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La próxima parada del Metro de Málaga puede ser ‘tribunales’

El enfrentamiento entre Ayuntamiento y Junta pone en peligro el proyecto

Obras de construcción del Metro de Málaga.
Obras de construcción del Metro de Málaga.julián rojas

La bronca política entre la Junta y el Ayuntamiento de Málaga a cuenta del metro tiene visos de acabar en los tribunales. A menos de 10 meses para que se pongan en servicio las dos primeras líneas del suburbano, la confrontación entre ambas Administraciones sube de tono. El principal escollo es la construcción del tramo común del tren ligero por el eje viario del centro de la ciudad. La Consejería de Fomento (IU) defiende su ejecución en superficie por ahorro económico y tiempo. El Consistorio malagueño (PP) se niega en rotundo, amaga con parar las obras y acusa a la Junta de romper su compromiso.

El último capítulo de este enfrentamiento tuvo lugar el pasado jueves. En el pleno municipal de la capital malagueña, el equipo de gobierno de Francisco de la Torre aprobó en solitario una moción instando a Fomento a cumplir con lo pactado verbalmente para construir el metro bajo tierra y no realizar más aportaciones municipales a la obra. A la misma hora, pero en el Parlamento, la consejera Elena Cortés (IU) defendía su propuesta en superficie para que “no hipoteque a generaciones futuras” y porque la considera “la mejor solución”.

Fomento presentará en abril su proyecto constructivo para ejecutar el tramo común de las líneas entre Guadalmedina, La Malagueta y El Palo en superficie. Hasta la llegada de Cortés a la consejería, la actuación solo preveía llegar hasta La Malagueta (1,8 kilómetros bajo tierra) con un coste de 119 millones de euros y un plazo de ejecución de 38 meses. Los recortes presupuestarios obligaron a realizar cambios y ajustar cifras. La nueva propuesta de la Junta pasa por incluir en el trazado la línea 3 hasta la zona este de la ciudad llegando a la barriada de El Palo (7,8 kilómetros en superficie) con una inversión de 206 millones de euros.

El curioso papel del PSOE

El desencuentro político entre PP e IU a cuenta del Metro de Málaga tiene un tercer protagonista que camina sobre tierras movedizas: el PSOE. El traspaso de la cartera de Fomento de los socialistas a Izquierda Unida tras las últimas elecciones autonómicas ha producido situaciones tan esperpénticas como que el grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Málaga ha respaldado ya en dos ocasiones al equipo de gobierno del PP en sus reivindicaciones frente a la Junta.

En el pleno municipal del pasado jueves, el PSOE avaló la moción del PP en la que se negaba a aportar más dinero a las obras del suburbano como reclama Fomento. Meses antes, los concejales socialistas también apoyaron al alcalde popular en su petición para que el tramo por el centro de la ciudad sea soterrado. En ambos casos, los socialistas han argumentado que es la misma posición que adoptaron en septiembre del año 2011, cuando se analizó este mismo asunto, y dieron luz verde a la reclamación que hacía el alcalde para que la Junta dé a Málaga el mismo trato que a Sevilla.

En una reciente visita del presidente de la Junta de Andalucía a Málaga, José Antonio Griñan dejó claro que el problema del metro no era la falta de financiación e instó al regidor malagueño y a la consejera de Fomento a negociar para alcanzar “la mejor solución para los ciudadanos”. Las palabras de Griñan han sido utilizadas varias veces por Francisco de la Torre a su favor para defender el trazado bajo tierra del tren ligero.

El proyecto contempla una ambiciosa actuación complementaria de “transformación urbana” porque supondría peatonalizar La Alameda, dejándola como un gran bulevar por el que discurriría el metro y eliminaría el paso de 40.000 vehículos diarios. La Administración regional cifra en 438 millones de euros el ahorro económico por llevar el tranvía en superficie. Más barato, con unos plazos cerrados, compatible con la peatonalización y menos complejo técnicamente son los argumentos de Fomento.

El alcalde de Málaga no está dispuesto a aceptar otra opción que el metro soterrado y “de ahí no nos vamos a mover”. De la Torre insiste en lo pactado con los anteriores responsables de la consejería (Josefina Cruz y Rosa Aguilar) y defiende que ante la falta de presupuesto lo más razonable sería parar las obras antes de entrar al centro histórico hasta que existan fondos suficientes para garantizar la actuación subterránea. El PP ha iniciado incluso una campaña de recogida de firmas entre los ciudadanos para respaldar su petición, que ya cuenta con más de 50.000 apoyos.

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Al polémico trazado por el centro de la ciudad se han unido los problemas de mantenimiento del servicio una vez que se ponga en marcha el metro a finales de año. Fomento cifra en 47 millones de euros el coste anual de explotación de las dos primeras líneas. El trazado transcurre desde su conexión en la estación central de trenes hasta el hospital en Teatinos (línea 1) y el Palacio de los Deportes (línea 2). A lo largo de 2014 se prolongaría hasta Guadalmedina, con una demanda estimada de 15 millones de viajeros anuales.

A este coste hay que sumar otros 10 millones de euros anuales por el tramo Guadalmedina-Malagueta (cuyas obras ni se han iniciado por el enfrentamiento entre ambas partes) que, por contrato, hay que abonar a la concesionaria del servicio. En total, 57 millones de euros al año que sufragarán el Ayuntamiento de Málaga (25%) y la Junta de Andalucía (75%) como socios públicos de la infraestructura. Fomento reclama además al consistorio malagueño 63 millones de euros como aportación a las obras ejecutadas. Seis años y medio después de que se iniciara la construcción, las dos Administraciones tampoco se ponen de acuerdo sobre si Málaga debo o no poner dinero para el tren ligero y si esta suma se condonará con la realización de obras de movilidad sostenible.

Francisco de la Torre reclama el mismo trato que Sevilla, donde en 2006 se acordó que la aportación municipal se haría mediante actuaciones de movilidad en la urbe. Para los nuevos tramos en la ciudad hispalense, el alcalde, Juan Ignacio Zoido (PP), tiene recurrido en los tribunales la obligación de poner dinero al funcionamiento del suburbano.

“No pretendo poner ninguna trampa a la Junta, pero políticamente podría pedir que se aplique aquí el mismo modelo que en Sevilla, donde se olvidaron durante dos años. Se podría empezar a funcionar y luego hablar”, afirma De la Torre. En este sentido, el regidor del PP incluso llegó a poner sobre la mesa la necesidad de reclamar al Gobierno central su participación en los costes de funcionamiento del ferrocarril urbano.

Las dos primeras líneas del metro de Málaga suman 14 kilómetros. La obra se encuentra al 89% de su ejecución. El ramal común entre la estación central de ferrocarril y el río Guadalmedina se encuentra al 60%. La inversión pública en la principal infraestructura que acomete actualmente la Junta en la comunidad supera los 560 millones de euros. Más de 1.700 personas trabajan directa o indirectamente en la construcción del suburbano malagueño.

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