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Famma exige mejores accesos en las estaciones de Cercanías

Medio centenar de personas se concentran en Atocha para pedir que se cumpla la fecha tope legal del 4 de diciembre de 2017 en la que transportes y edificios públicos deben ser accesibles

Amelia y su nieto durante la protesta ante la estación de Atocha.
Amelia y su nieto durante la protesta ante la estación de Atocha.Julián Rojas

Amelia Lamaignene ha tenido que madrugar para estar este jueves a las 11.00 en Atocha, en la concentración en la que FAMMA ha exigido mejoras de accesibilidad en las estaciones de Cercanías. La federación de personas con discapacidad sostiene que, de las más de 100 terminales que existen en la Comunidad de Madrid, ninguna cumple totalmente con los requisitos de accesibilidad universal. Destacan que entre un 75 y un 80% de ellas presentan barreras físicas y solicitan que se cumpla la fecha tope legal del 4 de diciembre de 2017 para terminar con ellas. Renfe Cercanías alega que se está trabajando en ello, aunque de forma paulatina, y recuerda que el Ministerio de Fomento presentó en mayo de 2015 un plan para mejorar y ampliar las estaciones de la región.

'Por la igualdad de oportunidades', rezaba la pancarta de tres metros de ancha que portaban varios miembros de FAMMA, una federación que conforman más de 48 asociaciones de discapacitados físicos. Amelia, de 70 años, es la presidenta de una de ellas. Tiene movilidad reducida y se desplaza con una silla mecanizada. Aunque vive lejos, en Miraflores de la Sierra, no se ha querido perder la protesta. La ha acompañado su nieto Iván, de 11 años. Ambos han hecho juntos un viaje (de Miraflores a Madrid) que suele completarse en 50 minutos. Amelia, que se desplaza en transporte público, ha tardado dos horas y media. Y eso porque ayer avisó por teléfono a la compañía de autobuses que opera en el trayecto de que iba a viajar en un coche de su flota. "Si no lo haces, te quedas en la parada. Normalmente, la rampa no funciona". 

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"Es una tragedia viajar en transporte público. Si quieres moverte de forma más cómoda tienes que comprarte un coche adaptado, y yo eso no lo puedo hacer", recalca Amelia, que recibe una pensión de 2.100 euros mensuales, aunque "más de la mitad se me van en pagar a la persona que me cuida". Esta usuaria denuncia que la mayoría de estaciones no tiene accesos para gente que se mueve en silla de rueda. La terminal que más le sorprende es la de Ramón y Cajal: "Está llena de enfermos que no pueden acceder y nadie hace nada". Por eso ha acompañado al medio centenar de personas que hoy exigían en Atocha mejoras de accesibilidad. "En esta estación [Atocha] hay una rampa por la que acceder, pero no cumple la normativa. Para hacerlo debe tener una determinada pendiente según sus dimensiones", denuncia Jorge Palomero, arquitecto de FAMMA.

"Es una discriminación"

Tampoco hay un ascensor que, desde el exterior, permita a las personas con movilidad reducida llegar hasta las vías de los trenes de Cercanías. Sí hay uno que da acceso al AVE y a los trenes de larga distancia, pero Palomero afirma que no está bien señalizado. "En Atocha, por ejemplo, hay espacio suficiente para poner un ascensor. Y además, no es tan caro", subraya. Acondicionar esta o cualquiera de las estaciones costaría unos 50.000 euros, según sus cálculos, y la operación se completaría en menos de dos meses. "Para eso tiene que existir voluntad. Lo que parece fácil a los demás, a ellos [los discapacitados] les resulta imposible. Es una discriminación porque les impiden acceder a las estaciones en igualdad de condiciones".

Javier Font, presidente de FAMMA, ha sido otro de los manifestantes. Repeinado y con traje crema, iba con su silla motorizada de un sitio para otro atendiendo a los periodistas. Denuncia la "inacción de quien tiene la obligación de acometer las obras". También le preocupa que estas no estén listas para el 4 de diciembre de 2017, fecha tope por ley para la accesibilidad universal en las instalaciones. "Estamos cansados de la situación. Ya se ha alargado demasiado", se queja Javier de la Torre. Tiene 26 años y vive a cinco minutos de la estación de Fuenlabrada. Desde ella se tardan 35 minutos a Atocha. Pero Javier no puede tomar allí el tren porque su línea, la C5, no está adaptada (solo lo están dos de las nueve líneas, la C3 y la C4). Para llegar a Madrid tiene que hacer un periplo en el Metro Sur (de Fuenlabrada a Getafe Centro y de aquí a Atocha) en el que tarda una hora y diez minutos.

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'El Langui' y los autobuses

Los usuarios que utilizan silla motorizada para desplazarse pueden acceder desde febrero a todos los autobuses interurbanos de la Comunidad. Lo hacen tras la firma de un acuerdo para regular el acceso al transporte público de las personas que usan este tipo de vehículos para desplazarse. La norma es provisional hasta que se redacte un reglamento de viajeros. El acuerdo fue rubricado por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) y el Consorcio Regional de Transportes después de que José Manuel Montilla, El Langui, protagonizara esos días varias protestas para enfatizar los problemas de las personas con movilidad reducida en el transporte público madrileño.

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