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Los manteros se expanden por la ciudad tras ser expulsados de la Barceloneta

Los vendedores ambulantes se instalan en zonas turísticas a la espera de que el Ayuntamiento les proponga una solución

Alfonso L. Congostrina
Un grupo de vendedores ambulantes, anoche en la Rambla de Barcelona.
Un grupo de vendedores ambulantes, anoche en la Rambla de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI

Los vendedores ambulantes ilegales que fueron expulsados el pasado viernes de la zona del paseo Joan de Borbó, en el barrio de la Barceloneta se han distribuido en diferentes puntos turísticos de la ciudad. El 15 de julio los agentes de los Mossos d’Esquadra, la Guardia Urbana y la Policía Portuaria saturaron, a primera hora de la mañana, la explanada donde se instalaba el zoco ilegal de la Barceloneta. Su presencia fue suficiente para que el mercadillo ilegal quedara automáticamente clausurado. Los propios vendedores informan de que los manteros no se han “evaporado” sino que han regresado a “allí donde vendían antes”. Zonas como el parque Güell, Montjuïc, la Rambla... Allí siguen, a la espera de una solución a su actividad ilegal.

Centenares de vendedores seguían vendiendo, el pasado jueves, en el zoco de la Barceloneta. Muchos ya conocían la noticia: “Me han dicho que mañana mejor que no vengamos”, se iban diciendo unos a otros. La mayoría había vivido, semanas antes, la expulsión de la zona del muelle del Depósito y del pasillo de los restaurantes del Museo de Historia. También fueron protagonistas, el pasado noviembre, del desalojo de la zona de Colón donde el verano pasado montaron otro mercadillo ilegal. El modus operandi policial siempre ha sido el mismo: la saturación del espacio. En esta ocasión había una novedad, una empresa subcontratada por el Ayuntamiento instaló una pista de skate de 600 metros cuadrados en la zona. El Consistorio ha anunciado que colocará allí otros equipamientos para que la ciudadanía utilice el espacio que hasta ahora ocupaban los vendedores ilegales.

Desde entonces poco, o nada, se sabe de los centenares de vendedores ilegales que llevaban desde abril instalados en esa zona del Port Vell. Pape Diop, uno de los portavoces del autoproclamado sindicato mantero, lamentaba ayer: “El skate park del Ayuntamiento sólo tiene como objetivo contentar a los grandes empresarios y dejar a los inmigrantes pobres sin poder trabajar”. Otro de los portavoces Aziz Faye reconocía que “en las últimas semanas hubo un efecto llamada. En la Barceloneta había muchísimos manteros, muchos más de los que trabajamos durante todo el año”. Ambos son senegaleses como la mayoría de vendedores ilegales de la zona. Las últimas semanas aparecieron decenas de vendedores de otras nacionalidades e incluso españoles que buscando sobrevivir “plantaron la manta en la Barceloneta”.

Los vecinos, en contra de una solución policial

La Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB) criticó ayer en un comunicado que la “actuación estrictamente policial” llevada a cabo en la Barceloneta no soluciona el problema Top Manta y sólo “conducen a la reubicación de la actividad en otros espacios, trasladando el problema sin resolverlo”. Para la FAVB la solución pasa por adoptar medidas “de justicia humanitaria”. Los vecinos de Barcelona aseguran que los vendedores ilegales se encuentran en una situación en que el top manta es “una de las actividades más dignas que pueden hacer”. En el comunicado los vecinos cuestionan la ley de Extranjería y critican que los comerciantes y algunos partidos políticos realizan comentarios contra los manteros que tienen un “tufo racista”.

Diop denuncia que el Consistorio “ya lo ha conseguido, no estamos en la Barceloneta pero no nos hemos evaporado. Cada uno de nosotros ha regresado a su lugar natural: la Rambla, el parque Güell…”. El portavoz reconoce que los vendedores ilegales se distribuyen por nacionalidades y zonas. “Por ejemplo, los paquistaníes están en Montjuïc y el Tibidabo mientras que nosotros [los Senegaleses] nos distribuimos por Portal de l'Àngel, la Rambla o paseo de Gràcia”.

Ahora, los manteros no están tan concentrados. Pocos han decidido abandonar Barcelona hacia zonas costeras. “Sólo lo han hecho aquellos que habían comenzado a vender en Sitges o Blanes y habían venido a la Barceloneta porque creían que había más compradores”, reconoce Faye.

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Diop informa de que tanto la Costa Dorada como la Costa Brava ya están saturadas de este tipo de comercio por “los manteros que venden allí”. “Ahora sobrevivimos como podemos y estamos a la espera de que el Ayuntamiento nos ofrezca soluciones. Nosotros pedimos un lugar donde pagar una licencia y poder vender sin tener que temer a las actuaciones policiales”, reclama Aziz.

“Podrán esconder algunos días a los pobres negros pero no podrán borrarnos del mapa”, asegura Diop que no descarna una nueva manifestación de vendedores ambulantes.

A las 22.00 horas, justo cuando los Mossos abandonan el paseo Joan de Borbó decenas de manteros regresan a la zona de la Barceloneta. “Tenemos un par de horas para vender a turistas con un ojo mirando a la policía”, lamenta Diop. “Es el precio de la supervivencia”.

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