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Vázquez justifica las tensiones en el PSdeG frente a la “dedocracia” del PP

La elaboración de las candidaturas deja profundas heridas entre los socialistas

Estrasburgo -
Pachi Vázquez junto al comisario español Joaquín Almunia
Pachi Vázquez junto al comisario español Joaquín Almunia

24 horas después de someterse al rigor del más duro debate interno en muchos años, el secretario general del PSdeG, se aisló del ruido en Estrasburgo. En la sede del Parlamento Europeo, Pachi Vázquez pasó la página del desenlace de la confección de las listas, tan corto como intenso. El adelanto de las autonómicas concentró en apenas dos semanas el proceso, pero la pelea de barones, territorios y dirigentes por hacerse un hueco en las candidaturas desencadenó una terapia de grupo en el comité nacional del lunes que hizo dudar a muchos socialistas de la posibilidad de una reconciliación. Vázquez redujo el conflicto a simple debate. "Llevo mucho tiempo asistiendo a procesos de este tipo y siempre pasa lo mismo", afirmó Vázquez, que redujo las diferencias a un simple "debate".

 "No he visto en mi vida un comité nacional semejante", reconoce en cambio un veterano militante socialista para resumir la crudeza de los ataques, concentrados en dos objetivos. De un lado, el secretario general y candidato, que se llevó la mayor parte de las críticas. Del otro, el secretario provincial de A Coruña, Francisco Caamaño, que fue diana de las intervenciones más duras, a menudo convertidas en descalificaciones personales. Los dos artífices del pacto que sofocó el conato de rebelión de la ejecutiva de los socialistas coruñeses pagaron la tensión que precedió el acuerdo, sellado horas antes del comité nacional, y que tuvo como principal víctima la agrupación local coruñesa que dirige Mar Barcón.

El olfato del exvicesecretario general del PSOE José Blanco le hizo temer que el comité podía derivar en batalla campal. Fue la razón por la que se apresuró a solicitar la palabra y advertir que las 55 intervenciones que se demandaron no podían servir de munición al rival político, "que no es otro que el Partido Popular". Pinchó en hueso. Nadie renunció a su turno, y comenzó el pimpampum contra Vázquez y Caamaño. La militancia protestó por lo que consideró un pacto entre barones, y los representantes de comarcas hicieron llegar a la dirección del partido las lagunas territoriales que dibujan los puestos de salida de las cuatro listas.

Pachi Vázquez, que se reunió en Estrasburgo con la comisaria europea de Pesca, María Damanaki, y con el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, se quedó con el lado positivo. "Al final, las listas se aprobaron con el 88% de apoyos", resaltó. En efecto, las candidaturas fueron aprobadas con el apoyo del la gran mayoría de los miembros del comité nacional (218 votos a favor frente a 33 abstenciones), lo que apenas oculta la anomalía de que en el PSdeG unas listas deban someterse a votación. Vázquez amplió el escenario de los conflictos a las demás formaciones políticas. "Todos los partidos tienen procesos de tensión" al elaborar las candidaturas, se defendió. Y a la afirmación de Feijóo de que el PP puede confeccionar sus listas en una tarde, replicó: "Es la diferencia entre la democracia y la dedocracia, que la primera lleva más tiempo".

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Pero lo cierto es que la sensación que deja entre los militantes el duro debate del lunes es que se traspasaron muchas de las líneas rojas que el PSdeG suele respetar, lo que da paso a la incógnita de la implicación con que se desempeñarán en la campaña electoral las comarcas que se considera ignoradas en la confección de las candidaturas. Es el caso de Arousa y el sur de la provincia de Pontevedra, de la capital de Ourense -cuyo alcalde está enfrentado a Pachi Vázquez-o del Barbanza en A Coruña. Ninguno de los tres representantes de la agrupación local coruñesa en puestos de salida goza de la simpatía de la ejecutiva local, lo que también puede desentender a la agrupación que lidera Mar Barcón de la campaña electoral. Empeñado en restarle relevancia a la tensión del comité nacional, el candidato a la presidencia de la Xunta descartó que la división le pueda pasar factura a su partido en la campaña electoral.

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Precisamente en la ciudad de A Coruña se originó el incendio principal, cuando Vázquez quiso introducir cambios en la lista que elaboró Caamaño para ofrecerle un puesto a José Luis Méndez Romeu, coordinador del programa electoral. Ya que Méndez representa a la agrupación local de A Coruña, otro coruñés debía hacerle un hueco. La solución pactada pasaba por bajar del número dos al siete a la coruñesa María Debén , afín a Mar Barcón. Pero la secretaria local lo consideró un desaire, por lo que se opuso y le solicitó a Debén que renunciara a ir en la candidatura. Pachi Vázquez reaccionó dando paso a Marián Ferreiro, enfrentada a Barcón. Fue la chispa que hizo estallar el polvorín de nervios acumulados desde la aclamación sin debate previo de Vázquez como candidato a la presidencia de la Xunta, el pasado 1 de septiembre. La intevención de Juventudes Socialistas y de las comarcas olvidadas en el reparto hizo el resto.

Pesca, astilleros y preferentes

La agenca de la primera jornada de Pachi Vázquez en Estrasburgo se inició con una entrevista con la comisaria de Pesca, María Damanaki, continuó con una reunión con el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, y se completó con una breve intervención del candidato a la presidencia de la Xunta en la reunión que ayer celebraba el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo. Su presidente, el austriaco Hannes Swodoba, centró el reto de Vázquez en demostrar que existe "una alternativa a la derecha que rechaza las políticas de austeridad". Vázquez recogió el guante y situó las elecciones del 21 de octubre en un contexto "completamente abierto".

"Queremos demostrar que hay que aplicar modelos distintos", explicó el candidato a los eurodiputados socialistas, que interrumpieron durante diez minutos su debate para cederle la palabra. Vázquez criticó la "carrera alocada que conduce a más paro y menos sanidad, educación y servicios sociales". "Hay que ponerle coto", previno. Explicó que el PP ya se llevó sendos "avisos" en Asturias y Andalucía, pero puso a Galicia en el centro de la política española y convirtió las autonómicas en un plebiscito: "La región que va a decidir el parón o la legitimación de la derecha española para seguir en la política de recortes y destrucción de derechos va a ser Galicia".

Vázquez salió satisfecho de las reuniones con Damanakis y Almunia. De la primera logró un compromiso para renegociar el convenio pesquero con Mauritania, de forma que se pueda incluir a la flota cefalopodera, aunque instó a la Xunta a dar el primer paso para trasladar una propuesta al Gobierno español. También se aseguró, dijo Vázquez, el apoyo de la comisaria a la consideración del marisqueo a pie como una forma más de pesca, para que pueda acceder a ayudas europeas. El tax lease y las preferentes monopolizaron la entrevista con Almunia. Sobre la primera, aseguró que el también comisario de Competencia pidió la aportación del Gobierno español para resolver cuanto antes un sistema que permita al naval gallego salir de su actual crisis. En cuanto a las preferentes, Vázquez situó la solución en el ámbito de las competencias de Rajoy, mediante una figura que permita reconocer como ahorradores a los poseedores de ese tipo de participaciones.

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