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La revolución de Celia

Una exposición en el Museo ABC recoge las ilustraciones del dibujante Serny sobre este personaje infantil y su hermano

Una ilustración de Serny de las historias de Celia.
Una ilustración de Serny de las historias de Celia.
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La mañana del día de Reyes, Celia Gálvez Montalbán, una niña de la alta burguesía de Madrid de los años treinta, compartió los regalos que le habían dejado Sus Majestades con Solita, la hija del portero. La niña de cabellos rizados los fue dejando caer, atados a una cuerda, desde su ventana hasta el patio para que los recogiera su amiga pobre: un peluche, una cocinita… Así hasta que su padre le dio el alto y puso fin al reparto. En otra ocasión, Celia consiguió camelarse a doña Benita, una de las señoras del servicio doméstico de la casa familiar, para meter un burro en casa.

Las travesuras y ocurrencias de esta niña la llevaron a pasar una temporada interna en un colegio de monjas. El rebelde personaje de ficción, que creó la escritora Elena Fortún (Madrid, 1886-1952), y que posteriormente se convirtió en serie de televisión —estrenada originalmente en el año 1993 en TVE— desembarca ahora al Museo ABC (Amaniel, 29). El pintor Ricardo Summers, Serny (Puerto de Santa María, Cádiz, 1908 – Madrid, 1995) fue el encargado de elaborar las primeras ilustraciones de este personaje para los libros de Fortún. Y justamente esos dibujos, entre otros, son los que ahora se pueden ver en la exposición abierta hasta el 16 de abril.

La nieta del artista, Begoña Summers, es la comisaria de la muestra. Y cuando estaba en quinto curso de carrera decidió hacer su tesis doctoral sobre la carrera de su abuelo: “Le admiro mucho y me pareció la mejor forma de rendir homenaje a su trayectoria”, cuenta la ahora doctora en Bellas Artes.

La exposición Serny. Celia, Cuchifritín y otras historias ilustradas recorre las aventuras de esta niña, su hermano Cuchifritín y de su gato Pirracas. Además, la mitad de las obras expuestas recoge los dibujos y las portadas que el pintor e ilustrador realizó para el periódico ABC o la revista Blanco y Negro para acompañar novelas,cuentos o poesías.

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Fortún escribía y Serny daba vida con trazos y color a las aventuras de estos personajes, cuyas aventuras se publicaban desde 1932 en el suplemento semanal Gente Menuda del periódico, dedicado en ese momento a los hijos de la clase acomodada; los pocos españoles que sabían leer a principios del siglo XX.

La última de las novelas de la saga fue Celia en la revolución, volumen que el año pasado se reeditó. Aunque el libro salió a la luz en 1987, se retiró rápido del mercado.La historia cuenta el horror del hambre, los fusilamientos y las persecuciones de la Guerra Civil desde los ojos de la niña. Se trata de un relato autobiográfico de Elena Fortún, una mujer que, aunque no militó en ningún partido, tenía una clara convicción republicana. La escritora proyectó en su personaje ese compromiso de contar la verdad sobre lo que habían vivido.

Aunque los trazos de Serny no aparecen en ese último libro, él dio forma a los característicos rizos rubios de Celia así como a sus vestidos cortitos y elegantes. “Buscaba decir más con menos medios. Su gusto por lo bello le llevó a tratar con delicadeza tanto la línea como el color, algo que enlaza con una herencia española que tiene como último referente a Goya”, explica Summers. A pesar de no ser el único que dibujó a estos iconos de la literatura infantil “es el responsable de que los lectores los identifiquen y los recuerden”.

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