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Sánchez-Camacho deja sin aclarar el espionaje en La Camarga

Sánchez-Camacho se desentiende de la grabación, pero la expareja de ‘Junior’ la acusa de mentir y la señala como promotora, junto a José Zaragoza

Foto: atlas | Vídeo: VIDEO: ATLAS

Las incógnitas que pesaban sobre el espionaje en el restaurante La Camarga de Barcelona no se desvelaron ayer en la comisión de investigación del caso Pujol y no parece que pueda ocurrir en el futuro. Durante nueve horas de declaraciones en el Parlament se escucharon versiones contradictorias sobre el origen de la grabación del almuerzo celebrado el 7 de julio de 2010 entre la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho y María Victoria Álvarez, expareja de Jordi Pujol Ferrusola.

Entonces eran amigas, militantes del mismo partido y eso explica que hablaran sin reparos sobre su vida privada en el almuerzo, pero en el Parlament se evidenció ayer la distancia que ahora las separa. Sánchez Camacho negó cualquier relación con el espionaje, se declaró víctima de los hechos y reiteró hasta la saciedad que ignoraba quién encargó la grabación.

Todo el mundo dice lo mismo de La Camarga, menos Alicia, pero la orden la dio José Zaragoza", ha dicho Álvarez

Álvarez, por el contrario, señaló a la líder del PP y a José Zaragoza, entonces secretario de organización del PSC y ahora diputado en el Congreso, como las personas que encargaron la grabación. “Lo decidieron en unos ratitos de ocio relajado”, dijo Álvarez para referirse a la relación de amistad que entonces tenían ambos. “Todo el mundo dice lo mismo del almuerzo de La Camarga, menos Alicia”, apostilló Álvarez, “pero la orden la dio Zaragoza, porque Alicia no quería poner el micrófono porque se ponía nerviosa”.

La justicia penal investigó el origen de la grabación, pero dio carpetazo después de que Sánchez Camacho “perdonase” a la agencia de detectives Método 3, que fue la que realizó el espionaje, a cambio de una indemnización de 80.000 euros en un procedimiento civil anterior. La hipótesis que se barajó entonces es que el PSC pagó los 1.750 euros que costó la grabación, e incluso estuvo imputada la gerente del partido, Lluïsa Bruguer, pero los jueces no pudieron ir más allá. Bruguer reiteró ayer en la comisión lo que ya dijo en su día en el juzgado: que de las arcas del PSC no salió el dinero de esa grabación, en contra de lo que sostiene Francisco Marco, director de la agencia de detectives, que declarará el lunes, al igual que Zaragoza.

Camacho, antes de entrar en la comisión.
Camacho, antes de entrar en la comisión.a. garcia
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Al margen de eso, la expareja de Pujol Ferrusola explicó de nuevo que a menudo viajaba con este a Andorra y que en una ocasión descubrió cuando pararon en una gasolinera de Lleida que llevaban una maleta repleta de billetes. “No te preocupes, que a mí nunca me pasa nada”, le respondió el primogénito del expresidente de la Generalitat cuando la mujer le preguntó por lo que estaba viendo. “Tal como eres, te veo capaz de decir que el dinero es mío”, según relató ayer. En otro momento, Álvarez anunció que en dos días podrá disponer de documentos que probarían que el origen del enriquecimiento de la familia Pujol pudiera proceder de Banca Catalana.

Álvarez también explicó que después de airearse el almuerzo en La Camarga le llegaron documentos y fotografías sobre los negocios de su expareja y de la familia Pujol que comunicó a la Oficina Antifraude de Cataluña. “Fue lo peor que pude hacer, porque el director [Daniel de Alfonsos] estuvo un mes haciéndome la pelota, pero luego cerró el caso y toda la documentación acabó en CiU”, explicó.

Victoria Álvarez acusa al director de Antifraude de favorecer a CiU

En otro momento, la compareciente tampoco se mordió la lengua para cargar contra la que fue su pareja dos años, del que dijo sentir miedo, “porque es un señor que levanta la mano fácilmente”. También aseguró que Jordi Pujol Ferrusola le dijo en una ocasión que “el único amigo que tenía era Felip Puig”, consejero de Empresa y Ocupación, y que el primogéntido nunca le habló de que administrara ningún legado de su abuelo, que se ha señalado como el origen de la fortuna oculta confesada el pasado 25 de julio.

Camacho dice que no había pruebas sólidas para denunciar el caso

Por su parte, Sánchez-Camacho explicó que no denunció los hechos que le relató Álvarez sobre su expareja durante el almuerzo de La Camarga porque no podía probarlo. “Mis abogados me aseguraron que eran vaguedades”, dijo. La versión de la líder del PP es que la polémica grabación que se conoce ha sido “editada y manipulada”.

Por lo demás, Sánchez-Camacho intentó justificar sus ausencias a los requerimientos que le ha hecho el Parlament para que acudiera a la Comisión de Asuntos Institucionales. Otra cosa es la comisión de investigación, vino a decir, a la que tiene obligación legal de acudir, aunque no lo harán el próximo lunes ni el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ni el de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ni Jorge Moragas, jefe de gabinete de Rajoy. Los tres han comunicado al presidente de la comisión, David Fernández, que no acudirán porque la única cámara ante la que tienen que rendir cuentas es el Congreso.

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Sánchez-Camacho se extendió en su comparecencia, que duró casi cinco horas, con explicaciones reiterativas y anunciando que se guardaba para el final una sorpresa que resultó ser la lectura de un artículo periodístico. También intentó crear interés hasta que reveló que el PP de Cataluña denunció en su día la colocación de micros y cámaras de grabación con una tecnología desfada en un restaurante de Barcelona en el que es habitual que acuda la dirección del partido y los miembros de Gobierno, cuando vienen de visita. Álvarez fue menos escrupulosa y desveló el nombre de ese y de otro local frecuentado habitualmente por esos políticos.

La oposición se lanzó en tromba sobre Sánchez-Camacho a la que se acusó, entre otras cosas, de “hacer de correa de transmisión de las cloacas del Estado” porque, por ejemplo, en el almuerzo de La Camarga le pidió a Álvarez los teléfonos móviles de su expareja. “Lo hice por curiosidad”, dijo la diputada para disculparse, pero Oriol Amorós vino a insinuar que los facilitó a la policía para que se realizaran escuchas que se han acabado empleando en contra de Junior en el proceso judicial.

También fue interrogada hasta la líder del PP sobre la famosa frase que pronunció en el almuerzo de La Camarga de que tiene “un fiscal amigo”, en referencia al que lleva el caso Palau. Sus explicaciones genéricas sobre la fiscalía para justificarse resultaron poco convincentes.

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