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Junts pel Sí y la CUP inician una nueva batalla por los Presupuestos

Los grupos discrepan antes de sentarse a hablar de las cuentas de 2015

La nueva batalla entre Junts pel Sí y la CUP empieza a ocupar el panorama político cuando todavía se oyen los ecos de los tres meses de negociaciones que fructificaron en la investidura de Carles Puigdemont. El nuevo Gobierno está amoldándse a sus despachos con el primer gran reto de la legislatura: aprobar unos Presupuestos que permitan aplicar el plan de choque social en un escenario de contención presupuestaria. La CUP ya ha anunciado que no pondrá la tarea fácil y mantendrán "el puño cerrado ante los recortes". Los anticapitalistas ya han puesto una primera condición sobre la mesa: recuperar el impuesto de sucesiones.

Junts pel Sí y la CUP empezarán a negociar en las próximas semanas, pero el primer intercambio de declaraciones ya ha puesto sobre la mesa las diferencias entre ambas formaciones. La diputada anticapitalista Eulàlia Reguant, en una entrevista en el diario Ara, apostó por ampliar el impuesto de sucesiones; un punto al que se negó el vicepresidente económico, Oriol Junqueras, en TV3. ERC y CDC ya recuperaron parte del gravamen del recorte que hizo el primer gobierno de Artur Mas. Según fuentes del Ejecutivo, en 2015 la recaudación pasó de 160 a 500 millones. "No se tocará más", zanjó Junqueras, quien consideró que hacerlo de nuevo podía conllevar a una "pérdida de capacidad recaudadora".

Los encargados de redactar los nuevos Presupuestos empezarán la tarea a mediados de febrero, una vez el Gobierno catalán haya aprobado una prórroga de las cuentas que permita adaptar la estructura de gasto al nuevo reparto de departamentos y aplicar las primeras medidas del plan de choque social: las relacionadas con pobreza infantil, pobreza energética y los desahucios.

El resto, el grueso de las acciones, deberán esperar a unas nuevas cuentas. Junts pel Sí buscará implicar a la CUP en la redacción de los Presupuesto para facilitar el posterior trámite parlamentario. Los anticapitalistas quieren que sus militantes sigan todo el proceso para que el aval o el rechazo a las cuentas no divida a la organización como lo hizo la investidura.

Junts pel Sí ha iniciado la estrategia para preparar las negociaciones, aparentemente ambigua: por un lado, defiende que solo con los Presupuestos se podrá aplicar todo el plan de choque, como apuntó la consejera de Presidencia,Neus Munté. Por otro, como expuso Junqueras, apuntan que una prórroga es viable. La CUP también sigue su camino, insistiendo en que la estabilidad del proceso soberanista no implica aprobar las cuentas. Ambos partidos quieren que Catalunya Sí que Es Pot se pueda sumar a la aprobación de medidas sociales, pero ayer Lluís Rabell ya alejó la posibilidad de avalar las cuentas.

Poco margen de maniobra

Junqueras aseguró que los Presupuestos del año pasado ya se elaboraron con la suficiente flexibilidad para que "fueran útiles" en caso de tener que prorrogarlos este año. Sin embargo, admitió que las medidas del plan de choque restan margen de maniobra, en especial cuando el Ejecutivo catalán se ha comprometido a subir el sueldo a sus empleados públicos un 1% y a restaurar en tres años la paga que se les suprimió en 2012.

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Fuentes de la Administración recordaron que la prórroga presupuestaria favorece los recortes, puesto que actúa como freno al gasto. Sin embargo, Junts pel Sí y la CUP han planteado para este año un escenario en el que debería producirse una expansión del gasto, más fácil de llevar adelante con unas cuentas públicas".

Sin embargo, ese aumento del gasto estará condicionado a los recursos disponibles. La Generalitat gasta una media de 24.000 millones al año, mientras que ingresa unos 20.000 millones. Este año recibirá entre 1.900 y 2.000 millones más de los recursos del modelo de financiación, pero deberá recortar el déficit en 800 millones y salvar el desfase sanitario que arrastra en los últimos años, que se ha abierto hasta los 900 millones de euros. Ello hace que la brecha entre gastos e ingresos siga rondando los 4.000 millones.

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