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Las muertes por suicidio duplican a las de accidentes de tráfico

El último análisis de mortalidad del Departamento de Salud señala que 526 personas se suicidaron en Cataluña en 2014

Jessica Mouzo
Una mujer con un trastorno emocional.
Una mujer con un trastorno emocional.Iraís Esparza (Wikimedia Commons)

Más de una persona fallece cada día en Cataluña por suicidio. El tabú sigue patente y genera un halo de silencio a su alrededor —estas muertes se disfrazan, por ejemplo, bajo el título de accidentes, como el atropello mortal que sufrió ayer una persona en las vías del tren en Barcelona—. Pero las cifras son tozudas. Según el último análisis de mortalidad del Departamento de Salud, 526 personas se suicidaron en Cataluña en 2014. Aunque el dato es ligeramente más bajo que el año anterior, cuando se alcanzó la cifra más alta registrada con 537 muertes, los expertos alertan de que todavía no hay una tendencia a la baja. Desde el inicio de la crisis, los suicidios aumentaron un 48% y se mantienen como la primera causa de muerte prematura entre personas de 15 a 45 años.

Pese al estigma que todavía ronda a los fallecimientos por esta causa, los suicidios ya duplican holgadamente a las muertes por accidentes de tráfico (249 víctimas en 2014). “Reducir la tasa de suicidios es una de las prioridades de Salud. Es una buena noticia que este último año haya bajado pero hay que ser prudentes, es muy precipitado decir que la tendencia va a la baja”, apunta Cristina Molina, directora del Plan Director de Salud Mental de Cataluña. En España, el análisis del Instituto Nacional de Estadística (INE) plasmó, por tercer año consecutivo, una cifra récord de muertes por suicidio en 2014 (3.910 personas). Para el INE, la tasa de suicidios catalana (618 por cada 100.000 habitantes) está por debajo de la media nacional (640,9) y es la sexta más baja del Estado. Ambas tasas, no obstante, continúan por debajo de la de otros países europeos.

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Las causas del suicidio siempre son multifactoriales, pero la crisis económica, según Salud, ha hecho mella especialmente en el repunte de suicidios consumados. “La falta de ocupación se asocia con problemas de salud físicos y mentales que incluyen depresión, ansiedad y el aumento de las tasas de suicidio”, recoge el último informe del Departamento sobre los efectos de la crisis en la salud de la población catalana. El número de hospitalizaciones por tentativas de suicidio también se ha incrementado en los últimos años. Según el Observatorio de Salud de Cataluña, en 2008, se registró una tasa de 27,3 tentativas por cada 100.000 mujeres y 15,3 por cada 100.000 hombres, unas cifras que ascendieron a 33,8 y 21,6 respectivamente en 2012.

Algunos expertos, sin embargo, creen que la situación económica que se sufrió en los últimos años, no ha afectado tanto como se podía prever. “Más allá de la influencia del aumento de paro, no se ha podido demostrar que la crisis económica provoque más suicidios. No hemos visto una asociación muy importante, aunque sí algunos casos. En España, la protección social y el soporte familiar, que es alto y muy importante, ha taponado ese incremento del suicidio por la crisis que sí se ha visto en otros países como el Reino Unido”, matiza el doctor Diego Palao, jefe del servicio de salud mental del hospital Parc Taulí de Sabadell.

Más hombres fallecidos

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Aunque la mayoría de las tentativas de suicidios las realizan mujeres, un 74% de las muertes consumadas son hombres. “Eso es porque los hombres utilizan métodos de suicidio más violentos y contundentes. Suelen ser personas solas, con alguna enfermedad y más mayores”, explica Palao. Más del 80% de las personas que intentan suicidarse tienen, de base, algún trastorno mental como la depresión. “Lo más común son trastornos afectivos, especialmente depresión. Y la asociación que supone más riesgo de tentativa es el consumo de alcohol con una depresión”, añade el médico.

Por edades, el grueso de los fallecimientos se concentra en la edad adulta: entre los 45 y los 54 años se notificaron 114 víctimas y entre los 55 y los 64 otras 87 personas fallecidas. Pero a los expertos también les preocupa la incidencia en los más jóvenes. Según el Registro de Mortalidad, en 2014 fallecieron 24 personas menores de 25 años. “En adolescentes es muy infrecuente el suicidio consumado. Son más comunes las tentativas”, apunta Palao.

En su área de referencia, el psiquiatra detectó alrededor de una treintena de tentativas (la población menor de edad es de 90.000 personas) y un sólo suicidio consumado. “Suelen ser chicas, sin ningún trastorno mental, sólo reacciones patológicas ante unas situaciones. Lo que hay que hacer es una intervención educativa precoz, enseñarles a reaccionar de otra manera para reconducirlos”, apunta el médico, que asegura que con este tipo de asistencia se reduce un 5% al año la reincidencia de tentativas.

Protocolo de prevención

Palao y su equipo fueron, junto a otros psiquiatras del hospital Sant Pau de Barcelona, los precursores de un proyecto piloto que ahora ya se ha implantado en todo el territorio catalán: el código riesgo suicidio (CRS). Este protocolo de prevención del suicidio, que comenzó a desplegar Salud en 2014, hace un seguimiento de los pacientes en riesgo para evitar que las tentativas se consumen. Los actores sanitarios implicados —Sistema de Emergencias Médicas (SEM), atención primaria y especialistas— reciben las alertas de posibles casos de riesgo (que han cometido una tentativa) y los incorporan a su registro para monitorizarlos. Tras la salida del paciente del hospital, los equipos del CRS se aseguran de que en 10 días —72 horas si es adolescente— esta persona visite a su médico especialista en atención primaria para controlar su estado. El plan contempla un seguimiento intensivo durante un año.
“Estamos analizando los primeros datos porque la implantación efectiva en todo el territorio se produjo entre enero y febrero de este año. Lo que sabemos es que la mayoría son mujeres y la media de edad ronda los 42 años”, señala Molina. El pasado octubre, cuando el CRS sólo estaba implantado en el 54% de Cataluña, Salud ya había identificado a 1.500 personas con conductas suicidas. Según Molina, el 83% de los ingresos registrados han tenido el seguimiento posterior que indica el protocolo. Palao, por su parte, que ya lleva más tiempo con su dispositivo en marcha, asegura que el CRS “es una estrategia que dará muy buenos resultados”. “Hay menos latencia de los reintentos a un año. De hecho, se reducen a la mitad. Sin embargo, este indicador baja tanto si pasan los años: mantener el efecto a largo plazo es en lo que tenemos que trabajar más”, matiza.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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