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Madrid, abierta las 24 horas

Entra en vigor la ley que permite la apertura de más de 70.000 comercios sin restricciones La medida es recibida con la esperanza de que fomente el consumo y el temor de que sea la puntilla de los minoristas

Una empleada coloca un cartel de rebajas en unos grandes almacenes.
Una empleada coloca un cartel de rebajas en unos grandes almacenes.EFE

La Asamblea de Madrid aprobó en su sesión más golfa, a las dos de la madrugada del pleno que comenzó el jueves 7 de junio y terminó al día siguiente, la liberalización de los horarios de entre 70.000 y 75.000 comercios. Grandes y chicos. Multinacionales y tiendas de barrio. Visto en perspectiva, lo de aquella noche fue, de alguna manera, una metáfora: Madrid es desde hoy la primera comunidad autónoma en la que los comercios podrán abrir a cualquier hora. Sí, a cualquiera. Todos los días del año. Sin restricciones. Sin límites de días festivos. La entrada en vigor de la Ley de Dinamización de la Actividad Comercial, que también contempla la supresión de licencias, transforma a Madrid en una zona 24/365. “La obligación de los poderes públicos es facilitar la actividad emprendedora y crear un entorno que fomente la libertad. Con esta ley los empresarios podrán poner en marcha su empresa de forma inmediata, sin necesidad de esperar complicados trámites burocráticos. Y también podrán abrir sus negocios todos los días de la semana, en el horario que quieran”, ensalza la presidenta regional, Esperanza Aguirre, que una vez más vuelve a ser avanzadilla de las políticas que luego adoptan en La Moncloa.

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Aunque el Gobierno autonómico asegura que la iniciativa favorecerá el consumo y la creación de 20.500 puestos de trabajo, la exaltación de la libertad que caracteriza al discurso neoliberal popular no convence a los minoristas y divide a las asociaciones de consumidores: la OCU lleva años pidiendo la libertad de horarios comerciales. A su juicio, la nueva normativa “supondrá una real dinamización de la economía regional”. Facua, en cambio, no cree que sirva para aumentar el número de consumidores. “Esta ley es injusta, innecesaria e irresponsable. Se fundamenta en cuestiones ideológicas y no ideológicas. En aras de su supuesta libertad se va a llevar por delante a miles de pequeños comercios. Solo favorece a las grandes superficies... El consejero de Economía y Hacienda, Percival Manglano, es un vasallo de Carrefour y Alcampo”, critica la diputada socialista Paz Martín.

“Al contrario, la liberalización de horarios está pensada para fomentar el consumo y además se basa en una realidad, el cambio de hábitos que está experimentando la sociedad”, replica el portavoz del PP en el Parlamento regional, Íñigo Henríquez de Luna. “Queremos favorecerle la vida a los trabajadores, que al revés que las generaciones anteriores no efectúan sus compras habituales entre semana, sino los sábados y domingos”, añade. Madrid ya tenía las condiciones de apertura comercial más laxas de toda España. Los comercios de menos de 300 metros cuadrados disponían de total libertad para abrir cuando quisieran, y lo mismo ocurría con las 82 zonas de gran afluencia turística que la Comunidad de Madrid ha ido aprobando en los últimos años en 79 municipios, incluidas las de la capital: la zona de Sol; Recintos Feriales; Barajas-Ciudad Aeroportuaria-T4; los Barrios de Castellana y Recoletos en el Distrito de Salamanca; Justicia, Cortes y Palacio en el distrito Centro. El resto de tiendas podían abrir 22 festivos al año, el mayor número entre el resto de regiones.

El Foro de Empresarios de Comercio Urbano (Fecur), federado en Copyme, y que asegura reunir a 70.000 establecimientos en Madrid, no solo cree que no se creará más empleo, sino que pronostica la pérdida de 40.000 puestos de trabajo. “La nueva normativa ahonda en los privilegios que tienen las grandes superficies. Mientras que los pequeños no podrán ampliar la jornada a los empleados (tanto por contratos ya firmados como por incapacidad para pagarlo), las grandes superficies abrirán más horas, pero manteniendo sus plantillas, expone en un comunicado, incidiendo en el detalle de que el pequeño comercio agrupa el 80% del empleo en el sector. “Es entendible que que los comercios minoristas, gestionados por familias, sean más reacios a este cambio normativo, pero deben aprovechar su puntos fuertes, apostar por la proximidad, la atención personalizada y la fidelización del cliente”, piensan en la Consejería de Economía.

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