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Los empresarios catalanes presionan a Rajoy para que abra una vía federal

Grandes corporaciones envían por escrito al presidente del Gobierno sus propuestas en favor de una tercera vía federal que ponga fin al conflicto soberanista

Mariano Rajoy, junto al presidente del Círculo de Economía, durante una reunión de empresarios en Sitges el pasado mes de mayo.
Mariano Rajoy, junto al presidente del Círculo de Economía, durante una reunión de empresarios en Sitges el pasado mes de mayo.SUSANNA SÀEZ (EFE)

A cuatro meses del 9 de noviembre, la fecha que Artur Mas se ha marcado para celebrar la consulta soberanista, los directivos de las grandes empresas catalanas se han convertido en una suerte de embajadores de la tercera vía, una solución pactada que modifique el encaje de Cataluña en España y evite el avance de las posiciones secesionistas. Con el convencimiento de que Mariano Rajoy debe mover ficha, en los últimos meses han intensificado su agenda con políticos y empresarios madrileños cercanos al presidente e incluso han remitido documentos con propuestas concretas a La Moncloa para tratar de desbloquear las relaciones entre los Ejecutivos de Madrid y Barcelona, según coinciden varias fuentes.

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Los empresarios valoran que Rajoy y Mas retomen el diálogo tras meses de bloqueo entre los dos Gobiernos. Sin embargo, la mayoría de los empresarios consultados son pesimistas con los frutos que pueda dar la reunión entre los dos presidentes. La posibilidad de lleguen las vacaciones sin que se haya producido ningún avance les preocupa sobremanera, en especial porque a la vuelta de verano habrá otra Diada (el día de Cataluña, que se celebra cada 11 de septiembre) con una nueva manifestación en Barcelona que se prevé multitudinaria, se aprobará la ley de consultas y el 9-N es el día previsto en principio para la votación.

Las grandes empresas y el mundo financiero catalán son los principales defensores de la llamada tercera vía. La perfiló el pasado 20 de junio recientemente en una cena ante empresarios en Oviedo el jefe de la patronal de Fomento del Trabajo, Joaquim Gay de Montellà, quien siempre recuerda que su bisabuelo, Lluís Ferrer-Vidal, fue uno de los encargados de llevar a la reina regente María Cristina la petición del concierto económico para Cataluña en 1897. En Oviedo, Gay de Montellà propuso un gran acuerdo con cuatro pilares: el reconocimiento de Cataluña como nación —lo que exigiría una reforma constitucional—, plenas competencias en lengua y cultura, un pacto fiscal para que Cataluña recaude y gestione todos los tributos mediante una Agencia Tributaria propia y plena capacidad para la organización local.

Los directivos han contactado con sus colegas cercanos al presidente

Esa demanda se ha hecho llegar a Rajoy, aunque fuentes conocedoras de esos contactos lamentan que el Gobierno se ha enrocado en el no a todas las propuestas al considerar que la consulta está fuera de la Constitución. Un empresario que pide no ser citado asegura que Rajoy está rodeado por un “ejército” de abogados del Estado que le recuerdan constantemente que una consulta sería ilegal. “Le dicen además que con prohibirla se resuelve el problema, pero no es así”, opina.

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El empresariado catalán se siente especialmente incómodo cuando debe hablar sobre la consulta, que en general acepta solo si es legal y acordada. Ayer volvió a expresarse en esa dirección el presidente de Freixenet, José Luis Bonet, quien en una entrevista en TV3 aseguró: “Fuera de lo que es el acuerdo y la ley, no me parece bien”. El empresario, que también preside el Foro de Marcas Renombradas, abogó por no “menospreciar” el conflicto y sentarse para hallar una “solución” al tiempo que aseguró no haberse “preocupado de pensar cosas” que no van a pasar, en referencia a una eventual independencia de Cataluña.

En el último año, han proliferado los informes sobre cómo influiría una eventual secesión de Cataluña en la economía de la comunidad. El último, de la Cámara de Comercio de Barcelona, señala que afectaría sobre todo a las grandes corporaciones y a las finanzas y que dependería del grado de conflicto entre las partes. Los empresarios tratan de acercar a ambas partes, aunque coinciden en que la solución deben hallarla Mas y Rajoy. De hecho, se irritaron cuando el ministro Alberto Ruiz-Gallardón los instó en una cena en Barcelona a que frenaran a Mas y también cuando el presidente catalán les pidió que se implicaran en el proceso.

Para acercar posturas, los empresarios han tratado de facilitar encuentros entre políticos y la sociedad civil de Madrid y Barcelona y han buscado aliados fuera de Cataluña que apoyen la tercera vía. Las élites catalanas han ido promoviendo grupos de trabajo en Madrid y Barcelona, como el Foro Almagro o el Puente Aéreo, y a la vez han intensificado sus relaciones con el líder de la patronal valenciana, José Vicente González, y la presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol. De hecho, el jefe de las empresas valencianas ya protestó cuando este mes el presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, afirmó que sin una mejora de la financiación cabía el peligro de una expansión independentista hacia su región. “Cataluña es el primer cliente de la comunidad y el primer proveedor. Y yo con mi principal cliente y mi principal proveedor quiero llevarme bien”, le recordó González.

Tras el verano se espera una Diada independentista y multitudinaria

Otro de los lobbies que está elaborando un documento que esboce una posible reforma institucional para dar encaje a Cataluña es el Círculo de Economía mediante una comisión que lidera Joan Roca, vicepresidente del despacho Roca Junyent. La entidad ha abordado el asunto en varias conferencias, como la que dio Miguel Sanz, expresidente de Navarra, para analizar el modelo fiscal de esa comunidad, u otra del exdiputado Miguel Herrero de Miñón, que propuso incluir un posible acuerdo entre Cataluña y España en la Constitución mediante una disposición adicional.

El presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, reclamó a Mas en unas jornadas en Sitges que dé una “segunda oportunidad” al diálogo para avanzar hacia una “reforma constitucional” que a su vez podría dar lugar a la consulta. En el cierre de las jornadas, Costas pidió a Rajoy que desoyera a quienes le recomendaban seguir en el “inmovilismo” y abordara una reforma de la Constitución. “La tentación de no hacer nada nos lleva a los extremos”, aseguró.

El periodista y exdirigente del PP Manuel Milián Mestre está convencido de que Artur Mas se sentará a negociar si Rajoy pone una propuesta encima de la mesa. También cree que si al final hay una tercera vía será porque los empresarios luchan por ella. De hecho, entre el empresariado cunde la opinión de que una oferta atractiva de Rajoy desactivaría buena parte del independentismo a la espera de un acuerdo.

Milián lamenta la retirada de políticos moderados en un momento tan complicado para Cataluña. Josep Antoni Duran está en vías de marcharse. “No es una buena noticia que Pérez Rubalcaba lo haya dejado”, añade. De hecho, un empresario catalán consultado se confiesa pesimista porque a su juicio Rajoy no moverá ficha sin tener atado el apoyo del líder de la oposición. Y, dice, Pedro Sánchez todavía necesita tiempo para tomar las riendas del PSOE.

Los directivos de las grandes corporaciones también han sugerido al Rey que medie entre las partes. Lo hicieron, cuentan fuentes empresariales, en una cena en casa del conde de Godó cuando Felipe VI todavía era Príncipe de Asturias. De hecho, desde comienzos de este año el Monarca ha mantenido reuniones con decenas de empresarios. El encuentro de Felipe VI y Artur Mas en una cena en Girona a finales del mes pasado levantó expectativas, pero varios asistentes coinciden en que ambos no estuvieron solos en toda la noche.

El hundimiento de los partidos centrales en Cataluña en favor de los hasta ahora minoritarios también preocupa entre los empresarios. La debilidad de las dos grandes formaciones nacionales no ayuda a estabilizar la situación. El PP y los socialistas solo sumaron un 24% de los votos en Cataluña las pasadas elecciones, frente al 49% que cosecharon en el conjunto de España. El PSC, el principal impulsor de una tercera vía en Cataluña, quedó relegado a la tercera posición, un resultado que se saldó con la dimisión de su líder, Pere Navarro. En el PP, que también perdió la mitad de la cuota de voto, no hubo dimisiones.

El jefe de la patronal propone reconocer a Cataluña como nación

José Montilla, expresidente de la Generalitat, defiende que, a pesar de todo, los partidos políticos no deben dejarse llevar por la marea soberanista ni “hacer seguidismo en función de las circunstancias”. “Han de tener proyecto y defenderlo contra corriente, incluso se ha de ser minoritario en determinados momentos”, señala.

La tercera vía por la que abogan los empresarios no dista de la que se ha propuesto con más o menos ahínco desde los sectores más moderados de CiU, particularmente desde Unió Democràtica, o desde el socialismo catalán, como la que formuló Miquel Iceta, líder electo del PSC. Joan Majó, ministro de Industria con Felipe González, enumera cuáles deberían ser las bases de esta tercera vía: reconocimiento de la “identidad nacional y lingüística”, capacidad de recaudación fiscal con obligación de una cuota de solidaridad limitada y competencias exclusivas para la Generalitat en materia de política lingüística, cultural y de educación. Además, cree necesario transferir a la Generalitat la competencia sobre la gestión de las infraestructuras y la puesta en marcha de instituciones políticas españolas de carácter federal.

¿Cabría una consulta solo en Cataluña de este nuevo marco? Según Majó, “en tanto en cuanto la nueva situación pactada necesitará cambios constitucionales, en algún momento será imprescindible un pronunciamiento general”. “Pero la situación de parálisis y confusión que se ha generado hace que sea bueno y urgente conocer las preferencias de los catalanes entre una salida como la indicada o una ruptura radical, que en cualquier caso también deberá ser negociada entre Cataluña y España”, señala. El exministro recalca que no se podrá olvidar el papel que, de una u otra forma, jugará la Unión Europea.

También sugiere competencias plenas en lengua y cultura

Las patronales esperan que la reunión entre los dos presidentes no acabe como la que mantuvieron en septiembre de 2012. “Entonces Rajoy pensaba más en Galicia y Mas creía que iba a conseguir mayoría absoluta después de la manifestación de la Diada”, recuerda un empresario. Sin embargo, el entorno de Mas no es optimista. “El Gobierno no va a ofrecer nada a Cataluña, estamos convencidos de ello”, asegura un destacado miembro del Ejecutivo catalán. En las últimas semanas solo ha habido una pequeña señal de distensión cuando la ministra de Fomento, Ana Pastor, acordó con el consejero catalán Santi Vila la retirada de una medida que obligaba a los puertos rentables a financiar con la mitad de sus beneficios los accesos a otras instalaciones portuarias. En cambio, Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, decidió dar un portazo a la reforma de la financiación autonómica, sin la que el Gobierno de Mas da por imposible cumplir con los objetivos de déficit marcados.

Tras las vacaciones, habrá la Diada, el día 11, y la ley de Consultas llegará al Parlamento catalán.Este es el texto que pretende utilizar para dar cobertura legal a la consulta del 9 de noviembre. Nadie se atreve a pronosticar qué ocurrirá después, una vez el Gobierno impugne esta votación. Todo apunta a unas elecciones autonómicas anticipadas, pero el mal estado de forma de la federación CiU hace dudar a Artur Mas. De ahí que muchos en los sectores soberanistas aboguen por una coalición entre Esquerra y Convergència, probablemente sin Unió Democràtica.

Muchos avisan también de que el duelo entre Gobierno y Generalitat no acabará en otoño. Los socialistas creen que después será el momento para poner encima de la mesa una propuesta de tercera vía, con reforma constitucional incluida. Montilla aboga por esta vía: “Ni el problema desaparecerá ni seremos independientes el año que viene. Al final se tiene que llegar a un acuerdo”. Pero los empresarios desearían no tener que llegar hasta ahí.

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