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La Generalitat deja a cada consejo escolar la decisión de cobrar por la fiambrera

Los padres piden becas de comedor en vez de tarteras

Ignacio Zafra

Las fiambreras serán una realidad en los colegios valencianos desde el mes que viene. La Consejería de Educación publicó este lunes la orden de comedores que abre la puerta a que los alumnos lleven su propia comida al centro. Después de la polémica generada por el anuncio de la Generalitat de que los padres de los alumnos podrían verse obligados a pagar hasta 1,45 euros al día por el gasto de monitores encargados de la vigilancia del comedor, la orden de Educación evita al máximo dar detalles sobre la cuestión.

En las 10 páginas que ocupa la resolución en el diario oficial, solo una frase se refiere a las fiambreras, la que sirve para autorizarla: “No se permitirá el consumo de alimentos que no hayan sido suministrados por la empresa adjudicataria, salvo autorización expresa adoptada por acuerdo del consejo escolar”.

Como ya había adelantado la consejera María José Català, la decisión sobre el uso de las tarteras queda en manos de los consejos escolares de cada centro. En ellos están representados padres, profesores, directivos y alumnos.

Los padres no vieron con buenos ojos la solución arbitrada por Educación. La presidenta de FAPA Valencia, Remei Santacatalina, consideró que la orden deja “la patata caliente” en manos de los consejos escolares, y que lo hace, además, sin ofrecer una mínima regulación. “Es una responsabilidad de la consejería, no de los consejos escolares”, afirmó Santacatalina. La orden desciende hasta el detalle en todo lo relacionado con el funcionamiento de los comedores, desde su dimensión educativa hasta la forma de contratar a los monitores encargados de la vigilancia.

Pero no dice una palabra de cómo deberán gestionar los centros los alimentos que los alumnos lleven de casa desde que llegan hasta la hora de comer, destaca la presidenta de FAPA. Tampoco establece el máximo que los centros podrán cobrar a los padres, 1,45 euros según anunció la consejera.

La presidenta de FAPA señala que a los comedores escolares se les exige diseñar 20 menús para un curso. Y cada uno de ellos es supervisado previamente por dietistas para que cumplan los requisitos de una alimentación equilibrada. También es estricta la regulación de conservación de la comida, algo —el mantenimiento de la llamada cadena del frío— que es obviado por la orden en el caso de las tarteras.

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La presidenta de FAPA asegura que los padres ya comunicaron a Educación su oposición a la introducción de las fiambreras, tanto por motivos de salud como cívicos. “Consideramos que la comida forma parte de la educación, transmitiendo valores como el de la convivencia”, dice Santacatalina. Un escenario en el que unos niños coman el menú escolar —“con beca o sin beca”— y otros la comida que lleven de casa, generará, desde su punto de vista, “dos categorías de alumnos”.

Las asociaciones de padres son partidarias por ello de mantener alejadas las fiambreras de las escuelas y potenciar o al menos mantener las becas de comedor como en la cuantía que han tenido hasta ahora. La Generalitat ha cambiado recientemente el mecanismo de adjudicación. Hasta ahora, a los niños que obtenían la beca de transporte —por vivir a más de tres kilómetros del centro— se les concedía también la de comedor. Pero a partir del próximo curso son ayudas independientes, y la del comedor dependerá de indicadores de renta.

Menos ayudas

FAPA no dispone de datos de a cuántos alumnos les afectará la medida. Pero Santacalina afirma que la estimación de los directores de Primaria apunta a que se puede perder cerca de una tercera parte. La consejera dijo recientemente que la mitad de los escolares, unos 80.000, han tenido hasta ahora beca de comedor.

FAPA también teme que la extensión de las fiambreras acabe provocando el cierre de comedores. Los centros con muchos alumnos, cree Santacatalina no tendrán problemas e incluso podrían plantearse no cobrar por la fiambrera. Pero hay también comedores más pequeños que son “deficitarios” y a los que el abandono del menú por una parte de los chavales les generará problemas.

Santacatalina añade que en Cataluña la medida se ha adoptado, salvo excepciones, solo para los institutos, mientras que en los centros valencianos empezará en infantil.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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