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Les Useres clama por un colegio digno para 52 escolares tras 10 años de exilio en la Casa de la Cultura

Los vecinos de este pueblo de Castellón, cansados de esperar, se unen en la plataforma ‘Fem l’Escola’

Vecinos de Les Useres reclaman un colegio en condiciones para los alumnos.
Vecinos de Les Useres reclaman un colegio en condiciones para los alumnos.Ángel Sánchez

Les Useres, en la comarca castellonense de l’Alcalatén, tiene mil habitantes y 52 alumnos de Infantil y Primaria que viven en un exilio escolar desde que hace diez años el mal estado del colegio les obligara a trasladarse provisionalmente a la Casa de la Cultura, donde siguen. Les Useres tiene también una plataforma vecinal que emergió hace dos meses para poner fin a una década de proyectos pospuestos, de informes de aluminosis “misteriosos”, planes de obra guardados en un cajón y silencio administrativo. Bajo el nombre Fem l’Escola y un lema: Por el futuro de nuestro pueblo, “porque sin escuela no hay futuro” -apostilla Laia Pitarch, integrante de la plataforma- este colectivo tiene como meta que la “escuela digna que merece Les Useres” sea, por fin, realidad.

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Agosto de 2007. Un devastador incendio forestal calcina casi 6.000 hectáreas en la comarca de l’Alcalatén. Miembros de la Unidad Militar de Emergencia (UME) que debían alojarse en el colegio de la población durante las labores de extinción alertaron del mal estado del edificio. “Vieron que la estructura estaba dañada y así lo confirmaron los técnicos de Educación”, explica a EL PAÍS Nicolás García, concejal socialista, en la oposición. La fuga de unos depósitos situados sobre el inmueble puso la guinda y en septiembre de ese año las antiguas escuelas ya no volvieron a abrir sus puertas.

Los escolares se trasladaron a la Casa de la Cultura, sede de diferentes asociaciones locales. “Los materiales y el profesorado son los de cualquier otro colegio, pero la situación que tienen no es la de una escuela”, sostiene la plataforma. El alumnado se ha de desplazar 200 metros para ir al patio, el de las antiguas escuelas, y caminar medio kilómetro hasta el restaurante donde está el comedor escolar. Tampoco los accesos para los horarios de entrada y salida son los óptimos.

“Desde los 80 se había intentado rehabilitar la escuela, pero la consejería dijo que debía ser de nueva construcción”, añade Laia Pitarch. La fecha en la que la población tiene depositadas ahora sus esperanzas es este 3 de mayo, cuando está previsto el pleno extraordinario que formalice la cesión del suelo del ayuntamiento requerida por Educación para empezar a construir. Y fiscalizar que así sea es uno de los fines de la plataforma ‘Fem l’Escola’. Un colectivo que surge del hartazgo que generan diez años de espera y de ver cómo los proyectos de construcción del nuevo colegio en el solar donde se asienta el viejo edificio llegan y se esfuman con la misma rapidez. A golpe del devenir electoral.

“De repente, un pueblo silenciado dice que quiere saber cosas porque no se acaba de creer lo que le cuentan”, añaden desde la plataforma. Organizados en comisiones: de difusión para redes sociales, de comunicación, de gestión y de seguimiento -encargada de vigilar el proceso de construcción y de reunirse con consejería y ayuntamiento- han organizado un taller de pancartas para llenar el pueblo de mensajes y han emprendido una recogida de firmas para recabar apoyos a su causa. La última, este pasado viernes, aprovechando la masiva afluencia de visitantes a la localidad por la celebración de la romería de Els Pelegrins.

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Las contradicciones y el silencio que rodean a la nueva infraestructura educativa son el punto común que destacan las fuentes consultadas por EL PAÍS. “Cuando ocurrió lo de la inundación se insinuó que había aluminosis, pero luego un informe lo negó. No sabemos dónde está”, apunta Laia Pitarch. En esta línea se expresa Belén Bachero, diputada autonómica y alcaldesa de Vistabella, que forma parte del CRA del Penyagolosa al que pertenece el colegio de Les Useres. “Se dijo que tenía aluminosis y yo he pedido el informe porque no sabemos lo que tiene o lo que no, que es todo un misterio”, dice.

Intentos de reforma fallidos

La intentona de reconstrucción del colegio no es menos rocambolesca. Ya lo hicieron sin éxito en los 80 el alcalde socialista Pepe Nebot y posteriomente Humilde García (PP). Tras García accede al consistorio Delia Valero (PSPV), en el poder durante dos legislaturas, en las que se produce el cierre de la escuela. Con ella la construcción se pone en marcha: la obra sale a concurso y se da el visto bueno, pero en el verano de 2010 sufre un revés. En 2011 entra el actual alcalde, el popular Jaime Martínez. Encarga un informe al técnico municipal que niega que la estructura tuviera aluminosis, señala Nicolás García. Dice que esta documentación que tenía la empresa pública Ciegsa “ha desaparecido, como muchas otras”. El alcalde solicita al Consell paralizar el proyecto ya aprobado “porque tiene uno mejor”. En septiembre de 2015, tras una reunión con la dirección territorial “vemos que también éste está parado. No era una prioridad y más tras el desfalco de Ciegsa. Del colegio de Les Useres no se sabía nada”.

El encuentro cambia las tornas y la consejería reactiva el proyecto, pero advierte que la reforma que defiende el alcalde “es inviable porque más del 85% de la estructura del edificio está hecha unos zorros y hay que hacer uno nuevo”. Se propone aprovechar el proyecto original, aprobado, y en el que la consejería gastó 100.000 euros, “y ahí llega otro problema: los terrenos comprados para ampliar la escuela están ocupados en parte por una pista de pádel y una piscina infantil”, dice el edil.

El alcalde, Jaime Martínez, asevera que “no es ese el problema. La pista de pádel no molesta para nada”. Atribuye la demora a la traba burocrática “cuando fuimos a sacar nota registral de los terrenos para ponerlos a disposición de Educación”, pero asegura que el proyecto está en la fase final y el suelo pasará en breve a manos de la consejería.

El 4 de mayo, tras el esperado pleno, la plataforma Fem l’Escola ha organizado una fiesta con tambores, “bien para exaltar la decisión de ceder el suelo o para seguir reivindicando si ocurre todo lo contrario”, concluyen.

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