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Un ecléctico de la política

Lara fue un empresario cercano al poder, pero nunca se privó de decir lo que pensaba El editor amenazó con trasladar la sede de Planeta si Cataluña se independizaba

José Manuel Lara fue siempre un empresario cercano al poder. La atalaya que le dieron la presidencia de su conglomerado, de lobbies como el Círculo de Economía o el Instituto de la Empresa Familiar o su participación en foros como el Puente Aéreo mantuvieron un hilo directo con las principales instituciones del Estado. Aunque se le atribuye más cercanía al PP, Lara fue un empresario políticamente ecléctico. Prueba de ello es que ostentaba a la vez la Creu de Sant Jordi (2007) o la Orden del Mérito de la Guardia Civil (2012), que compatibilizó a la vez la propiedad del diario La Razón con una participación en Avui y que englobó en su grupo a dos televisiones como Antena 3 y La Sexta. Su proximidad al poder político nunca lo privó de decir lo que pensaba, y ya en 2007 advirtió del “peligro de divorcio” entre Cataluña y el resto de España. En los últimos años, fue especialmente crítico con las posiciones soberanistas de Artur Mas y la estrategia que adoptó respecto a Cataluña Mariano Rajoy, e incluso amenazó de llevarse sus empresas a Cuenca en caso de que la independencia prosperara.

La influencia de Lara sobre los políticos se remonta ya cuando era joven. Fuentes que han trabajado cerca del empresario explican su amistad con el exministro Pío Cabanillas cuando éste militaba en UCD. Pero también cenaba con frecuencia con José María Aznar y mantuvo buenas relaciones con José Luis Rodríguez Zapatero. Fue en una reunión del Círculo de Economía en mayo de 2008 cuando los micrófonos grabaron una conversación entre el editor y Zapatero en la que el primero le aconsejaba sobre cómo afrontar ante los medios la crisis económica. “No hables tú, que hable [el exministro de Economía Pedro Solbes]. No te quemes tú porque puedes quedar mal al ser el presidente”, le espetó Lara. También mantenía buenas relaciones con Juan Carlos I, que no dudaba en consultar y recibir al empresario para conocer de primera mano la situación generada en Cataluña en los últimos años.

Lara hizo gala de su eclecticismo político en numerosas ocasiones. “Soy catalán, però també sóc espanyol” ["Soy catalán, pero también soy español"], dijo en la presentación de los Premios Planeta 2012. “Soy perico, pero no anticulé”, aseguró en otra ocasión. Sin embargo, esa heterodoxia no le privó nunca de exponer sus argumentos en público. Y eso formando parte de un empresariado, el catalán, que siempre se ha distinguido por mantener un perfil público muy bajo. Bajo su presidencia, el Círculo de Economía emitía en 2007 un documento en el que pedía “autocrítica” a la sociedad civil catalana en lugar de culpar siempre a Madrid. “Estamos perdiendo centros de poder y de decisión económicos y debemos ser exigentes con nosotros mismos”, dijo entonces. Esa crítica no le privó, sin embargo, de ir al día siguiente a Madrid y advertir del “peligro serio de divorcio” entre Cataluña y el resto de España a causa de una situación en la que los catalanes se sentían “maltratados en el Estado español”.

Desde el principio, el editor lo tuvo claro: "La independencia es imposible y lo saben todos"

Esa intervención ha sido recordada a menudo por el editor catalán desde que en septiembre de 2012 fracasara la reunión entre Mas y Rajoy que llevó al primero a convocar elecciones anticipadas y a asumir postulados independentistas. Ese mismo mes Lara revelaba en la radio lo que ya había trasladado a Mas unos días antes. “Yo lo tengo más fácil que nadie. No hay ningún negocio editorial que tenga su sede en un país extranjero que hable otro idioma. Es absurdo. La sede se tendría que ir a Zaragoza, Madrid o Cuenca”, declaró Lara, levantando una tremenda polvareda política. Desde el principio, el editor lo tuvo claro: “La independencia es imposible y lo saben todos”. Y advirtió a unos y otros: “Otra guerra del cava dejará muertos y heridos graves”. Sin embargo, Lara siempre repartió las culpas a ambos ejecutivos, a Mas y a Rajoy. Al primero por rodearse de malos consejeros, y al segundo por aprobar leyes como la de Educación. Y a ambos, por “jugar con los sentimientos” de la ciudadanía. “Es muy peligroso jugar con el nacionalismo catalán y despertar el antinacionalismo catalán en España”. El desasosiego, al final, le llevó a sugerir a la clase política que se encerrara en un “frenopático” para discutir.

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