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Dos de cada tres pacientes derivados acaban en hospitales con afán de lucro

La mayor parte de los 12.018 enfermos desviados en 2015 tenía como centro de referencia alguno del Instituto Catalán de la Salud

Jessica Mouzo
Protesta por el cierre de camas en el Vall d'Hebron.
Protesta por el cierre de camas en el Vall d'Hebron.ALBERT GARCIA

Las derivaciones de pacientes de su centro de referencia a otros hospitales —generalmente privados, aunque dentro de la red pública— se ha convertido en una solución recurrente del Departamento de Salud para reducir las listas de espera quirúrgicas. Si en 2014 eran 16.253 los pacientes desviados a otras clínicas para drenar las colas en el quirófano (la mitad de ellos acabaron en hospitales privados), el año pasado Salud volvió a tirar de derivaciones para rebajar sus dilatadas listas. El Departamento trasladó 12.018 enfermos, el 64% de ellos a centros con afán de lucro.

Aunque la derivación de pacientes es una práctica común en el sistema sanitario en momentos de colapso, la llegada de la crisis y los tijeretazos en sanidad agudizaron este mecanismo como una fórmula para reducir las listas de espera. A los hospitales públicos, escasos de personal y con quirófanos y plantas cerrados, les salía más rentable derivar pacientes a otras clínicas que abrir sus propios servicios y operar allí a sus enfermos.

Hospitales a los que se derivaron pacientes

Hospital Sagrat Cor: 2.139

Clínica del Vallès: 2.128

H. General de Catalunya: 46

Clínica Girona: 1.466

Clínica de Ponent: 1.935

C. Salus Infirmorum: 1.135

Dos de Maig: 482

Sant Joan de Déu: 492

Sant Rafael: 289

Plató: 644

Clínica Terres de l'Ebre: 485

Hospital de Mollet: 154

Hospital de Amposta: 30

Hospital Alt Penedès: 126

Hospital Josep Trueta: 20

H. Santa Caterina: 447

Los detractores del anterior consejero Boi Ruiz, criticaron una y otra vez el desvío sistemático de pacientes a hospitales privados con afán de lucro mientras los centros públicos funcionaban a medio gas. Sin embargo, de poco o nada sirvieron sus protestas porque la práctica de las derivaciones siguió adelante hasta el final del mandato. A toro pasado, las cifras corroboran las sospechas de los críticos de Boi Ruiz: los hospitales que más pacientes derivan son los del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y los que más enfermos reciben son clínicas de titularidad privada con afán de lucro.

En 2015, las dinámicas de desvíos agudizaron la secuencia registrada en 2014, cuando la mitad de las derivaciones acabaron en las tres clínicas propiedad del grupo empresarial Quironsalud (Clínica del Vallès, hospital Sagrat Cor y Hospital General de Catalunya). De los 12.018 traslados de enfermos ejecutados en 2015, el 64% acabaron en hospitales con ánimo de lucro.

Los centros de Quironsalud, los mismos que el nuevo titular de Salud, Toni Comín, prometió echar de la red pública próximamente, acumularon el 36% de las derivaciones totales que se hicieron en 2015: el Sagrat Cor recibió 2.139 pacientes, la Clínica del Vallès, 2.128, y el Hospital General de Catalunya, 46. Otro centro privado, la Clínica Girona, asumió 1.466 pacientes de tres hospitales públicos de la provincia. La Clínica de Ponent, el otro ente privado que recibió derivaciones, acogió 1.935 enfermos.

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Otras fundaciones y entidades privadas sin ánimo de lucro, como el hospital Plató (una fundación privada), el Sant Rafael, la Clínica Salus Infirmorum, el Sant Joan de Déu o el hospital de Mollet, acogieron en total 2.714 pacientes.

En cuanto a los centros públicos, sólo el Josep Trueta, el Dos de Maig, la Clínica Terres de l'Ebre (de la empresa municipal de Reus, Sagessa), el Santa Caterina, el hospital comarcal de Amposta y el del Alt Penedès recibieron enfermos de otros hospitales.

Ante las sospechas que rondan al Departamento de favorecer intereses privados, el consejero Comín se comprometió hace dos meses a realizar una auditoría de las derivaciones registradas. La investigación pretende desvelar si los desvíos de pacientes realizados responden a criterios de eficiencia o no.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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