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Sant Jordi, un sábado de misterio

Libreros y editores esperan incrementar los 20,3 millones en ventas de 2015 a pesar de que la Diada cae en semifestivo

Carles Geli
Gente pasea por Lleida para ver y comprar libros durante Sant Jordi, el año pasado.
Gente pasea por Lleida para ver y comprar libros durante Sant Jordi, el año pasado.Javier Martín

La Diada de Sant Jordi será este año, al caer en sábado, una gran novela de misterio: al no ser laborable, la gente que trabaja no se escapará de la oficina para comprar el libro, al igual que las escuelas no sacarán a los alumnos a visitar los tenderetes en las calles, especialmente de las grandes capitales. Quizás esas claras ventas de menos se compensen con la compra en las localidades de segundas residencias o con las que haga la gente de comarcas que acudan a pasar la jornada en Barcelona, donde sí encontraran a sus autores favoritos. La gran esperanza está, pues, en que las ventas, para ir tranquilos o garantizarse que no se agote el título preferido, se hagan durante toda la semana previa. Pero, en cualquier caso, absolutamente todo estará a expensas de la climatología…

Ese es el complejo panorama con el que editores, libreros (y autores) afrontan este año la fecha clave del sector. En un contexto económico generalizado de aires de recuperación o, al menos, de que este ámbito ha tocado fondo, “esperamos entre un 1% y un 2% de incremento de ventas sobre la facturación del año pasado, que ya fue un 6% superior a la de 2014”, apunta el presidente del Gremio de Libreros de Cataluña, Antoni Daura, lo que se tradujo en 2015 en 20,35 millones de euros a partir de 1,5 millones de ejemplares vendidos, fruto de una oferta de unos 40.000 títulos.

“Al ser un día semifestivo, el movimiento se notará, pero ya estamos vacunados: cada siete o 10 años el calendario nos viene así. ¿Lluvia? Pues que la gente salga con paraguas”, bromeó Daura. En cualquier caso, por oferta no quedará: a pesar de no disponer de los datos definitivos, el gremio de libreros espera este año un mayor número de tenderetes en las calles de la capital catalana, el 70% de los cuales se concentrarán entre Ciutat Vella y La Rambla.

De esa oferta, y del trasiego que saca a la calle sólo en la capital catalana a 1,2 millones de personas, gozarán especialmente la quincena de libreros independientes de diferentes países europeos y en especial de ciudades literarias designadas por la Unesco, condición que comparte Barcelona desde el pasado diciembre, por lo que vivirá su primer Sant Jordi tras esta nominación. La iniciativa es fruto del Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña (Diplocat), que bajo el eslogan y el portal electrónico Booksandroses (www.booksandroses.cat) aspira a difundir y exportar, a imagen y semejanza del Saint Patrick’s Day irlandés o el Año Nuevo chino, una festividad socioliteraria que ya se celebra en unos 40 países, según cifras del propio Diplocat.

Que Sant Jordi es un evento sociocultural que empieza a ir más allá de lo literario y de lo catalán lo ratifica también la lenta pero constante entrada de socios de otros ámbitos en la gestión y difusión de la jornada. Así, a los patrocinadores que lentamente se han ido incorporando en los últimos años como Renault , la Cofradía del Cava (que sigue permutando puntos de libros comprados en librerías agremiadas por copa de cava el día de Sant Jordi en el Palau Robert de Barcelona) y Transload, se han añadido este año firmas de sectores aún más alejadas del sector libresco, como la compañía aérea Vueling o la aseguradora Nationale-Nederlanden. “No les hemos ido a buscar nosotros y encima les pedimos que no promocionen sus servicios… es una muestra de que quieren asociarse a nosotros por los valores de conocimiento o cultura que tiene el evento, asegura Marià Marín, secretario técnico de los libreros.

En ese contexto de optimismo moderado, mañana miércoles el consejero de Cultura, Santi Vila, se reunirá con los libreros catalanes, que son el 12% de los que existen en España pero que, en cambio, facturan un 20% de los libros que se venden por este canal en todo el Estado. Precisamente, una ayuda para actualizar el mapa de librerías de Cataluña (el último es de 2007, justo de antes de la crisis) es una de las demandas que estará en la mesa. No se respira pesimismo. “Si se cumple lo de querer corregir el déficit de recursos de casi 800.000 euros en la dotación de bibliotecas, lo del cheque-regalo a los niños catalanes que cumplan seis años para adquirir un libro en librerías e iniciar así su biblioteca personal y la protección a las librerías nos daríamos por satisfechos; y la predisposición de la Generalitat a todo ello parece buena”, apunta Patrici Tixis, presidente de la Cámara del Libro de Cataluña, que agrupa a todas las ramas del sector.

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Sant Jordi demuestra la vitalidad del libro de papel”, opina Tixis, que cifró en un 3% el porcentaje del libro digital en el negocio, muchísimo más bajo que en otras industrias culturales. Además, se aventuró a asegurar que “los piratas de los libros electrónicos mayormente no suelen leerlos: el verdadero lector no es consustancialmente consumidor de libros piratas”. Otra cifra recordada por él llamó la atención: En España hay unos siete millones de analfabetos funcionales, es decir, gente que tiene dificultades de comprensión lectora. Margen, pues, para que crezca el sector y Sant Jordi, sea en día laboral o en festivo…

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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