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La polución de Seseña triplicó la contaminación generada por la refinería de Puertollano

El nivel de benceno (hidrocarburo aromático cancerígeno) fue tres veces superior al más alto alcanzado en 2015 en toda España

Durante el incendio que devora desde el pasado 13 de mayo un gigantesco vertedero ilegal de neumáticos en Seseña, se han producido en su barrio de El Quiñón elevados picos de contaminación. Por ejemplo, un nivel de benceno (hidrocarburo aromático cancerígeno) tres veces superior al más alto alcanzado en 2015 en toda España, cerca de la refinería de Puertollano. También se registraron 210,75 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre, cantidades que solo se producen ocasionalmente en el entorno de las centrales térmicas. Se trata de los valores más altos registrados, por lo que la Administración insiste en que no se han incumplido los límites medios legales, pero los vecinos no pueden evitar su preocupación.

Aspecto del incendio del vertedero ilegal de neumáticos de Seseña, este martes.
Aspecto del incendio del vertedero ilegal de neumáticos de Seseña, este martes.Kike Para

Antonio Ayllón tiene 30 años, un hijo de cuatro y otro de 18 meses. El martes por la mañana estaba buscando casa en Aranjuez después de cuatro años viviendo en la urbanización El Quiñón, construida por Francisco Hernando, El Pocero, en Seseña. Su mujer, Diana, dejó su trabajo en un bar del barrio por temor al humo. Su niño mayor está matriculado en el colegio de la urbanización, que lleva cerrado desde el inicio del fuego. Hoy tal vez abra de nuevo, pero muchos padres no piensan llevar a sus hijos hasta que no se apague el fuego y se limpien los restos, cuenta Alfonso Carrasco, otro vecino. Él tiene un niño que va a esa escuela y ayer no sabía qué iba a hacer.

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Este martes, pequeñas columnas de humo negro (pequeñas en comparación con los primeros días, cuando la columna se divisaba desde decenas de kilómetros de distancia) surgían en ocasiones a medida que las máquinas removían los restos.

“Arriba del todo del vertedero, en la zona que pertenece a Madrid, es donde todavía se puede ver por la noche áreas de fuego", señala Carrasco. Nada extraño explica Pedro Antonio Ruiz, director técnico de los bomberos de Toledo y encargado de los trabajos de control del incendio, porque en esa zona todavía continúa el incendio activo. En el territorio de Castilla-La Mancha, sin embargo, está previsto declarar su extinción hoy. Después continuarán las labores de enfriamiento, pero ya sin llamas y sin humo.

El macroincendio ha provocado el registro de niveles de determinados contaminantes calificados de “brutales” por Ecologistas en Acción. En la unidad de medición instalada en el colegio El Quiñón, llegó a registrarse un pico de 102,98 microgramos por metro cúbico de benceno (sustancia calificada como cancerígena), cuando la media anual se sitúa en los 5 microgramos por metro cúbico. “Lo que no sabemos es durante cuánto tiempo se produjo, ni qué niveles hubo antes o después, porque solo dan los valores máximos”, explica Juan Bárcena, miembro de Ecologistas en Acción. “No es lo mismo un pico único que haber estado varias horas en niveles altos”, dice. Con el paso de los días, los índices de contaminantes se han reducido, pero “con altibajos”, dependiendo de hacia dónde sople el viento. En los últimos días hay mediciones de 20 microgramos, “también mucho, pero no los valores brutales que se recogieron días antes”.

La Comunidad de Madrid hizo públicos ayer los datos de otros contaminantes medidos por el Instituto Carlos III en Aranjuez. Entre ellos, el benzopireno (también considerado cancerígeno). El valor más alto al que se llegó fueron 0,56 nanogramos por metro cúbico. No superó el límite anual de 1 nanogramo.

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Una pancarta en El Quiñón pide la dimisión de los responsables del incendio.
Una pancarta en El Quiñón pide la dimisión de los responsables del incendio.kike Para

El Consejero de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, ha manifestado este martes que “lo mejor hubiera sido” que se hubieran apagado a la vez las dos áreas (tres hectáreas de Madrid y tres y media de la Junta, de un total de 11), y poder dar por finalizado el incendio.

Fuentes de la Consejería de Presidencia del Gobierno regional madrileño explican que no ha sido posible. En primer lugar, porque el juzgado que investiga las causas del fuego impidió la entrada en la zona de Madrid hasta el pasado viernes. Desde ese día solo está acotada la parte donde el Seprona recaba información de unos 2.000 metros cuadrados. El juzgado está a la espera de que el laboratorio de criminalística les remita los informes periciales, que todavía no están finalizados.

Además, asegura el mismo portavoz, era necesario que salieran las máquinas que habían trabajado para la Junta antes que pudieran entrar las de la Comunidad de Madrid, y que Red Eléctrica terminara de arreglar los problemas en varias torres de transporte de electricidad.

“Es uno de los sucesos más graves de las últimas décadas”

José Luis Domingo Roig es el director del Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) y una de las máximas autoridades en su campo. Hoy llega a Seseña junto a dos colaboradores para tomar muestras con las que evaluar el posible impacto para la salud del incendio. A corto plazo, los niveles de contaminación del aire que se han alcanzado son graves, dice, pero “cuando se acabe el humo no se acaba todo”, añade. Al contrario: “A mí lo que me preocupa es el medio y el largo plazo”.

Existen algunos contaminantes como el benceno (un hidrocarburo aromático cancerígeno) que es muy posible que desaparezcan del ambiente en unos dos meses, pronostica. Sin embargo, hay otros como las dioxinas y los furanos (químicos complejos que contienen una sustancia denominada clorina) y algunos metales pesados usados para hacer neumáticos —algunos de ellos también cancerígenos— que pueden persistir depositados en distintos sitios. En su busca, Domingo Roig y sus colegas van a esmerarse especialmente en zonas de tierra donde puedan jugar los críos (hay un enorme parque con lago incluido en mitad de la urbanización de El Quiñón) y en las zonas de cultivos de los alrededores. Mientras en las áreas de cemento u hormigón contaminadas bastaría con limpiarlas a conciencia, en las de tierra habría que eliminar las capas superiores, “al menos unos tres o cuatro centímetros”, explica el especialista.

Como científico, prefiere tener los datos antes de plantear un diagnóstico, pero ya adelanta que se trata “de uno de los sucesos más graves de este tipo que se han dado en las últimas décadas”, teniendo en cuenta, además, la cercanía de las viviendas de la urbanización de El Quiñón de Seseña.

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