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La dimisión del director general agrava aún más la situación de RTVA

Pablo Carrasco deja su cargo año y medio antes de finalizar su mandato

Pablo Carrasco, al inicio de la rueda de prensa de este mediodía.
Pablo Carrasco, al inicio de la rueda de prensa de este mediodía.J. ROJAS

Pablo Carrasco, el primer director general de la Radio Televisión de Andalucía (RTVA) elegido por el Parlamento, ha sido también el primero en presentar su dimisión cuando aún le faltaba un año y medio para finalizar su mandato. Carrasco comunicó este martes su renuncia a través de su cuenta personal en Twitter sobre las 10 de la mañana: “Hace unos minutos he comunicado a la consejera de Presidencia mi dimisión motivada por el deseo de abordar nuevos proyectos profesionales”, escribió.

La marcha de Carrasco causó sorpresa en la mayoría de los 1.587 empleados de la empresa pública, aunque no en los ámbitos políticos. Al menos, en los socialistas, donde la renuncia del directivo era contemplada desde hace semanas como una hipótesis cierta por varias causas: la presión laboral por la negociación de un convenio colectivo a la baja; la obligatoriedad de reducir de manera drástica su salario; y sus propias perspectivas de futuro, ligadas a otro proyecto profesional. Carrasco ya tuvo que tomar en septiembre pasado la decisión de suspender la programación de Canal Sur 2 por los recortes.

La marcha abre un periodo de incertidumbre en la empresa pública

Cuando este martes se le preguntó, en una concurrida conferencia de prensa, si se había sentido respaldado por el Gobierno, Carrasco prefirió la palabra “respeto” a la de respaldo. “Me he sentido respetado”, comentó.

Desde el PSOE, el partido que le propuso y aprobó su nombramiento junto con IU en noviembre de 2008 —el PP se abstuvo—, se ligó su salida a su falta de aguante ante una situación muy difícil. “No es un político”, comentaron diversas fuentes, aludiendo a que los altos cargos con carné de partido anteponen, supuestamente, los intereses de su organización a los personales.

En este sentido, la rebaja de su salario se señala como una de los motivos de su salida. Carrasco tenía en 2009 un sueldo de 139.300 euros y en 2013 era un 43,6% menor (78.522 euros). Aún así, superior al que percibe el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, (68.981 euros), que se ha establecido como el techo máximo que un empleado público puede percibir en Andalucía. Lo mismo ocurre con otros 17 directivos que tendrán que ver recortados sus ingresos cuando se negocie el convenio colectivo, en el que el plan de ajuste de la Junta obliga a una reducción salarial del 5%.

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La elección del nuevo director exige un acuerdo con el PP en el Parlamento

La dimisión agrava aún más la situación de RTVA, que se encuentra en un momento crítico por la reducción de sus fuentes de ingresos. Tanto los procedentes del Presupuesto de la Junta de Andalucía, que suponen una cantidad nada desdeñable de 138 millones de euros, como los previstos por recaudación publicitaria, estimados en 23.481.474 euros. El presupuesto global de la empresa para 2013 es de 165 millones.

La marcha de Carrasco abre ahora un periodo de incertidumbre en la empresa pública. Por un lado, existe un vacío legal acerca de la persona que lo sustituirá de manera interina. Él ha propuesto que el director de Canal Sur Radio, Joaquín Durán, asuma también la dirección de Canal Sur Televisión y también ejerza como coordinador de la empresa con poderes y capacidad de firma. Este problema podría quedar resuelto esta semana, pero de manera temporal.

Pero el mayor escollo es político. Según la ley de RTVA, el director general debe ser elegido por mayoría cualificada del Parlamento: por dos tercios de la Cámara en primera votación (72 votos de un total de 109) y por tres quintos (65), en una segunda. Cualquiera de estas dos fórmulas exige la participación de los 50 diputados del PP, como grupo mayoritario, ya que ni PSOE (47) ni IU (12) garantizan la elección. Carrasco tuvo la suerte de que el Gobierno socialista de Manuel Chaves ideó una singular fórmula para sortear la mayoría reforzada e incluyó una disposición transitoria en la ley por la que el directivo se podía elegir por mayoría absoluta si en el plazo de un mes no se llegaba a un acuerdo, como así ocurrió. Esta bala solo se podía utilizar una vez.

El secretario general del PP, José Luis Sanz, destacó que su grupo dispone no de una minoría de bloqueo, como horas antes dijo el socialista Mario Jiménez, sino de una “mayoría decisiva”. Su idea es que el próximo ejecutivo tenga el perfil de un gestor técnico, más que el de un experto en comunicación. “Cuanto antes se debe acabar con la interinidad”, señaló el número dos del PP, dada la difícil situación de la empresa. “Cuanto antes” fue la expresión que también usó el portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez. El Ejecutivo no descarta que Griñán y el líder del PP, Juan Ignacio Zoido, aborden directamente este asunto.

IU, socio del Gobierno de coalición, quiere aprovechar la dimisión como “una oportunidad” para abordar el modelo de RTVA, dijo su portavoz, José Antonio Castro. En otras épocas, esta expresión en boca de otros dirigentes de IU significaba un reparto de cuotas en Canal Sur.

En el caso de bloqueo hay otra posibilidad: la de cambiar la elección a través de la ley de Audiovisual de Andalucía para suprimir la mayoría cualificada y dejarla en mayoría absoluta. Ya lo hizo el PP en el Congreso con RTVE, arrumbando uno de los mejores legados de Zapatero. De hecho, cuando se le preguntó ayer al portavoz sobre esta vía contestó de manera evasiva —“no dispongo de información”—. No está dé más recordar que Zapatero propuso desgubernamentalizar la televisión pública pese a la opinión contraria de una mayoría del PSOE.

La viabilidad como meta

Cuando este martes se le preguntó a Pablo Carrasco de qué se siente más orgulloso de sus cuatro años al frente de RTVA no lo dudó: “De estar diciendo hoy, 12 de marzo de 2013, que esta empresa es viable”. El Gobierno central ha abierto la puerta a la privatización de las televisiones y radios autonómicas, pero el Ejecutivo andaluz niega cualquier posibilidad de acogerse a esta opción e insiste en que la viabilidad del ente público andaluz está asegurada, sobre todo después de que en diciembre el Gobierno firmara el primer contrato-programa para RTVA, que compromete una inversión de 138 millones de euros anuales durante los próximos tres años.

Lo que ya nadie niega es que a RTVA le esperan unos meses difíciles que pasan por la negociación de un convenio colectivo que debe estar listo antes de septiembre. Los trabajadores, admitió Carrasco, deberán aceptar una rebaja mínima de su salario del 5% para lograr un ahorro en nóminas de cinco millones de euros. Pero, en opinión de Carrasco, con las condiciones actuales, no hace falta un ERE ni deberían exigirse muchos ajustes adicionales: “A la Junta le costamos el 0,5% de su presupuesto. A mí me parece un porcentaje muy razonable”, dijo.

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