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Mas prevé que Cataluña sea un Estado de la Unión Europea en 2020

La federación apuesta por "avanzar en la construcción de un Estado propio"

Acto de presentación del programa electoral de CIU en el Moll de Llevant de Barcelona,
Acto de presentación del programa electoral de CIU en el Moll de Llevant de Barcelona, ALBERT GARCÍA

Convergència i Unió (CiU) evita hasta lo rocambolesco hablar de independencia, una orden directa de su líder y presidente de la Generalitat, Artur Mas. Dicho y hecho, el programa electoral de CiU para las elecciones catalanas del 25-N, presentado ayer, no incluye ni una sola vez la mención a la independencia de Cataluña. Eso sí, hasta 26 veces en el centenar largo de páginas que componen la estrategia electoral de la federación se menciona la necesidad de que Cataluña tenga un Estado propio. E incluso se fija un horizonte temporal para que forme parte de pleno derecho en la Unión Europea: el 2020.

“Queremos y podemos tener una Cataluña puntera en Europa en 2020”, dijo Mas en la presentación de su programa electoral. La federación nacionalista quiere responder a las dudas que genera en Europa el proceso independentista catalán haciendo gala de su europeísmo en los gestos —ahora Mas siempre sale flanqueado por una bandera catalana y otra europea— y en los hechos. En el programa electoral, CiU se compromete a asumir como propios los ejes del documento Europa 2020, la estrategia comunitaria de crecimiento sostenible: trasladados a Cataluña, una tasa de paro equivalente a la UE, un crecimiento mayor de la mediana comunitaria, reducir el 25% la tasa de pobreza y situar a Cataluña entre los veinte primeros países del mundo en competitividad.

Estos objetivos, todos ellos recogidos en el programa, están muy lejos de la realidad catalana: un 22,5% de paro, una caída del PIB del 1,1% y una tasa de pobreza del 29%, ocho puntos más que la media europea. El propio Mas prometió en 2010 reducir al paro a la mitad y en su legislatura 170.000 personas más han engrosado las listas del paro en Cataluña. Las cifras negativas, concluye CiU, serían menos dolorosas si la comunidad fuese independiente.

También los recortes, eje de la legislatura de Mas y apenas mencionados en el programa: “Cataluña necesita un Estado propio para poder vivir mejor. Se podría afrontar la crisis con mejores garantías de lo que podemos ahora. Estaríamos en condiciones de garantizar un mayor bienestar para todos los catalanes y garantizar la cohesión social”, se lee en el programa. Si la comunidad no puede hacerlo, concluye en un argumento reiterado, es por culpa del trato que recibe de España. "Todas las naciones europeas tienen un Estado que las ayuda, las protege y las defiende. Si el Estado español no es nuestro aliado, nosotros debemos tener un Estado propio que nos permita progresar en la línea de 2020 y situarnos junto al resto de las naciones de Europa", resumió Mas. El argumentario de CiU para justificar su órdago soberanista sostiene que, tras tres décadas de lucha para “cambiar España”, ya no hay posibilidad de arreglo. Por ello también rechaza las “ofertas de diálogo sobrevenidas” del Gobierno.

El camino dibujado por el presidente pasa por convocar una consulta por la autodeterminación —sea autorizada por el Estado o no— en los próximos cuatro años, tiempo en el que CIU trabajará para construir “la mayoría social necesaria” para que el sí a la independencia venza en la votación. En esa lucha se encuentra la creación de lo que la federación llama “estructuras de Estado”, epígrafe que recoge 105 propuestas. Cataluña ya tiene competencias policiales, sanitarias, educativas... y CiU se compromete a conseguir más. Entre ellas, la hacienda propia —rechazada por el Gobierno en la negativa del pacto fiscal— para que la comunidad recaude todos los impuestos y la gestión de la seguridad social, que CiU asegura que asumirá, sin concretar cómo. Los nacionalistas incluso prometen una ley electoral propia para la comunidad, una norma que los partidos nunca han logrado acordar.

La apuesta parece contentar al líder de Unió. Josep Antoni Duran Lleida parece haber asumido con pocos remilgos la convocatoria de una consulta. Un enganche a la estrategia de Mas que permite a Duran sostener que autodeterminación no significa independencia, término que también rehuye el democristiano. Ayer Duran planteó la necesidad de tener un Estado propio para “rescatar” a Cataluña del “menosprecio actual de un Estado que nos ahoga social, política y económicamente”. Dicho esto, dejó claro que el objetivo prioritario de CiU el 25-N es la mayoría absoluta: “Unos votarán por la independencia, otros por el Estado propio, entendido de una manera u otra, otros porque están hartos... pero necesitamos que voten este programa”.

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Los sondeos demuestran que CiU ganará con amplitud, pero no lo suficiente para alcanzar los 68 escaños (seis más que los que tiene ahora) que marcan la mayoría absoluta. Sin embargo, se logra apaciguar el efecto electoral de los duros recortes de la Generalitat apostando por la independencia sin mencionarla. Una estrategia que pasa por captar a todos los votantes: siendo lo suficientemente ambiguos para atraer a los escépticos con la secesión y, a la vez, lo suficientemente claros para que también voten CiU los independentistas.

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