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Los GEO y el Ejército asaltan en alta mar un barco con 3.000 kilos de coca

El alijo incautado está valorado en más de 100 millones de euros en el mercado negro

Todo estaba preparado en Galicia para que varias planeadoras desembarcaran en los próximos días en las Rías Baixas un cargamento que puede superar las tres toneladas de cocaína. En la madrugada del jueves, el espectacular abordaje entre Venezuela y las Azores al barco Rippide, de bandera senegalesa, por agentes de los GEO y con el apoyo de un avión del Ejército del Aire en la llamada operación Albatros, frustró, sin embargo, la entrada del alijo, que está valorado en más de 100 millones de euros en el mercado negro.

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Los preparativos del desembarco de la droga son de manual y recuerdan a los mejores tiempos del narcotráfico gallego, en los noventa, si no fuera por un detalle: los cuatro tripulantes del barco son indonesios y el capitán, coreano. Lo mismo ocurrió en otra reciente operación, lo que constata la paulatina retirada de las rutas oceánicas de las redes de narcotransportistas procedentes de la Ría de Arousa y de sus socios, los cárteles sudamericanos de la cocaína. El Rippide zarpó a principios de mayo de un puerto de Venezuela y recogió los fardos bombardeados al agua desde un avión. El plan era transbordar la cocaína a una lanzadera y luego alijarla a varias planeadoras que tenían previsto surcar aguas internacionales la segunda semana de junio.

En un primer registro del pesquero, tras ser asaltado de noche por el grupo de operaciones especiales, se estimó el cargamento en más de 2.000 kilos de cocaína. Pero luego, en una inspección más minuciosa, se localizó otra pila de fardos en el interior del barco. La policía no descarta incluso que tras una última inspección de las bodegas, cuando la nave haya llegado a puerto, el alijo encontrado pueda ser mucho mayor de los 3.000 kilos. Las unidades policiales del Greco y Udyco llevaban varios meses controlando la red gallega que iba a encargarse de la última fase del transporte, aunque la mayor parte de la cocaína iba a trasladarse a Madrid por carretera. Desde Galicia supervisaba la operación un traficante venezolano, delegado de los cárteles de la cocaína en España, que fue arrestado el jueves en el aeropuerto compostelano de Lavacolla cuando intentaba coger un vuelo para huir, nada más iniciarse la redada policial que se saldó con 21 detenidos (cinco en el barco y 16 en tierra).

La organización que operaba desde la Ría de Arousa estaba dirigida por tres experimentados traficantes de segunda fila que habían trabajado para otros clanes. El más veterano es Antonio Carballa Magdalena, de 57 años, de Sanxenxo, que acaba de ser condenado a cinco años de prisión por blanqueo de dinero por la Audiencia de Pontevedra. La sentencia supone además un zarpazo económico para Carballa, ya que afecta a todos los bienes que se le intervinieron: 78.000 euros procedentes de la venta de un piso en Poio (Pontevedra), siete viviendas con plaza de garaje y trasteros en Sanxenxo, o su equivalente en dinero, 1,2 millones de euros, y otras cuatro fincas más en esta localidad arousana donde había fijado su residencia desde hace 20 años. En la larga lista de decomisos también se incluyen varios coches y la plaza de amarre en el puerto deportivo de Combarro (Pontevedra). La Agencia Tributaria destapó su última afición como prestamista de dinero, 2,4 millones en dos años, pero el tribunal no halló suficientes pruebas para condenarlo por ello.

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En la cabecera del grupo también está José Luis Viñas Morgade, de Cambados, condenado en la Operación Nécora y que en los últimos años trabajaba por su cuenta y no pertenecía a ningún grupo estable del narcotráfico. Viñas contaba con buenos contactos entre los clanes colombianos y había trabajado para ellos encargándose de cobrar el dinero que les pagaban los clanes gallegos de finales de los años ochenta. Juan Marcos Vigo Fernández, de 36 años, es el tercer cabecilla del grupo, con múltiples antecedentes policiales. Pertenece al clan de Los Charlines al haberse casado con una nieta de Manuel Charlín Gama, uno de los famosos patrones del narcotráfico gallego. Vigo estuvo implicado en el secuestro y desaparición de un traficante de Vilagarcía que presuntamente fue asesinado pero cuyo cadáver nunca apareció. También fue detenido por falsificación y venta de coches de lujo.

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