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Rajoy y Mas se dan cita en La Moncloa para escenificar su entendimiento

El presidente catalán elimina el pacto fiscal de la primera línea de reivindicaciones

Mariano Rajoy y Artur Mas ya han fijado el rumbo del entendimiento entre el Partido Popular y Convergència i Unió en casi todos los frentes. Con los presupuestos de la Generalitat encarrilados gracias al apoyo de los populares y con las primeras medidas anticrisis del Gobierno central apoyadas por los nacionalistas catalanes ahora toca romper con los problemas del pasado. Se trata de poner el contador a cero. Esto es más o menos lo que se disponen a hacer el presidente del Gobierno y el de la Generalitat el próximo 1 de febrero en la reunión que celebrarán en la Moncloa.

Convergència i Unió ya ha asumido que tendrá que llevarse bien con el PP si quiere una ayuda externa a la acuciante situación económica de la Generalitat y no está dispuesta a que nada interfiera en este objetivo. No es extraño, pues, que el Gobierno catalán haya decidido sacar del primer plano de sus demandas el pacto fiscal, su principal bandera electoral. El portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, admitió ayer que el pacto fiscal no tendrá un “papel central”. El argumento oficial de la Generalitat es que antes de intensificar sus demandas sobre la nueva financiación de Cataluña quieren sondear al PSC para conseguir su apoyo.

Si no hay cambios de última hora la reunión Rajoy-Mas se producirá en un clima de absoluta comunión entre CiU y PP. Ambos partidos votarán hoy juntos para derrotar las enmiendas a la totalidad que la oposición de izquierdas ha presentado a los Presupuestos de la Generalitat. El PP, que se negaba a apoyar las cuentas si se mantenía la tasa de un euro por receta médica o la tasa turística ha cambiado de opinión después de que CiU apoyara en el Congreso los recortes del Gobierno de Rajoy. En Madrid hubo ayer otras escenas de entendimiento.

El Gobierno catalán rechaza denunciar al Estado por los 759 millones

El consejero de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, se reunió ayer con el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, antes del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF). Encima de la mesa estaba la reclamación de la Generalitat para que el Gobierno pague los 759 millones pendientes en concepto de infraestructuras no construidas. Y donde hace apenas un mes había amenazas de denuncias ante los tribunales, ayer solo hubo sonrisas. No es que el Gobierno se haya comprometido a pagar de inmediato, pero sí que salió el compromiso de negociar. O sea que, por ahora, nada de denuncias.

Mas-Colell tampoco pudo ocultar ayer su satisfacción con el acuerdo del CPFF de crear una línea de crédito del Instituto de Crédito Oficial para garantizar la liquidez de las comunidades y el acuerdo para estudiar un sistema de avales para la deuda autonómica. Mas-Colell, que en la reunión reivindicó la austeridad como vía de salida de la crisis, consideró esa medida como un primer paso hacia la reclamación que planteó en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de julio de 2011, que pasaba por que el Tesoro avalara las emisiones de deuda de las comunidades.

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Mas-Colell arranca un sistema de avales para reducir el coste de emitir deuda

El año pasado fue especialmente duro para las finanzas autonómicas. La deuda soberana no solo encareció la deuda de las comunidades, cuyo diferencial respecto a los bonos del Estado se agrandó hasta más de dos puntos, sino que los mercados se cerraron a cal y canto en algunos periodos del año a comprar deuda autonómica, de forma que las comunidades tuvieron que recurrir con frecuencia a la colocación entre particulares e incluso se hallaron con el agua al cuello en diciembre. Cataluña, por ejemplo, tuvo que aplazar los pagos a proveedores, mientras que el Gobierno central socorría a la Comunidad Valenciana.

El nuevo clima de entendimiento parece haber pillado con el paso cambiado incluso al hombre de CiU en Madrid, Josep Antoni Duran i Lleida, habitualmente proclive a los acuerdos. El propio Duran alertaba la semana pasada de que el escenario actual podía acercarse al periodo vivido entre 2000 y 2004, cuando CiU tenía que apoyar todas las medidas del PP en Madrid porque dependía de esta formación en Cataluña. Sin referirse directamente al democristiano, el portavoz del Gobierno, Francesc Homs lanzó lo que puede interpretarse como un dardo contra Duran. “Hacer comparaciones con aquella época u otras puede ser un ejercicio estimulante para según quién si es que no hay mucho trabajo, pero es evidente que el contexto y los propósitos son claramente diferentes”, dijo.

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