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Industria realiza trámites de la mina de oro tras anunciar que la paraba

La consellería convoca a un afectado para que presente alegaciones

Trabajo mineros en Corcoesto
Trabajo mineros en CorcoestoEFE

A un domicilio de la parroquia de Corcoesto, en Cabana de Bergantiños, llegó ayer por la mañana una carta con membrete de la Xunta. La firma, con fecha 30 de octubre de 2013, el director general de Enerxía e Minas, Ángel Bernardo Tahoces, y convoca por escrito a un afectado por el proyecto de la mina de oro para que presente sus alegaciones y los argumentos que considere oportunos a la hora de defender su postura. Lo llamativo para este vecino y los demás propietarios de terrenos que ahora están alerta, esperando recibir cartas similares, es que este trámite se produce medio mes después de que Alberto Núñez Feijóo, el pasado 15 de octubre, durante el debate sobre el estado de la autonomía, proclamase por sorpresa el carpetazo definitivo al proyecto de la compañía canadiense Edgewater logrando sembrar el desconcierto en la oposición. De las bombas de palenque de aquel día, en Corcoesto han pasado al desconcierto. Se consideran víctimas de la “opacidad” administrativa y no saben a qué tienen que alegar ahora, si a la propia mina o a las razones económicas (que no medioambientales) que esgrime Industria para cerrar a Edgewater la boca de la mina.

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El “asunto” del escrito remitido por Industria a uno de los perjudicados por los planes de la minera indica en letras mayúsculas que se trata del “trámite de audiencia en la solicitud de aprobación del proyecto de explotación de oro” en Corcoesto. El afectado cuenta, según se informa, con un plazo de 10 días para “alegar y presentar todos los documentos y justificaciones que estime pertinentes en relación con este procedimiento”. A continuación se señala al vecino de Corcoesto, tal y como contempla la ley que cita la carta, que está a tiempo, dentro de ese mismo plazo, de echarse atrás y “no efectuar alegaciones” ni presentar más documentación que respalde sus derechos frente a la minera. En el comunicado de la Xunta nada se dice de la decisión tomada por la consellería que dirige Francisco Conde de archivar para siempre el expediente de explotación minera a favor de Edgewater Exploration. Incluso, en el último párrafo, se especifica que “transcurrido el plazo concedido y vistas las alegaciones, documentos y justificaciones que en su caso se presentasen, se dictará la propuesta de resolución que corresponde”.

Este periódico pidió ayer por la tarde a la Consellería de Industria una explicación sobre el trámite de audiencia al afectado, 15 días después de anunciarse el carpetazo, y la respuesta de un portavoz oficial fue la siguiente: “Como en todos los procesos administrativos, una vez comunicada la no autorización, se abre un plazo de audiencia a las partes interesadas antes de la resolución”.

Carta remitida a una de las vecinas
Carta remitida a una de las vecinas

La filial gallega de la aurífera canadiense, Mineira de Corcoesto, ha confirmado que, efectivamente, la Xunta les envió recientemente la notificación del carpetazo por escrito. El día antes de anunciar Feijóo la decisión sobre Edgewater en el Parlamento, sus responsables recibieron la noticia de palabra pero no una notificación oficial, y en la empresa no sentó bien que pocas horas después el presidente eligiese ese escenario, en plena retransmisión en directo de su discurso, para hacerlo público. Según el asesor jurídico de la persona que recibió esta carta firmada por Tahoces, una vez cumplido el plazo para recabar alegaciones, la Xunta “aún tendrá que presentar una propuesta de resolución y resolver, y cabe también la posibilidad de abrir un nuevo periodo de información pública, dilatando todavía más el proceso”. De la carta, sigue defendiendo el abogado, “lo único que podemos concluir es que la orden de Feijóo y lo que anunció a bombo y platillo en la Cámara no se produjo todavía”.

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Mientras tanto, Edgewater sigue intentando tapar las vías de agua que amenazan con hundirla, abiertas por la decisión de la Xunta y por la contestación social a su proyecto. Ayer, en la bolsa de Toronto, las acciones volvieron a tocar suelo: 0,06 dólares, la misma cotización que el día en que Feijóo hizo el inesperado anuncio. Entre las dos fechas, había logrado aupar el precio a un escueto 0,075 después de que la cúpula de la empresa negase a la prensa americana que todo, en Galicia, estuviese acabado. Edgewater “llegará hasta el final” del trámite administrativo, agotará todas las vías, avisa un portavoz. “Y, paralelamente, mantiene conversaciones con inversores para ganar músculo financiero”.

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