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Cuando el Primero de Mayo era crucial

Una exposición documental muestra la importancia de las luchas obreras y sindicales durante la Transición

Sergio C. Fanjul
Algunos de los carteles expuestos en la muestra 'El 1º de mayo y la democracia (1975-1985)'.
Algunos de los carteles expuestos en la muestra 'El 1º de mayo y la democracia (1975-1985)'.

"Una fiesta para el trabajo y 364 para el capital", rezaba una portada de la revista satírica La Codorniz en 1975. Se puede ver en la exposición El 1º de mayo y la democracia (1975-1985), una muestra documental sobre la importancia de las luchas obreras y sindicales en el proceso de la Transición, que se hacía muy visible en torno a las entonces cruciales manifestaciones del Primero de Mayo, tal día como hoy. Eran celebraciones conflictivas, ilegales, a veces violentas, hasta que el dictador murió en su cama y, en 1978, se celebró la primera manifestación de mayo con los sindicatos legalizados. Entonces la clase obrera todavía era fuerte, consciente y orgullosa.

"Queremos mostrar cómo la lucha de los trabajadores, junto con la de otros ámbitos como la universidad, fue fundamental en la conquista de las libertades", dice Concha Hernández, directora del festival Laborarte, y del centro cultural Conde Duque, en el que se enmarca la muestra. "En las manifestaciones del Primero de Mayo siempre se han reflejado todas las reivindicaciones de la sociedad".

A partir de la legalización, en cada Primero de Mayo se fueron reivindicando cuestiones como el empleo (con un paro tan alto como ahora), la devolución del patrimonio sindical apropiado por el franquismo y otras preocupaciones como la reconversión industrial, la carestía de la vida, la reforma de la Seguridad Social, la situación de la mujer o la adecuación de las relaciones laborales al sistema democrático. Preocupaciones que se ven reflejadas en el material aportado por la Hemeroteca Municipalla Fundación 1* de Mayo y la Fundación Largo Caballero, sobre todo carteles, portadas de revistas obreras (en las que se ve el colorido estilo de la ilustración de aquellos años, escapando del gris franquista) y recortes de prensa.

"Tenemos que hacer ver, sobre todo a los jóvenes, que desde la jornada de ocho horas el sindicalismo ha logrado grandes avances para la sociedad", dice Hernández. "Hoy en día se trata de deslegitimar a los representantes de los trabajadores y no paramos de perder derechos. Hay que recuperar la conciencia de clase que el liberalismo salvaje ha fulminado".

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Laborarte, durante mayo, organizado por el centro cultural Conde Duque y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ahonda en las relaciones entre trabajo y cultura, "y muestra que los artistas también son trabajadores", apunta Hernández. Otra exposición complementaria es Los trabajos y los días, de Teresa Ordinas y Cata Loshuertos, se dedica a retratar a esas personas anónimas que, desde una acera, un estudio, un despacho, cualquier negocio u oficina hacen posible el funcionamiento de la sociedad. "Queremos mostrar que todos somos necesarios para una efectiva distribución del trabajo", dicen las autoras. Como aquí se ve, no solo importa la labor de los que organizan, los que se sientan en la cúspide o los que salen por la tele: la sociedad está llena de engranajes (al menos hasta que lleguen los robots)

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Además, se celebrarán actuaciones como las de Billy Bragg, Leilía, Antonia Contreras, Roberta Sá, Rui Massena, Los Hermanos Cubero, ciclos de cine o recitales poéticos. “El trabajo", dijo la alcaldesa Manuela Carmena durante la presentación, "aporta dignidad y sólo existe una verdadera democratización cuando hay igualdad y dignidad para todo el mundo”.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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