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Ocho sociedades de Tauroni captaron en EE UU el dinero de la cooperación

Más de 1,5 millones de las ayudas acabaron en firmas del empresario encarcelado

Seis millones de euros captó la red creada en torno a la Consejería de Solidaridad y Ciudadanía entre 2008 y 2010 para saquear los fondos de cooperación. Y de ellos más de 1,5 millones desembocaron en empresas del principal encausado, Augusto César Tauroni, el único de los 22 imputados que permanece en prisión desde hace tres meses, y sus socios, en Estados Unidos y en España.

El dinero otorgado por la Generalitat, en vez de salir de las cuentas de diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) y concentrarse en forma de transferencias en una sola, al modo de los afluentes de un río que desemboca en un solo punto, se dispersaba, se difuminaba, a través de diferentes empresas interpuestas como si fuera el esquema radicular y reticular de un delta. Sin embargo, al final, el dinero acababa estancado mansamente en las sociedades del cerebro de la trama. Hasta ocho empresas radicadas en Estados Unidos y vinculadas a Tauroni absorbieron los fondos.

La investigación del caso de la cooperación ha acabado destapando que Tauroni y su esposa, Alina Indiekina, tenían dos viviendas en Miami, dos propiedades que según la policía fueron adquiridas “durante períodos de tiempo coincidentes con la fecha de recepción de las subvenciones convocadas por la Consejería de Solidaridad y Ciudadanía”. Además, según resume en un informe el fiscal Vicente Torres, eran presidente y vicepresidenta de Indra Holding and Consulting Corporation. Esa era su firma, por así decirlo, familiar. Pero había más.

Según un informe firmado por Torres en diciembre pasado, Tauroni montó tres empresas en Estados Unidos, “sin que conste que dispongan de infraestructuras ni trabajadores para realizar los trabajos por los que se abonan las transferencias”. Y concluye “que estas empresas se crearon ex profeso para desviar fondos a cuentas corrientes” de aquel país.

Tauroni y su mujer, Alina Indiekina, tienen dos casas y un yate en Miami

Y como bisagra existía una firma con registro en el domicilio en Valencia del matrimonio, Quinto Centenario, que recibió en una cuenta en Estados Unidos dos transferencias el 17 de junio de 2010 de Esperanzas sin Fronteras (ESF) por trabajos de altimetría y planimetría correspondientes a proyectos en Perú. 108.516 euros en total, de los 579.846 que recibió la ONG dos días antes.

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ESF también envió 103.718 euros de aquella ayudas a la firma Worldwide Human Resources LLC, cuyo domicilio de contacto es el de Tauroni en España.

Como socio de Quinto Centenario figura la firma New Castle Consulting Corporation, con domicilio en Delaware, y que recibió el 18 de junio de 2010 dos transferencias de Asade África, otra ONG agraciada por la consejería que dirigía Rafael Blasco, en concepto de cursos agrícolas. En total 163.743 euros. Ese dinero fue transferido apenas dos días más tarde de que la ONG recibiera 663.378 euros. “Resulta insólito que para llevar a cabo un proyecto y en Camerún se precise de los servicios de una sociedad domiciliada en Estados Unidos”, exclama la juez Nieves Molina en un auto del caso.

Y en el mismo domicilio fiscal en Delaware que la anterior se ubica Equipment Marketing Consulting Corporation, sociedad de Fernando Cañete, que recibió el 24 de septiembre de 2010 una transferencia de 147.100 euros de la fundación Hemisferio, la que planificó junto a altos cargos de la consejería los proyectos de las ONG que eran designadas con las subvenciones. Cañete es marido de María Isabel Castillo, persona de confianza de Tauroni en la fundación. Hemisferio había recibido de la consejería 415.000 euros para proyectos en Guinea.

“Estas empresas se crearon ex profeso para desviar fondos”, afirma el fiscal

Además de Indra, New Castle, Equipment y Quinto Centenario, la investigación ha hallado otras cuatro empresas en Estados Unidos vinculadas a Tauroni. Así ocurre con Desarrollo del Ecuador Inc, con domicilio en Miami, cuya presidencia ese Julia Valdés, que también es vicepresidenta de Excellence Consulting Corporation, en la que Tauroni figura como presidente. A la primera de estas dos firmas de Miami le vendió un yate la mercantil española GCS, propiedad también de Tauroni.

En el mismo domicilio de Excellence, Julia Valdés registro en mayo de 2011 una sociedad significativa de la trama, la fundación American Hope and Mercy Foundation Inc. Y es precisamente esta organización la que figuró como el socio que aportó Esperanza sin Fronteras para aportar el 20% de los cinco millones que costaría la construcción de un hospital en Haití. El proyecto, cocinado por la cúpula de la consejería y de Hemisferio, estaba predeterminado a ganar el concurso por el que la Generalitat pondría los cuatro millones restantes.

Otras firmas españolas vinculadas a Tauroni y Cañete, como Advantia, Air Services Management o Mecanizados Inelme, o a otros personajes próximos, como Arcmed, Dinamiz-e o Desfa, también recibieron miles de euros de las ONG beneficiadas.

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