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La burbuja que más resiste

El cierre en A Coruña del segundo centro comercial de Galicia y la saturación de estos negocios no frena la tramitación de nuevos proyectos

Centro comercial Dolce Vita, que ha cerrado en A Coruña con solo cinco años de vida.
Centro comercial Dolce Vita, que ha cerrado en A Coruña con solo cinco años de vida.GABRIEL TIZÓN

Nadie se atreve a aventurar alguna alternativa para Dolce Vita, esa gran mole de colorida fachada acristalada que se asienta en el polígono coruñés de A Grela. El segundo centro comercial más grande de Galicia (62.000 metros cuadrados de Superficie Bruta Alquilable, 2.700 plazas de aparcamiento) echó el cierre en enero, tras solo cinco años de actividad y nueve de sus 180 locales ocupados. Cuando abrió ya había crisis, caída del consumo y estaban activadas todas las alertas por la “saturación insostenible” de negocios de la distribución a gran escala en Galicia, alertaban los expertos.

La autonomía multiplicó por 20, esta década, la superficie ocupada por esos centros y pasó de estar entre las que menos tenían a integrar el grupo de las seis con exceso de oferta. Se mantiene, no obstante, en la media nacional (342 metros cuadrados por cada mil habitantes) debido a la baja densidad en Lugo y Ourense. Pero todas las advertencias fueron vanas. Continúa la expansión. Abrió hace tres meses uno nuevo en Ferrol, en la provincia con más densidad comercial de España, y se proyecta en Vigo otro gigantesco, de los mayores de Europa.

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La clausura de Dolce Vita, lejos de frenar nuevos proyectos, se presenta en el sector como una excepción —es el segundo en España, tras el madrileño Avenida M40 en 2010—. No habrá más, aseguran. incluido el portugués Chamartín, dueño de la mitad del ahora cerrado Dolce Vita. Y por mucho que otras muchas de las 37 grandes superficies en Galicia agonicen o sobrevivan malamente. Generan empleos, su cuota en el mercado minorista es del 16%, y “a pesar de la crisis siguen atrayendo inversores internacionales”, arguyen desde la Asociación Española de Centros Comerciales. “El mercado en España presenta excelentes oportunidades para reposicionar centros que tras la recesión precisan una nueva estrategia”, explicó Henderson Global Investors, al cambiar hace una semana la gerencia y plan de negocio en Espacio Coruña. Vecino desde 2009 del finado Dolce Vita, sus 42.000 metros cuadrados suman también muchas deserciones.

Las cifras de densidad comercial dan vértigo. A Coruña, con al cierre de 2013 el equivalente a 52 campos de fútbol ocupados por estos templos de las compras y el ocio —el 58% de Galicia—, supera con creces los 500 metros cuadrados por cada mil habitantes. La saturación es sangrante en su capital provincial. Pese a ser la segunda más pequeña de España en superficie, tiene tres veces más de suelo ocupado por esos negocios (395.380 metros cuadrados) que Cantabria, o duplica el de Navarra o Baleares.

Dolce Vita fue victima de la crisis y el exceso de competencia, además de la negativa del sector financiero a aportar dinero para relanzarlo, afirman sus dueños. Nacido sin cine, a diferencia de sus competidores, no resistió la apertura en 2011 a apenas medio kilómetro, del gigante Marineda City. Tras media docena de inauguraciones en diciembre, dice tener un 95% de ocupación (175.000 metros cuadrados, incluido Ikea, un hotel de 113 habitaciones y un Business Center). Dolce Vita perdió por el contrario en año y medio su gran hipermercado, así como todas las marcas de Inditex o otras importantes. Fue el único sitio de España donde la irlandesa Primark cerró una tienda.

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Pero todo estos datos no fueron obstáculos para los promotores del nuevo Parque Ferrol. Duplica, con 23.000 metros cuadrados, la oferta ya existente en esa ciudad, colindante con Narón, hasta entonces la tercera localidad en la provincia coruñesa con más centros comerciales (26.075 metros cuadrados, casi a la par que Pontevedra capital). Y Eurofund, fondo de inversión británico, dice mantener intacto y vivo su proyecto de colocar en Vigo o en su provincia su descomunal proyecto dedicado al ocio y las compras, aún mayor que Marineda City, pese al veto de los comuneros de Porto Cabrales, que lograron paralizarlo de momento.

“Me pregunto qué clase de estudios de mercado manejan los promotores de esos nuevos proyectos”, comenta, perplejo, Miguel Agromayor, presidente de la Federación Provincial de Comercio de A Coruña. Solo en la ciudad, se cerraron más de 4.000 locales a pie de calle desde el año 2.000 mientras los centros comerciales pasaban de dos a nueve. “Si aún se les puede llamar así al del Papagayo”, razona Agromayor, en referencia al del centro de la ciudad que tiene por único inquilino a un hipermercado en su sótano. O al del barrio periférico de Elviña, que tras ocho años solo mantiene el mercado, un hiper y las oficinas de la Consellería de Traballo.

Y las localidades medianas, añade Agromayor, también cuentan con grandes superficies que evitan desplazarse a las ciudades, pero malviven. La de Carballo tiene la mitad de los locales sin inquilinos. En Santiago, Área Central, tras ver sus cines y las enseñas de Inditex mudarse al cercano As Cancelas, otro grande de Galicia (50.800 metros cuadrados), intenta resistir tirando los precios de alquiler (seis euros el metro cuadrado). Está por ver que la fórmula funcione.

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