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El cierre de la línea 1 de metro atascará el centro de Madrid

El corte de 25 estaciones durante cuatro meses y un servicio sustitutorio de autocares congestionará aún más las vías urbanas

Cristina Cifuentes y el consejero de Transportes, Pedro Rollán, visitaron el túnel de la línea 1 de metro el pasado 12 de febrero para anunciar su cierre.
Cristina Cifuentes y el consejero de Transportes, Pedro Rollán, visitaron el túnel de la línea 1 de metro el pasado 12 de febrero para anunciar su cierre.COMUNIDAD DE MADRID
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El cierre de la línea 1 de metro, que la Comunidad de Madrid cortará cuatro meses (del 21 de mayo al 30 de septiembre) en un tramo de 25 estaciones (de Plaza de Castilla a Sierra de Guadalupe), provocará un importante atasco en zonas de la capital ya de por sí muy congestionadas, según un estudio de movilidad elaborado por el Ayuntamiento. La intención del Gobierno regional de prestar el servicio sustitutorio con autocares en vez de autobuses urbanos complicará aún más el tráfico. Y a la obra aún le quedan otros cuatro meses el año que viene.

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La presidenta regional, Cristina Cifuentes (PP), anunció el día 12 el cierre de la línea más antigua de Madrid (se inauguró en 1919) para consolidar la estructura del túnel e instalar una catenaria rígida, con un coste de 69,8 millones.

Según Metro, los informes técnicos “aconsejan hacer las obras simultáneamente para que sean más cortas, seguras y con menor impacto”. Habitualmente, los cortes importantes se hacen en verano para mitigar sus efectos. Pero, según Metro, dividir la obra en fases obligaría a realizar más cortes de cuatro meses otros años.

En todo caso, aunque la Comunidad lo trata con sordina, la línea 1 volverá a cortarse varios meses el año que viene o el siguiente para acabar la obra. Y tramos de otras líneas tendrán que cerrarse también temporalmente para remediar la falta de inversión en la pasada legislatura (PP).

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Estado del túnel de la línea 1 que será cerrado para su reforma.
Estado del túnel de la línea 1 que será cerrado para su reforma.COMUNIDAD DE MADRID

La concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés (Ahora Madrid), ha propuesto a la Comunidad dividir la obra en tres años, cortando durante 3,5 meses un tramo diferente cada uno (Atocha Renfe-Tribunal, Sol-Plaza de Castilla y Atocha-Sierra de Guadalupe), para minimizar molestias.

Sabanés ha enviado además a la Comunidad un estudio de movilidad, al que ha tenido acceso EL PAÍS, que predice los atascos que provocara el corte programado.

Un autocar cada 3,5 minutos

La línea 1, con 34 trenes de seis vagones, lleva a 13.027 viajeros en hora punta; se tardan 63 minutos en recorrer sus 33 estaciones. ¿Qué harán esos 13.000 viajeros por hora cuando no tengan metro? Las líneas de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que realizan trayectos similares podrían absorber hasta 2.700 en hora punta. Y los trenes de Cercanías apenas tienen espacio vacío si el Gobierno no decide reforzarlos. Así que el servicio de autobús sustitutorio debería absorber a casi 10.000 viajeros.

La Comunidad ha decidido licitarlo en vez de encomendárselo a la EMT, como era habitual, provocando el enfado del Ayuntamiento. Pero, más allá de la batalla política, el problema existe: la EMT tiene autobuses preparados para funcionar en ciudad; el resto de empresas disponen de autocares, con menor capacidad, más lentos a la hora de subir o bajar, y peor preparados para personas con discapacidad. De hecho, por no tener no tendrían sitio donde parar, puesto que las marquesinas son de uso exclusivo de la EMT.

En cuanto a capacidad, las empresas privadas que acudieran a la licitación disponen de autocares de unas 70 plazas, mientras que los autobuses públicos de la EMT tienen 100. La Comunidad quiere que esos autocares pasen cada 3,5 minutos; podrían trasladar así a 1.190 pasajeros por hora. Y quedarían casi 9.000 usuarios sin atender, que en parte se inclinarían por coger el coche: el tráfico crecería en hasta 70.000 coches al día (ahora circulan unos 250.000 por la almendra central).

Si la EMT se hiciera cargo del servicio, podría trasladar a 3.400 viajeros por hora, casi tres veces más. Eso reduciría el atasco, pero tampoco lo eliminaría. Las calles por las que iría el servicio sustitutorio ya están saturadas en hora punta: el paseo del Prado está al 140% de su capacidad; Recoletos, al 150%; Bravo Murillo, al 125%.

Cerrando el metro y poniendo autocares en su lugar, la saturación se dispararía. Y el atasco se agravaría por un detalle clave: la Comunidad quiere que los autocares realicen todo el recorrido de la línea 1. Prometió que cubriría las mismas paradas que el metro, aunque en realidad no cruzará el centro sino que se desviará al eje Prado-Recoletos. La EMT, en cambio, propone cubrir los tramos de Sierra de Guadalupe a Atocha Renfe y de Cuatro Caminos a Chamartín con autobuses sustitutorios, pues para el resto hay otras líneas de metro y autobús. Además, se ofrece a reforzar esas líneas ya existentes para absorber a 1.000 viajeros más.

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