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García Albiol pierde el poder en Badalona pese a ganar la calle

El exalcalde de Badalona (PP) ha generado tanto entusiasmo como rechazo por su discurso antiinmigración

Jesús García Bueno
Restos de carteles electorales del PP en Badalona.
Restos de carteles electorales del PP en Badalona.Gianluca Battista

Xavier García Albiol no necesita escalar para que le vean bien. Con sus 2,01 metros, el exjugador de los juveniles del Joventut y alcalde en funciones de Badalona trepa a un bloque de hormigón sobre la acera para aplaudir, saludar e inclinar la cabeza en señal de gratitud a los cientos de vecinos –él dirá más tarde, en Twitter, que fueron 1.500– que le rodean con palmas y gritos de “¡alcalde!”, “¡alcalde!”, “¡alcalde!”. Muchos son jubilados y lucen las gorras azules que el PP repartió durante la campaña electoral.

García Albiol (47 años) ha generado en la ciudad tanto entusiasmo como rechazo por su discurso de máxima dureza con la inmigración; en especial, con dos colectivos: los gitanos rumanos y los musulmanes. Pese a haber ganado las elecciones, desde el 24-M se supo fuera del poder: la coalición de izquierdas sumaba mayoría. El alcalde en funciones se rebeló contra lo que ha llamado “pacto de perdedores” y se dedicó a calentar las redes sociales. "Anímicament ha sido un golpe", admitió.  

Espontánea o dirigida, la concentración de los vecinos se celebró el martes en una confluencia de calles que es el límite difuso entre Llefià y La Salut, la zona cero de García Albiol, el lugar que le ha visto ganar y perder como político. Los dos barrios más poblados de la ciudad son también el mayor granero de votos de García Albiol. El 24 de mayo logró ser, por segunda vez, el candidato más votado: logró diez concejales, ganó en 30 de los 34 barrios de la tercera ciudad de Cataluña y subió también en porcentaje de sufragios. Y, sin embargo -una circunstancia que ha dividido a los vecinos– no repetirá como edil. ¿Por qué?

El auge y caída del gigante que ha dado al PP su único gran bastión en Cataluña puede rastrearse en esa misma plaza donde, el martes, recibió el calor de sus partidarios, a pocos metros de la C-31, la cicatriz de asfalto que parte en dos la ciudad. En un último intento por mantener la vara de mando, García Albiol utilizó ese apoyo popular para evitar que el PSC (cuatro concejales) diera su apoyo a la coalición de izquierdas (Guanyem Badalona, Esquerra, Iniciativa) que finalmente gobernará la ciudad. Los últimos días los ha dedicado el alcalde a denunciar una “alianza de perdedores” y a acusar a los socialistas de poner la ciudad en manos de “los independentistas radicales de la CUP” (integrada en Guanyem).

García Albiol cimentó su ascenso electoral en la frontera de Llefià y La Salut y siempre a costa de la inmigración. Ante los comicios de 2003, pidió denegar el empadronamiento a los extranjeros en situación irregular. Pero su gran trampolín fueron los problemas de convivencia con la comunidad de gitanos rumanos que reside en la zona. En 2007, sacó rédito de las protestas por la existencia de pisos patera donde se hacinaban familias de ese colectivo.

Tres años más tarde, cuando ya era jefe de la oposición y preparaba su ascenso al poder, repartió en el mercadillo semanal de La Salut, junto a la líder del PP catalán Alicia Sánchez Camacho, unos panfletos con el lema “no queremos rumanos”, en los que los vinculaba a la delincuencia. Esa y otras manifestaciones públicas (como cuando tildó al colectivo de “plaga” que había llegado a Badalona para “delinquir”) le costaron una causa judicial por incitación al odio de la que salió ileso.

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Las acusaciones de xenofobia no le impidieron (más bien al contrario) convertirse en alcalde el 2011. La oposición se conjuró para desbancarle del poder a la mínima ocasión, como ha ocurrido ahora. “Había un pacto previo de las fuerzas de izquierdas para buscar un gobierno alternativo. Albiol no fue un demócrata en la oposición, no ha tenido escrúpulos como alcalde y tampoco esperamos nada bueno de él en la nueva etapa”, señala Àlex Mañas, candidato de ICV. Mañas teme que, enfurecido y con diez concejales, el candidato popular se dedique a “incendiar” la ciudad y a poner a los vecinos “en contra” del nuevo equipo de gobierno (aún por formar) y de la futura alcaldesa, Dolors Sabater.

La oposición acusa a García Albiol de haber practicado una política de tierra quemada que, llegado el momento, le ha impedido tejer las alianzas necesarias para mantener el poder. El todavía alcalde en funciones lo niega: “Hemos conseguido que el 95% de nuestras propuestas hayan sido consensuadas”, dice el popular, quien recuerda además que ha logrado llegar a acuerdos puntuales con CiU y PSC. El alcalde está muy enfadado con la decisión de los socialistas de apoyar el gobierno alternativo: “He hablado con gente del PSC y me dicen que no comparten esa decisión”.

En su haber, García Albiol señala que Badalona ha sido declarada “la ciudad más transparente de España”, que ha “saneado las cuentas municipales” y, en especial, que cuenta con “el apoyo de los vecinos”. “He ganado las elecciones en la calle y voy a perder en el despacho”, asume. En una muestra de su estilo personalista, suele recordar que muchos de sus partidarios ni siquiera son votantes del Partido Popular, pero que confían en él para gestionar la ciudad.

El nuevo Gobierno local pretende dar “un giro social” a las políticas públicas y, en especial, “desterrar a los que atizan el odio y la xenofobia”, dice Mañas. El concejal electo de ICV señala que García Albiol ha basado su política en la división. “Y no solo por cuestiones de etnia”, agrega, “sino que también ha dividido a los vecinos”. Por ejemplo, a los del centro con la periferia. Mañas recuerda que otros gobiernos (siempre liderados por el PSC) invirtieron mucho más que Albiol en los barrios de la periferia, con más necesidades y donde se ha concentrado el mayor porcentaje de inmigración. El popular, admite, se ha sabido vender mejor.

“Albiol se ha convertido en el alcalde más popular, eso está claro. Utiliza tácticas del famoseo y del mundo de la farándula”, dice mañas. Las fotos en su cuenta de Twitter -haciéndose selfies con los vecinos, paseando por los mercadillos o deteniéndose en humildes bares de barrio- lo prueban. Nacido él mismo en un barrio obrero, hijo de padre almeriense y madre catalana, García Albiol siempre ha pisado la calle, donde se siente cómodo.

Pese a reconocerle méritos personales, le niegan éxitos en la gestión. “Ha practicado la xenofobia institucional”, dice Mañas en alusión a las numerosas polémicas que García Albiol ha protagonizado: con las inspecciones a locales comerciales regentados por extranjeros; con la prohibición de rezar en la calle durante el Ramadán, etcétera.

Una tienda de moda para señoras, en el cercano Paseo de la Salud, es como una Badalona a pequeña escala. “Yo solo digo que no quiero a una mora en el Ayuntamiento. Y menos que una mora me mande. El trabajo ha de ser para los españoles”, explica una de las tres empleadas del local. La propietaria piensa de un modo distinto: “Me alegra mucho el cambio. No me gusta García Albiol, creo que es un racista que divide a la gente. En mi tienda opinamos cosas distintas y nos llevamos bien”, agrega.

Frente a la empleada que no quiere a "la mora" -en alusión a Fátima Taleb, que iba en la lista de Guanyem Badalona y se convertirá en la primera concejal musulmana de la ciudad- la propietaria no simpatiza con el alcalde: “Como hay crisis, intenta buscar a un culpable, y ése es el inmigrante. De todos modos, como político es bueno porque es cercano, tiene carisma y se mete a la gente en el bolsillo; creo que tiene mucho recorrido y que Badalona se le quedará pequeña”.

Albiol que ha sido alcalde los últimos cuatro años, ganó las elecciones ampliamente con diez concejales pero lejos de la mayoría absoluta que está en los 14, una mayoría que sí alcanzan los cinco ediles de Badalona en Comú, los cuatro del PSC, los tres de ERC y los dos de ICV-EUiA.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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