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La bronca política para el metro

Las desavenencias entre Málaga y Junta dejan en el aire la infraestructura. De la Torre rechaza que los tramos pendientes sean en superficie

Obras del metro de Málaga de las líneas 1 y 2.
Obras del metro de Málaga de las líneas 1 y 2.JULIÁN ROJAS

Es muy probable que si el Ayuntamiento de Málaga y la Junta no hubieran discrepado tanto sobre el proyecto del metro de Málaga, las dos primeras líneas hubieran estado en funcionamiento antes de que la crisis impusiera la necesidad de recortes al límite en los presupuestos públicos. Ahora, cuando se buscan fórmulas financieras casi imposibles para acabar la actuación, las discrepancias entre ambas Administraciones vuelven aflorar como una dificultad añadida que compromete el futuro del proyecto. Tanto, que el Ayuntamiento que preside Francisco de la Torre prefiere dejar las cosas como están y volver a acometer el proyecto cuando la situación económica mejore, antes que aceptar la propuesta de la Junta de construir en superficie el tramo común de las dos líneas.

 El Gobierno autónomo y el Ayuntamiento —socios en el proyecto del metro— han discrepado sobre el trazado, la ubicación de los intercambiadores, los métodos constructivos, el ancho de las vías, la financiación, el calendario de las obras, o cómo y durante cuanto tiempo estas debían afectar al tráfico en cada manzana. Todo ello fue generando retrasos en la ejecución de las obras —el proyecto inicialmente adjudicado contemplaba como fecha de entrada en funcionamiento febrero de 2009—, agravados además por dificultades técnicas o el hallazgo de restos arqueológicos, hasta que llegó el ajuste presupuestario. La Junta tuvo que desistir en su idea cabalística de poner en funcionamiento parcialmente las líneas 1 y 2 a las 11 de la mañana del 11 de noviembre de 2011 porque solo estaban dispuestos dos tramos inconexos de ambas que no permitían rentabilidad económica.

El plan de Fomento busca una ambiciosa “transformación urbana”

El panorama en lo ya avanzado parece más o menos despejado, después de que a final de julio se reanudaran las obras en el tramo entre la estación María Zambrano y Guadalmedina, común a las dos líneas, paralizadas cuatro meses por falta de disponibilidad económica. En el último trimestre de 2013, entrarán en servicio ambas líneas desde su conexión en la estación central de trenes hasta el hospital en Teatinos (línea 1) y el Palacio de los Deportes (línea 2), y a lo largo de 2014 se prolongaría hasta Guadalmedina, con una demanda estimada de 15 millones de viajeros anuales.

El problema se mantiene respecto al tramo hasta la Malagueta, que discurre por el eje viario principal del centro, La Alameda, Plaza de la Marina y Paseo del Parque, de una gran complejidad técnica por la fragilidad del suelo, el nivel freático, la muralla nazarí bajo la Marina, o las raíces de los ficus centenarios, que motivó que la Junta lo rescatara de la concesionaria para ejecutarlo directamente. Estaba previsto que saliera a licitación en el primer trimestre del año y que la Junta lo pagara mediante el método alemán (una vez entregadas las obras), pero no hay certidumbre para los casi 190 millones que costaría.

El alcalde, asegura que estudiará la propuesta de Cortés “por cortesía”
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La Consejería de Fomento y Vivienda que dirige Elena Cortés (IU) ha propuesto que este tramo se construya en superficie, lo que además de abaratar sensiblemente las obras, despejaría las incertidumbres de las dificultades que pueden aparecer en el subsuelo. En palabras del viecconsejero, José Antonio García Cebrián, es “una solución técnica definitiva, con plazos ciertos y garantizados y con absoluta certidumbre económica y temporal”. Significaría recuperar el diseño primitivo que hizo la Junta del metro ligero de Málaga, que por exigencias del Ayuntamiento tuvo que redibujar soterrado y el modelo que IU siempre ha defendido. Su principal virtud, según Fomento, es que permitiría construir la línea 3, hasta El Palo, igualmente en superficie, porque todo tendría un coste similar al tramo Alameda-Malagueta soterrado. El eje podría estar en funcionamiento en 2016 con una demanda estimada de entre 23 y 25 millones de viajeros que garantiza la rentabilidad.

Pero el Ayuntamiento no lo quiere y, aunque De la Torre, asegura que estudiará la propuesta de la Junta “por cortesía”, todas sus referencias están llenas de pegas. De hecho, el pasado jueves el PP votó en el pleno a favor de ejecutar el proyecto como está y entiende que crearía problemas para el tráfico en la ciudad, además de cerrar la puerta a que en su día pueda construirse el corredor ferroviario a lo largo de la Costa del Sol que atravesaría Málaga de oeste a este por el mismo túnel que se abra para el metro.

El proyecto de Fomento contempla una ambiciosa actuación complementaria de “transformación urbana” porque supondría peatonalizar La Alameda, dejándola como un gran bulevar por el que discurriría el metro y estarían las terminales de las líneas de autobuses al centro, rompiendo la barrera que es ahora esta avenida entre el centro y el puerto.

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