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Germà Gordó deja el PDeCAT pero mantiene su escaño

El exconsejero de Justicia está imputado por el 'caso 3%'

Dani Cordero
Germà Gordó, en su comparecencia en el Parlament el 24 de mayo.
Germà Gordó, en su comparecencia en el Parlament el 24 de mayo.JOAN SÁNCHEZ
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El Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT) perdió ayer un antiguo dirigente de Convergència en sus filas y, sobre todo, un diputado en el Parlament. El exconsejero de la Generalitat Germà Gordó, quien fuera hombre de confianza de Artur Mas, anunció que abandona el partido, pero se niega a dejar el escaño como le reclamaban desde las filas de Junts pel Sí. Investigado por el caso 3% sobre el supuesto cobro de mordidas a empresas por parte de CDC a cambio de obra pública, afeó el trato recibido y amenazó con crear una nueva formación política.

El de Gordó, que formalizó ayer mismo su baja en la formación, es otro golpe para la joven dirección del PDeCAT, que intenta mantener un complicado equilibrio entre no herir susceptibilidades de la vieja guardia convergente y marcar distancias con los antiguos casos de corrupción. Y todo ello con la complejidad de mantener un Gobierno de coalición con Esquerra. Tras conocer la decisión del exgerente de CDC, la formación emitió un breve comunicado en el que apuntaba: “Nos reafirmamos en que lo mejor es que el citado diputado renuncie a su escaño en el Parlament”.

A partir de ahora, no obstante, el partido tendrá que estar atento a las posibles bajas que pueda arrastrar Gordó. La corriente interna que creó para hacerse con las riendas del partido el verano pasado, Nova Convergència, decidirá el viernes si sigue los pasos de su líder o frena una marcha en grupo que complicaría todavía más el objetivo de convertir al Partit Demòcrata en una formación central en el mapa político catalán.

Visibilidad como diputado no adscrito

Germà Gordó no solo mantendrá su condición de aforado al seguir como diputado no adscrito en el Parlament, con lo que está blindado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y no puede estar sujeto al juzgado de instrucción que se encarga del caso 3%. El exhombre fuerte de Mas también ganará visibilidad. El reglamento de la Cámara le ofrece la posibilidad de formar parte de una comisión --Gordó, con su acuerdo inicial con el PDeCAT decidió abandonar la de Justicia, que presidía-- y se asegurará el derecho a voz en las sesiones de control al president de la Generalitat. Asimismo, también podrá explicar la orientación de su voto en los debates, después de que lo hagan el resto de grupos parlamentarios.

En un texto de tres páginas, Gordó denunció que había perdido “la confianza” en Marta Pascal, coordinadora del PDeCAT, después de constatar que ésta primero le ofreció la posibilidad de mantener el acta de diputado y después, por las presiones de ERC y la CUP, se desdijo, pidiéndole “un paso al lado” y el abandono del escaño en el Parlament. “Me resulta incomprensible este cambio de criterio”, afirmaba Gordó, una figura respetada por su ascendencia sobre Mas, pero que no reunía muchas simpatías entre los círculos que abogaban por crear un nuevo partido sin excesivas cargas del pasado, en referencia a los casos judiciales que arrastra Convergència.

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La carta del exconsejero es una declaración de intenciones, a través de la cual convirtió recelos acallados en los últimos meses en críticas directas a la dirección. Por ejemplo, el hecho de que la nueva ejecutiva considere “obsoleto un activo tan inmenso como CDC”. Y aprovechó para anunciar su decisión de crear desde su posición en el Parlament “una nueva puerta abierta al futuro de la política catalana”, lo que se traduce en la posibilidad de crear una nueva formación de corte soberanista, pero más moderado que el que defienden los actuales neoconvergentes, tras la estela del president Carles Puigdemont y su planteamiento de referéndum unilateral.

Su posición como diputado no adscrito —como el nuevo partido que insinúa, si es que logra fraguarlo— le servirá, dijo, de plataforma para “aportar ideas, principios y actuaciones que en estos momentos están quedando huérfanos de representación”. Manteniendo el acta de diputado, a demás de preservar su condición de aforado ante la Justicia, Gordó se ha asegurado participar en una comisión parlamentaria y tener voz en cada votación. En su círculo daban por hecho que apoyará las votaciones vinculadas al referéndum, pero que también defenderá otros discursos que ahora, justo por el proceso independentista, no consiguen aflorar en el debate político.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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