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Cartas desde la cárcel a Josefina

Jaén concluye la catalogación de más de 5.600 fondos del legado de Miguel Hernández

Ginés Donaire
Carta original que le mando Miguel Hernández a su esposa Josefina.
Carta original que le mando Miguel Hernández a su esposa Josefina.JOSÉ MANUEL PEDROSA

Cuando Miguel Hernández se encontraba en la cárcel de Alicante escribió numerosas cartas a su esposa, Josefina Manresa. En una de ellas dibujó un niño con un palo persiguiendo a una gallina y un mensaje final: “Ya me dirás si le ha gustado a Manolillo [su hijo] el carrito de madera que le hice y si ha dejado ya de perseguir gallinas con un palo”. Esta carta, llena de simbolismo, refleja el sufrimiento del poeta alicantino antes de su penosa muerte en la enfermería de la prisión el 28 de marzo de 1942, cuando tenía tan solo 31 años. Y este manuscrito es también uno de los más emotivos de los más de 5.600 registros y documentos que han sido inventariados por el Instituto de Estudios Giennenses (IEG) tras la llegada del legado hernandiano a Jaén, la tierra de donde era natural Josefina Manresa.

El legado que se conservará en el Museo Zabaleta de Quesada y en el Instituto de Estudios Gienennses

En el legado que ha terminado de catalogar el IEG hay unos 950 manuscritos literarios, unas 1.700 cartas y correspondencia del poeta con otros amigos y artistas, como Juan Ramón Jiménez, Palo Neruda, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre o Ramón Síjer, a quien el poeta de Orihuela dedicó su célebre Elegía. Y, como es lógico, también está toda la producción literaria y periodística que Miguel Hernández desarrolló durante su estancia en la provincia de Jaén, adonde fue trasladado por el mando republicano para llevar a cabo tareas de propaganda política en el Altavoz del Frente Sur. Ahí está, por ejemplo, el original de El niño yuntero, que Miguel Hernández publicó en el periódico Ayuda en febrero de 1937.

En definitiva, manuscritos literarios, correspondencia, prensa, folletos, estampas, sellos, fotografías, libros, cuadros, obra gráfica y partituras musicales conforman, en su globalidad, el legado que se conservará en dos sedes jiennenses: el Museo Zabaleta de Quesada, el pueblo de donde natural Josefina Manresa y que ahora acogerá la exposición permanente de los documentos más valiosos, y el Instituto de Estudios Giennenses, un órgano de la Diputación de Jaén que será el centro de investigación para los estudiosos de la obra de Miguel Hernández. Todo ese legado ha permanecido los últimos 27 años en Elche, pero las desavenencias de la familia y los herederos del poeta con el Ayuntamiento hizo que se revocara el convenio que se había firmado para mantenerlo en la ciudad ilicitana otros 20 años.

La apuesta de la Diputación de Jaén y el Ayuntamiento de Quesada por albergar el legado de Miguel Hernández tendrá que plasmarse ahora en un convenio en el que se regulará la fundación que gestionará el fondo bibliográfico del poeta. “No es un legado de Jaén, Alicante o España, es un legado mundial, que debe llegar a toda la ciudadanía del planeta”, ha remarcado el presidente de la Diputación jiennense, Francisco Reyes, tras la visita a la sede del IEG donde ha concluido la catalogación de los documentos. Reyes ha mostrado el “orgullo” que supone que “el legado de un poeta tan importante para este país, para la libertad y la democracia llegue a Jaén”. Y el alcalde de Quesada, Manuel Vallejo, ha destacado el revulsivo que tendrá para el turismo en ese municipio del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas.

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