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Temporeros a cuatro euros la hora sobreviviendo en las calles

La campaña de la fruta reúne a 20.000 inmigrantes en Lleida

Alfonso L. Congostrina
Temporeros descansan en la sala de estar del albergue Jericó.
Temporeros descansan en la sala de estar del albergue Jericó. Massimiliano Minocri

Más de 20.000 temporeros de la campaña de la fruta trabajan cada año en la provincia de Lleida. Antes, era un empleo al que se dedicaban estudiantes dispuestos a ganar dinero y tostarse la espalda entre frutales. Hace décadas que ese trabajo lo realizan inmigrantes —sobre todo subsaharianos— que se instalan desde mediados de junio hasta septiembre en los pueblos leridanos. Algunos agricultores les ceden una nave donde infravivir mientras recogen fruta.

“Nos pagan cuatro euros la hora y muchas veces tenemos que pagar cinco para que nos lleven en furgoneta hasta el campo”, explica un joven senegalés sentado en las escaleras de la Seu Vella. Se siente esafado.

Años atrás, en la ciudad de Lleida era habitual ver a decenas de inmigrantes en el solar del Pla del Seminari —a 50 metros de la calle Mayor— malviviendo a la espera de que una furgoneta apareciera para llevárselos al campo. Incluso llegaron a ser desalojados a manguerazos mientras dormían.

Hoy hay menos inmigrantes. Siguen malviviendo, aunque ahora la mayoría lo hace en un albergue gestionado por una comunidad católica.

“El convenio marca que la hora neta que debe percibir un temporero es de 6,12 euros. Al agricultor nos cuesta más de ocho euros la hora, entre Seguridad Social y papeleo, pero hay empresas que han llegado a ofrecer al payés trabajadores a menos de siete euros”, denuncia el empresario Josep Maria Companys. La explotación de los más débiles de la cadena no es nueva. Maricco, un maliense de 35 años, asegura que pocas veces le han ofrecido más de cinco euros la hora. “Ahora estoy en Lleida, luego voy a Logroño, Huelva y Jaén… Llevo así desde 2008 y las he visto de todos los colores”, confiesa en la habitación que comparte con tres compañeros en el albergue Jericó.

Francesc Gabarrell, concejal de la CUP en Lleida, denuncia que el Ayuntamiento no cumple sus compromisos sociales. “En pleno 2016, hemos visto grupos de temporeros durmiendo en la plaza de L'Hort de Santa Teresa, en la terraza de los castellers de Lleida y en los Camps Elisis”. Gabarrell critica que el equipo de gobierno de Àngel Ros no ha creado un albergue municipal y verano tras verano se repite la misma escena en las calles de la ciudad.

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Jericó

La pensión que hace esta función la gestiona la entidad religiosa Jericó. Ayer dormían en ella 94 temporeros, 70 en habitaciones compartidas y otros 24 en hamacas distribuidas en dos salas. Para Gabarrell es una solución insuficiente ya que sólo les alojan por un número de días. Xavier Rodamilans, concejal del PSC en políticas para los derechos de las personas, defiende que el Ayuntamiento “ofrece que cada temporero tenga durante 15 días sus necesidades básicas cubiertas en el albergue Jericó y además les damos la posibilidad de que utilicen los servicios de consigna, duchas, peluquería comida…”. Rodamilans afirma que este año se ha atendido a una media de diez personas diarias en la ciudad mientras que el pasado año eran 16. “Los temporeros han cambiado y están mucho más informados, por eso vienen muchos menos”, defiende.

A media tarde, decenas de temporeros aparecen por las calles del centro histórico. Pedro, “a secas”, dirige el albergue Jericó: “Hay verdaderos dramas personales, hay problemas, pero la mayoría de ellos sólo quieren sobrevivir y nosotros tenemos la obligación de ayudarles”.

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