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Pere Navarro ironiza sobre la escalada soberanista de la Diada

El líder del PSC dice que la manifestación parece el problema más grave de Cataluña El consejero de Cultura Ferran Mascarell muestra su predisposición a acudir a la marcha

El primer secretario del Partit del Socialistes (PSC), Pere Navarro, criticó ayer la escalada soberanista en torno a la manifestación independentista de la Diada al anunciar varios consejeros su voluntad de acudir a ella. “La Diada se ha convertido en el principal problema de la sociedad catalana”, ironizó Navarro en el encuentro de verano que celebraron los socialistas en Llafranc (Baix Empordà, Girona).

El líder socialista animó a que la manifestación se convierta en una reivindicación de los derechos nacionales de los catalanes y en una mejor financiación para Cataluña, pero subrayó que, por encima de todo, debe prevalecer la defensa de los derechos sociales en alusión a una mejor sanidad y educación. Y, en ese sentido, culpó a CiU y al PP de destruir el Estado de bienestar con la excusa de la crisis económica.

La cita reunió a los máximos representantes del socialismo catalán. Estaban el presidente del grupo socialista en el Parlament, Joaquim Nadal; el expresidente José Montilla; las diputadas Montserrat Tura y Marina Geli y el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros. No asistió el alcalde de Lleida, Àngel Ros. El PSC aprovechó el acto para reclamar un Estado federal. “Lo defendemos porque no se trata de separar, sino de sumar”, afirmó Navarro, que lamentó que CiU y ERC hayan invitado a los catalanistas del PSC a abandonar el partido para adherirse a los suyos. “El PSC no necesita que alguien haga un llamamiento a los catalanistas del partido. Todo el PSC es catalanista y cree en una Cataluña con un alto gobierno y de justicia social”.

Mientras los socialistas defendían el Estado federal, el consejero de Cultura y su excompañero de partido Ferran Mascarell, expresó su “predisposición” a acudir a la marcha defendiendo la necesidad de que Cataluña cuente con un Estado propio. En una entrevista en Catalunya Ràdio, Mascarell lamentó que cuestiones capitales como el del idioma se decidan desde las entrañas del Estado e hizo un llamamiento a la unidad. “En estos momentos hay que sumar. Una de las herramientas que tiene la sociedad catalana es expresar de vez en cuando en la calle sus inquietudes”, dijo.

Mascarell no es el primer consejero que muestra su simpatía en favor de participar en la manifestación y de avanzar en el soberanismo. El goteo parece responder a una calculada estrategia: la semana pasada lo hicieron Lluís Recoder, titular de Territorio, y Boi Ruiz, de Sanidad. Anteayer, Felip Puig, consejero de Interior, animó incluso a Mas a participar en una protesta que en principio él quería ceñir al pacto fiscal. “Él [Mas] sabe los factores que están en juego y qué elementos hay que priorizar”, reflexionó Mascarell. “Tomará la decisión más oportuna”.

La vicepresidenta, Joana Ortega, ya manifestó su intención de acudir a la marcha a “título personal” y ayer empleó la misma fórmula otro dirigente de Unió, el secretario de Universidades, Antoni Castellà, del ala soberanista de Unió. Con todo, Unió fijará su posición como partido la próxima semana, tras las vacaciones.

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Iniciativa y los recortes

La estrategia de CiU ha irritado sobremanera al Partido Popular. Alicia Sánchez-Camacho avisó a Mas de que se equivocará si se manifiesta al recordar que es el presidente de todos los catalanes y no de aquellos que quieren “separarse del resto de España”. “Le pido que recupere el sentido del momento, el sentido de Estado, el sentido común y el sentido de la responsabilidad”, imploró.

Iniciativa (ICV-EUiA) acudirá a la marcha pero la aprovechará para denunciar los recortes. El diputado Jaume Bosch tildó de “contradictorio” que Mas pueda manifestarse coincidiendo con quienes protestarán contra el tijeretazo. Bosch recordó que la presencia de miembros del tripartito en las manifestaciones no eran bien vista por CiU. Los nacionalistas hostigaron al ecosocialista Joan Boada por manifestarse en Girona durante la huelga general de 2010 y ausentarse de Barcelona, donde hubo graves disturbios.

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