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Las universidades públicas pierden uno de cada cuatro docentes en cinco cursos

Un informe señala un “uso inadecuado” de la figura del profesor asociado

Jessica Mouzo
Alumnos en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona
Alumnos en la Universidad Pompeu Fabra de BarcelonaCarles Ribas

Menos docentes y más precarios. Ese es el panorama laboral de las universidades públicas catalanas tras los tijeretazos de los últimos años. Un informe del Observatorio del Sistema Universitario (OSU) revela que las facultades públicas han perdido casi a uno de cada cuatro profesores en los últimos cinco cursos. Además, la temporalidad se ha agravado: a medida que caía la plantilla estable, se disparaban los contratos temporales, un régimen que ya afecta al 51% de los docentes. Los expertos alertan de que la contratación de personal predoctoral y postdoctoral también se ha convertido en anecdótica.

Las plantillas actuales de las universidades públicas catalanas poco o nada tienen que ver con las que poblaban las aulas 10 años atrás. Para empezar, por el número global de profesores: el personal docente e investigador se ha reducido un 23% desde 2010, último año en el que se registró una tendencia al alza. Además, el grueso de la plantilla ya no es funcionario. Este grupo pasó de representar el 52% de los docentes en 2005 a ser apenas el 37% el año pasado.

Los contratos que se han convertido “casi en testimoniales”, en palabras de los autores del informe, son los del personal predoctoral y postdoctoral. Las incorporaciones de personal ayudante “han desaparecido” según el estudio y el resto de contratos predoctorales “han sufrido fuertes recortes”. “Algún año no se han convocado o las convocatorias han sido prácticamente simbólicas”.

A los recortes que empezaron a ejecutarse en 2011 se sumó la inestabilidad laboral de los contratos que se hacían. Pese a que la normativa exige que los contratos temporales no afecten a más del 40% de la plantilla total, este régimen contractual ya está implantado en más de la mitad de los docentes.

Los autores del informe también hacen suya una queja recurrente de la Sindicatura de Cuenta y señalan un “uso inadecuado” de la figura del profesor asociado —un profesional en ejercicio de su especialidad, que compagina un puesto de trabajo externo con la docencia a tiempo parcial—. En la última década, la contratación de profesor asociado subió casi un 30% (en 2015 eran 7.161). “La contratación inadecuada de profesorado asociado es una forma de precarización de las condiciones laborales porque se trata de contratos a tiempo parcial, por la temporalidad de los contratos, por la falta de reconocimiento de las tareas llevadas a cabo y también por las bajas retribuciones aplicadas”, reza el informe.

Pero la precarización de los docentes universitarios no se queda sólo en el régimen contractual. El bolsillo de los profesores también se ha visto afectados. “En términos reales [descontando la inflación], las retribuciones han ido a la baja desde hace 25 años (...), de forma que se encuentran a nivel de los años 80”, apunta el estudio. Un catedrático cobraba en 1988 entre 25.000 y 30.000 euros de media, cifra que aumentó en 1991 con la reforma retributiva al alza hasta 40.000 euros y que se sitúa en 2015 en cerca de 80.000 euros (lo que equivaldría a unos 30.000 euros de 1988).

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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