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Los ‘yayoflautas’ de L’Hospitalet ponen fin al encierro de 223 días

Han logrado que en solar del ambulatorio se construya un centro de rehabilitación en lugar de un edificio de oficinas

El miembro de la comisión vecinal Francisco Polonio atiende visitas en el CAP de la Rambla Marina de Bellvitge (L'Hospitalet) en su último día de encierro.
El miembro de la comisión vecinal Francisco Polonio atiende visitas en el CAP de la Rambla Marina de Bellvitge (L'Hospitalet) en su último día de encierro.MARCEL·LÍ SÀENZ

Los vecinos del barrio de Bellvitge, en L'Hospitalet de Llobregat, decidieron el martes poner fin al encierro voluntario en el centro de atención primaria (CAP) de la Rambla de la Marina iniciado el 28 de octubre, su último día de actividad, en protesta por los recortes de la Generalitat. Los afectados, en su mayoría personas mayores indignadas por el anuncio del Departamento de Salud de su intención de convertir el ambulatorio en un edificio de oficinas, han logrado que el solar se destine a la construcción de un centro de rehabilitación. El punto final a 223 días de encierro podría haber sido más satisfactorio porque “un centro de rehabilitación no es lo mismo que un ambulatorio”, según comentaba esta mañana el miembro de la comisión vecinal Francisco Polonio, argumentando que abandonan la protesta “por cansancio y por la llegada de las vacaciones”.

Los popularmente conocidos como yayoflautas de Bellvitge han pasado los últimos 223 días relevándose para que siempre hubiese al menos 10 personas en la sala principal del centro de salud para protestar por su cierre. Han celebrado asambleas diarias para trazar cada movimiento y han cortado calles y avenidas cada semana durante sus actos de protesta. Han mantenido varios encuentros con todos los partidos del Consistorio y hasta cuatro reuniones con el departamento dirigido por Boi Ruiz. Además de la paralización del proyecto de oficinas, a los tres meses de protestas consiguieron que el ambulatorio, vacío de personal desde el 28 de octubre, contase con cuatro enfermeros auxiliares para atender revisiones de tipo oftalmológico y auditivo, aunque ellos solicitaban la reincorporación de todos los especialistas y médicos. “Nos vamos con la cabeza alta, sabemos que en una negociación nunca se consigue el cien por cien", aseguraba esta mañana Tomás Díaz, compañero de fatigas de Polonio.

Con el cierre de este ambulatorio, los vecinos de Bellvitge tienen que desplazarse al CAP de Just Oliveras y al propio hospital de Bellvitge para recibir la atención de médicos especialistas. “Nos vamos a medias, ni contentos ni derrotados”, ha añadido Polonio. “Sigue habiendo muchísimos vecinos que tienen que desplazarse a distancias mucho mayores para visitar al médico de cabecera”, lamenta.

Esta mañana todavía eran visibles algunos de los elementos que han acompañado a los encerrados durante la convivencia de 223 días en el ambulatorio de la Rambla de la Marina. Montones de mantas, restos de comida y utensilios, juegos de mesa y hasta un bingo se amontonaban empaquetados en bolsas en un sofá junto a una pizarra en la que todavía podía leerse la hora y el motivo de la convocatoria de la última reunión, la “asamblea decisoria” del martes en la que alrededor de 300 personas decidieron poner fin a la protesta por ahora. “Nuestra intención es seguir ejerciendo presión, para nada quedarnos parados. Vamos a formar un grupo que se encargue de supervisar la construcción del centro de rehabilitación durante los próximos meses”, afirman.

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