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La fundación de Paterna aún debe 600.000 euros por la superguardería

El centro solo estuvo abierto ocho meses y ya ha costado 6,5 millones La fiscalía tiene sobre la mesa una denuncia sobre el centro inaugurado por la infanta Elena

Ignacio Zafra
La superguardería de Paterna, Tic Tac, que ha costado 6,5 millones y aún tiene deudas.
La superguardería de Paterna, Tic Tac, que ha costado 6,5 millones y aún tiene deudas.josé jordán

La Fundación para la Innovación de la Infancia de la Comunidad Valenciana (FIICV), creada por el Instituto Tecnológico de la Construcción (Aidico) y el Ayuntamiento de Paterna, y denunciada a la fiscalía por la alcaldesa de este municipio y vicepresidenta de la entidad, Elena Martínez, del PP, gastó cerca de 6,5 millones de euros en la construcción y puesta en marcha de una superguardería inaugurada el año pasado por la infanta Elena y que solo ha permanecido abierta ocho meses. La fiscalía estudia ahora la denuncia de la regidora, en la que se apuntan posibles delitos de malversación de caudales públicos o apropiación indebida. Pero después de todo lo gastado, la fundación aún debe otros 600.000 euros a la empresa que construyó las instalaciones, Bertolín, según admite su presidente, Ramón Congost, que fue también hasta hace poco director de Aidico.

Congost, contra quien se dirige en buena medida la denuncia presentada por la alcaldesa de Paterna, rebaja el importe que según varias fuentes ha gastado FIICV en sus siete años de existencia. “No llega a seis millones y medio. Serán cinco millones o algo así”, afirma. El presidente de la fundación admite, sin embargo, que a la fundación le quedan por pagar 600.000 euros más a la empresa que construyó el imponente complejo de edificios circulares que alojó la guardería. Cuando elaboró el proyecto, la fundación no previó que tendría que pagar el IVA por el inmueble, y Hacienda reclama ahora 600.000 euros, que FIICV tendrá que pagar a Bertolín si la justicia no acepta los argumentos de su recurso, cuenta Congost.

Préstamos y viajes

La Fundación para la Innovación de la Infancia se creó en 2007 cuando los socialistas gobernaban Paterna. Pero ese mismo año alcanzó la alcaldía el popular Lorenzo Agustí, que dimitió en julio tras verse doblemente imputado por otras supuestas irregularidades. La denuncia presentada por la nueva regidora salpica a su predecesor, que fue vicepresidente de la fundación desde 2007 hasta 2014 y que unos días antes de presentar su renuncia escribió una misiva a Aidico pidiendo al instituto que devolviera un préstamo de casi 300.000 euros que la fundación había coincidido a Aidico. Congost, que tenía poderes para disponer de los fondos de la fundación, cuyos recursos provenían mayoritariamente de Paterna, reconoce el flujo de dinero de FIICV hacia Aidico. Pero sostiene que se destinó a cubrir gastos de la fundación y que no hubo ningún crédito. Esa es la controversia que la alcaldesa de Paterna ha llevado ahora a la fiscalía.

Este periódico ha intentado contactar reiteradamente con Agustí para conocer su versión de lo sucedido. Un portavoz del Consistorio de Paterna, al que el exregidor no está vinculado, señala que hace meses Agustí ya advirtió que al renunciar a la política lo hacía también a las declaraciones públicas.

La oposición municipal socialista recuerda que la fundación no ha sido la única relación que el exalcalde ha mantenido con Aidico. En 2012, Agustí fue preguntado por el coste de uno de los viajes que el regidor hizo a China, relacionado al parecer con la promoción de la zona franca que el entonces alcalde intentó crear sin éxito en el municipio. El Gobierno local respondió a las críticas afirmando que el viaje había salido gratis porque los gastos de Agustí y su séquito los había asumido el Instituto Tecnológico de la Construcción, Aidico.

El gasto imprevisto se suma a otro error de cálculo. La superguardería se diseñó para 150 niños y solo logró atraer a 40. Congost achaca, sin embargo, el fracaso de la iniciativa a factores externos. De un lado, a “la burocracia”, que ralentizó una obra que proyectada en 2007. Los retrasos provocaron la suspensión, en dos ocasiones, de la invitación dirigida a la infanta Elena para que inaugurase la escuela infantil, llamada Tic Tac, porque los trabajos no habían concluido. Por otro lado, Congost culpa a la crisis, que habría echado atrás a familias interesadas. Aunque se erigió fundamentalmente con recursos públicos, la guardería costaba 300 euros al mes.

Congost habla de la idea de la guardería como de un “proyecto personal”, de una criatura a la que quiere “como si fuera un hijo”. Pero ¿por qué se embarcó el Instituto Tecnológico de la Construcción en la iniciativa de levantar y gestionar una guardería a través de una fundación compartida con el Ayuntamiento de Paterna?

El exdirector de Aidico, institución que abandonó este verano dejándola a las puertas del concurso de acreedores, lo explica resaltando su “sensibilidad por los niños”. Congost afirma que en un primer momento la idea de una escuela infantil en el Parque Tecnológico de Paterna surgió en conversaciones con responsables de otros institutos tecnológicos que, como el suyo, estaban en el Parque Tecnológico de Paterna. En el momento de traducir las intenciones a los hechos, sigue, el resto de directores “se echaron atrás” y él se quedó “solo ante el peligro”.

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“El Ayuntamiento de Paterna nos cedía el terreno. El Instituto Valenciano de Finanzas nos financiaba. Era una cosa muy persona mía que a Aidico le pareció bien, y nos lanzamos”, afirma. Congost quita importancia al hecho de que una de las pocas personas que ha estado cobrando de la fundación desde antes de que se terminase el edificio fuera su actual nuera. Hace unos meses, el diario Levante publicó que la fundación que la redacción del proyecto y la dirección de la obra de la superguardería fueron encargados a un despacho de arquitectos fundado en su día por su hijo. Congost también defendió entonces que todo se había hecho bien.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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