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El exgerente de L’Aldea se enfrenta a los socios y culpa del ‘corralito’ al director

Los vecinos reciben al exgestor con insultos y reproches en una tensa asamblea

El exgerente de la cooperativa de L’Aldea, Daniel Ferré, increpado ayer por un afectado.
El exgerente de la cooperativa de L’Aldea, Daniel Ferré, increpado ayer por un afectado. JOSEP LLUÍS SELLART

La tensión estalló ayer entre los afectados de la cooperativa de L’Aldea (Baix Ebre), cuya sección de crédito bloqueó todas las cuentas de sus más de 3.000 socios el año pasado y provocó un auténtico corralito en la localidad. El exgerente, Daniel Ferré, está en el blanco de todas las iras. Todos lo señalan como el causante de la quiebra por llevar a cabo operaciones “irregulares” y “arriesgadas” que supusieron unas pérdidas de 1,5 millones de euros en el último ejercicio. Ferré, a quien la junta de la cooperativa ha interpuesto una querella, acudió ayer a una asamblea para explicar, según dijo, “toda la verdad”.

A la cita, celebrada en el polideportivo, acudieron más de 400 personas. “La situación es grave”, alertó Simón Falcó, concejal del Ayuntamiento, desde el público. Entre caras enfurecidas y con presencia policial, hubo tiempo para reproches, silbidos y gritos de “ladrón”, “sinvergüenza” y “embustero” hacia Ferré. Este se mostró impasible y descargó todas las culpas en el director de la sección de crédito, Enric Sabaté, presente en la asamblea. No se quedó ahí: también culpó a la junta rectora e incluso a la Generalitat por presionarle para dimitir. “Soy la cabeza de turco desde hace años, yo también tengo 102.000 euros enganchados”, dijo ayer el exgerente.

Ferré aseguró que la falta de producto fue desde siempre el mayor problema de la cooperativa. “No había lechugas ni para hacer una ensalada, por eso invertimos en más tierras”, espetó. Además, afeó que 10 socios concentraran el 37% de los créditos y, según dijo, todo eso supuso que el margen de maniobra fuera de solo 180.000 euros. Los socios contestaron enseguida y airados: “Nos has dejado en la miseria, te conozco desde hace 32 años. Por tu culpa mi hijo y yo nos hemos quedado sin un duro”, le espetó un afectado, al tiempo que el resto de vecinos lo aplaudían.

La ira proviene de los resultados de una auditoría que señala que el exgerente falsificó facturas, ocultó pérdidas de casi medio millón de euros en 2010 y destapa que contrató a su mujer a pesar de que esta no iba a trabajar. Ferré también extrajo, según el documento, 160.000 euros de la sección de crédito para ingresarlos en una cuenta a su nombre en otro banco pocos días antes de la quiebra. Ayer Ferré dijo que eran suyos. “Vi venir el desastre. El dinero era para defenderme, para pagar a los abogados”, se excusó.

“Nos has dejado

Aun así, Ferré desvió el foco al director de la sección de crédito. “Tiene los mismos poderes que yo, es el único a quien no controlaba, él recibía a los clientes y lo firmaba todo, también dio la orden a Caja Madrid de bloquear las cuentas, juzguen ustedes”, sostuvo. Además, acusó a Sabaté de ayudar a cubrir el descubierto de un socio, y a la junta de la cooperativa de “tapar” los créditos de dos miembros del consejo rector. “Fue una práctica habitual, esto tenía que estallar”, sentenció.

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Tras la reunión, los vecinos volvieron a su casa más indignados. “El gerente era un iluminado de los negocios, pensó que podía jugar con el dinero”, dijo Pilar Manlleu, de 67 años. “Sí, pero no con el suyo, sino con los ahorros de los demás”, concluyó Elías Gargallo, de 67. “Esta historia se la puede explicar a un idiota, pero no a nosotros”, sentenciaba indignada otra vecina. Los socios decidirán el futuro de la entidad en una asamblea el día 30, pero el concurso de acreedores toma fuerza. El plan de viabilidad incluye liquidar la cooperativa, venderla o autoadministrarla.

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