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LOTERÍA DE NAVIDAD

Lo mejor y lo peor de la lotería

En el madrileño distrito de Tetuán, la propietaria de una administración de lotería se sobrepone al robo de 40.000 euros en la Navidad pasada. En otra cercana, en cambio, se recuerda todavía que en 2009 repartieron 330 millones de euros en el barrio.

Paloma Alonso Regadera en su administración de lotería.
Paloma Alonso Regadera en su administración de lotería.CARLOS ROSILLO

Paloma Alonso Regadera, de 33 años, no duerme por las noches por los nervios desde hace casi una semana. Es la propietaria de la administración de lotería 427 de Madrid, que hasta hace unos meses estaba ubicada en el número 75 del Paseo de la Dirección. Pero desde el 29 de octubre la nueva dirección de la administración de La Regadera, como se le conoce en el barrio, se encuentra en el corazón del intercambiador de Plaza de Castilla, en la frontera entre los distritos de Tetuán, Chamartín y Fuencarral-El Pardo. Y se llama La Regadera en honor a la madre de Paloma, una mujer que se inició en el negocio hace unos 25 años: "Mi madre se llamaba María José Regadera. Falleció hace tres años. Y nos legó el nombre de la administración, que ahora regento yo con el apoyo de mi padre", explica esta joven dicharachera, que colgó su traje de azafata de Air Europa para continuar con el negocio de la familia. "Ahora entiendo muchas cosas de mi madre. Que siempre se quejaba de unos y de otros, y que continuamente tenía en la cabeza el negocio", relata Paloma mientras se pinta la cara para la fotografía del periódico.

Pero la administración de La Regadera saltó a la fama hace justo hoy un año por un tema que nada tiene que ver con la felicidad del sorteo navideño. Un ladrón ayudado de un arma blanca robó la recaudación de varios días de la administración llevándose un botín de unos 40.000 euros. Este suceso fue el preludio de la salida de La Regadera del Paseo de la Dirección: "El barrio está perdiendo mucha población, y las ventas había caído mucho. Por eso hemos venido aquí, dentro del intercambiador con muchas líneas de autobús y de Metro".

La excelente ubicación de La Regadera ha posibilitado que la recaudación en ventanilla haya aumentando de forma consideraba, pero lo que Paloma denomina venta "de calle" se ha resentido, a semejanza de lo que está pasando en la mayoría de las administraciones de lotería: "Aquí hay mucho tránsito, por lo que la gente se para para jugar. Pero algunos de los abonados se hacen de rogar, y no pagan sus décimos hasta un día antes del sorteo, cuando los billetes los tienen en su poder desde julio", se lamenta esta joven, que todavía hoy añora la libertad de su anterior trabajo de azafata, y que se confiesa abrumada por la responsabilidad que implica su actual trabajo: "Tu jefe es Hacienda, y de cada euro que recaudas le tienes que dar su parte. No se fijan si al final cobras el dinero o no de los clientes. Y este año la recaudación será un 20% menor".

Mercedes y Ana, trabajadoras de la administración de Bravo Murillo.
Mercedes y Ana, trabajadoras de la administración de Bravo Murillo.CARLOS ROSILLO

Muy cerca de La Regadera, en el 201 de la Calle Bravo Murillo, también en el Distrito de Tetuán, se encuentra la administración número 146. En 2009, hace tres años, repartió en el barrio 330 millones de euros. Muchos de ellos inmigrantes, pues Tetuán está habitado por un importante colectivo de ciudadanos dominicanos. Ana y Mercedes son las dos dependientas que se encargan de la venta de los billetes, que llenan de ilusión a media España, hasta que pasa el sorteo. Quizá por eso sonríen todo el tiempo: "Por las mañanas hay muchos abuelillos, que nos cuentan su vida. Y no es la primera vez que nos traen café o churros", explica Mercedes, que tiene turno de mañana y de tarde. Su trabajo durante los días precedentes al sorteo no están exentos de cierta locura. Colas de clientes atraídos por los millones repartidos hace tres años y las continuas llamadas de teléfono de compradores de lotería de fuera de Madrid, como Juan Antonio, hacen que no tengan un minuto para darse un respiro. Por la tarde el público es más joven, y los compradores son trabajadores que buscan un número concreto: "A veces nos dicen que han soñado que les toca un número, que coincide con su fecha de nacimiento", relata Ana, que confiesa que no juega muchos billetes. Pero en el caso de esta administración el trabajo se acumula todavía más porque ha corrido el rumor que el número del Gordo de Navidad de 2009, el 78.294, se vendió durante los últimos días: "Pero realmente no fue así, pero hay gente que está esperando a comprar los billetes que nos queden", sonríe Ana, que confiesa que está abonada a un número de su administración. En el momento que habla Ana sobre su número un cliente interrumpe la conversación: "No ponga el número en el periódico, porque lo gafas. Y seguro que entonces no toca". Por eso el número no se transcribe en esta información. Pero da igual. Es cuestión de suerte. Pero para los muy supersticiosos acababa en 6.

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