo de estos, precisamente cuando el partido se agrieta por ese flanco y en Euskadi ha plantado cara con mayor contundencia a las críticas de ese mundo.

El PP vasco vivió su designación hace casi dos años como secretario de Justicia y Libertades como un éxito por la influencia que ganaba en la ejecutiva nacional, pero ese binomio Madrid-Euskadi puede tener ahora relevancia en la decisión final sobre su continuidad. Ese puesto en Génova le ha dado un hilo directo con el Ministerio del Interior y una interlocución con los colectivos de víctimas que suponen un activo para el papel que la formación quiere jugar en el final de ETA. Sin embargo, su creciente presencia en Madrid puede ser un factor a considerar con el perfil que Quiroga desea imprimirle al cargo.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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