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El Museo de Lleida expone las seis obras depositadas por el MNAC

Se trata de cinco pinturas góticas de Pere García de Benabarre y un calvario del siglo XII

José Ángel Montañés
Las cinco tablas depositadas en el MNAC de Pere Garcia Benabarre.
Las cinco tablas depositadas en el MNAC de Pere Garcia Benabarre.Adrià Ropero (EFE)

El pasado mes de septiembre el consejero de Cultura Santi Vila anunció un empuje para el Museo de Lleida dentro del llamado "Compromiso con el arte y el patrimonio de Lleida" con la intención, sobre todo, de visualizar que este importante centro tenía vida más allá del conflicto de Sijena. En aquel momento anunció una triple medida: nuevas adquisiciones, más recursos económicos y un importante depósito de obras provenientes del MNAC. Y lo ha cumplido. Primero se aumentó la partida económica. En enero se presentó la compra de una colección de 24 piezas de cerámica leridana del siglo XVII y este viernes ha presentado el depósito de seis piezas excepcionales del MNAC que a partir de ahora se podrán ver en el museo leridano. Las obras en concreto son cinco enormes tablas góticas de Pere García de Benabarre y una cruz románica, un calvario; todas procedentes de la antigua Diócesis de Lleida y que representan una gran aportación a los fondos de este museo. 

Sant Jeroni, otra de las tablas de Pere Garcia de Benavarri.
Sant Jeroni, otra de las tablas de Pere Garcia de Benavarri.Gencat

Las cinco tablas formaban parte del retablo mayor de la antigua iglesia de Sant Joan de Lleida y muestran escenas de la vida de Sant Joan Baptista. El conjunto fue ejecutado entre los años 1473 y 1482 por Pere Garcia de Benabarre, uno de los principales pintores del gótico a las tierras de Lleida y la Franja (y por eso alguno de sus trabajos ha enfrentado también a Aragón y Cataluña) y es uno de los encargos más importantes de su carrera. Este retablo se encuentra disperso en varias instituciones museísticas y colecciones privada, entre ellos Isabella Stewart Gardner Museum de Boston (en Estados Unidos). La otra pieza es el calvario de Tragó de Noguera, fechado al final del siglo XII y comienzos del XIII. Una talla de madera policromada de metro y medio de altura.

Cruz románica de Tragó de Noguera.
Cruz románica de Tragó de Noguera.

A nadie se le escapa la importancia de este depósito. Más si vemos que las cuatro tablas (la quinta se ha destinado a la reserva para ir rotando en la exposición) se han colocado junto a las polémicas piezas de Sijena, en el llamado ámbito de Pere García de Benabarre. Es una zona que se ve grandemente realzado ya que se han pasado de las cuatro piezas que disponía el museo a las ocho actuales. En cuanto a la cruz se ha colocado al final del recorrido del románico y constituye, según los entendidos, en una obra excepcional de "primerísimo orden artístico".

Dentro de este plan de empuje de Lleida y de este museo ha sido la iniciativa de la  consejería de Santi Vila de declarar este museo de Interés Nacional, subiéndolo de categoría y convirtiéndolo en uno de los grandes centros catalanes.

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Cultura compra una tabla de Ramon de Mur por 45.000 euros

Estaba cantado. La obra estrella que Palau Antiguitats presentaba en la Feria de Arte Moderno y Antiguo de Barcelona, una tabla gótica del siglo XV de Ramon de Mur, no iba a pasar desapercibida para los compradores por lo raro que es que una tabla de este pintor salga a la venta. Este viernes el Departamento de Cultura de Santi Vila ha explicado que la ha adquirido por 45.000 euros (5.000 menos que el precio que pedía el galerista) y que, si bien está por decidir el destino final de la pieza, la opción más viable es Tàrrega, en concreto el Museo Comarcal de l'Urgell-Tàrrega.

Sería normal. Ramon de Mur, según explicaba a EL PAÍS el historiador del arte y galerista Albert Martí, dueño de la pieza hasta este miércoles: "Se conocen muy pocas obras de este pintor representante del gótico internacional que se conservan en el Museo de Vic y en el Diocesano de Tarragona, pero en Tàrrega, donde vivió y trabajó, ninguna". Pero se equivocó Martí al asegurar que la pieza podía acabar en manos privadas porque "los museos tienen pocos recursos". Pronto lucirá en un museo.

La tabla, de 118 por 71 centímetros representa de cuerpo entero a  San Antonio Abad, que aparece como un anciano venerable con espesa y larga barba blanca. Apoya su mano derecha sobre un garrote finalizado en forma de muleta que sustituye la tradicional representación del báculo abacial. Viste el hábito talar de color oscuro propio de la orden de los antonianos, cubierto con un manto con capucha. en la cabeza lleva una cofia con orejas. En su mano izquierda lleva un libro. El santo aparece pisando una figura demoníaca de apariencia semihumana, que simboliza el mal

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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