_
_
_
_
_

El 27-S se cuela en el pregón de La Mercè de Buenafuente

El cómico dice que Barcelona debe preservar la justicia social

Clara Blanchar
Andreu Buenafuente, pregonero de La Mercè 2015, en el Saló de Cent.
Andreu Buenafuente, pregonero de La Mercè 2015, en el Saló de Cent.Massimiliano Minocri

En Barcelona hay un bar que en la puerta advierte: “Prohibido hablar del tema”. No hace falta decir nada más. Todo el mundo sabe de qué tema se trata. Ni el pregón de la Mercè se ha librado. Del tema habló el humorista Andreu Buenafuente, el pregonero elegido por el flamante gobierno municipal que capitanea Ada Colau. En la solemnidad del Saló de Cent, Buenafuente hizo reír al público cuando en el tramo final de su pregón habló de la actualidad política. Buenafuente tiró de humor, una poderosa arma que permite hablar de cualquier cosa —“igual deberíamos hacer una estructura de Estado del buen humor”—, y se preguntó si “es posible que el debate identitario nos esté quitando el sentido del humor”. El pregonero defendió el derecho a decidir “lo que quiere que sea Cataluña”, a “decidir que no” y el derecho “y la obligación de no hacer sentir mal a nadie por discrepar”.

Buenafuente, en cualquier caso, dejó claro que, aunque la política le interesa, le suele decepcionar. Que él solo cree en su madre, en sus padres, gente de posguerra “que se partió los cuernos para dejarnos un mundo un poco mejor”.

Más información
Sistach: “No corresponde a la Iglesia proponer una opción concreta” el 27-S
La Mercè se marca un tango
Jarana cervecera

Política a parte, en el pregón del cómico no faltó una celebración a su oficio, “el trabajo de hacer reír”. El de quienes “animan esta gran sala de espera que es la vida” y se dedican a tocar la moral de vez en cuando y a hacer más soportable la vida al personal.

Tampoco eludió el relevo en el Ayuntamiento y lanzó varios guiños a la alcaldesa. A los que vaticinaban el apocalipsis les tranquilizó. Está todo en orden, aseguró: no hay okupas, ni animales sueltos, ni trabajadores con rastas. “Solo he echado de menos una cosa, el busto de Juan Carlos de Borbón”, ironizó.

Buenafuente celebró la Barcelona creativa, apasionada, paraguas para tanta gente que llega, y con rostro de mujer. Una ciudad que “tiene en el ADN jugar en primera línea pero también preservar la justicia social”. El cómico también habló de turismo. De los muchos turistas que hay: “Quizás habrá que controlarlo y hacer un poco de caso a los vecinos de la Barceloneta”, consideró tras relatar que de la alegría olímpica la ciudad pasó a “estandarizarse, a entristecerse, hasta hoy cuando parece que estamos todos cabreados”. El cómico expresó su deseo de que la ciudad de su hija se “más justa atrevida, respetuosa, menos rígida, autocomplaciente, y más ambiciosa y tolerante”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Finalizado el pregón, Buenafuente acompañó a toda la corporación al balcón —una tradición rescatada después de años de no hacerse—, donde tanto el cómico como Colau desearon a los barceloneses una buena fiesta y aplaudieron la iniciativa de convertir Barcelona en ciudad de acogida para refugiados de guerra.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_