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Los independentistas sacrifican a Mas en un intento de resucitar su órdago

Los partidos llegan a un acuerdo a última hora para investir a Carles Puigdemont

Mas, durante su comparecencia en el Palau de la Generalitat.Foto: atlas | Vídeo: G. BATTISTA
Miquel Noguer

Artur Mas ya es historia como presidente de la Generalitat. Los anticapitalistas de la CUP lograron este sábado apartarlo del cargo pese a que el líder nacionalista había insistido hasta la saciedad en que nunca se plegaría a esta exigencia. Mas compareció tras otra jornada de insólitas reuniones para anunciar que da “un paso al lado” para favorecer un acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP que salve el proceso independentista. El nuevo presidente catalán será, en virtud de este acuerdo, el alcalde de Girona, Carles Puigdemont, al que se investirá este domingo en un ambiente enrarecido por la imprevisibilidad del pacto.

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El acuerdo llegó en el último minuto, cuando ya todos los partidos daban por hecho que habría que repetir las elecciones en Cataluña. Una negociación agónica y con tintes casi surrealistas culminó con una comparecencia del propio Mas que explicó los principales rasgos del acuerdo. Éste reza que la CUP facilitará hoy la investidura de Carles Puigdemont como presidente y que los anticapitalistas, en un giro inesperado y que choca con su tradición, renuncian a ejercer como partido de oposición en los asuntos que amenacen la “estabilidad del Gobierno”. Aunque quedan muchas lagunas por resolver, Mas dio a entender que sigue vigente todo lo que se había negociado con la CUP los últimos meses en lo referente al proceso independentista y a la estructura del nuevo Gobierno. Es decir, que el plan independentista sigue adelante intacto.

 ¿Qué ha cambiado para que Artur Mas acepte ahora retirarse? Mas respondió a esta pregunta asegurando que “ha evolucionado el tiempo y los acontecimientos, y algo que difícilmente se podía prever, se ha producido, y es que hay un acuerdo de estabilidad en todo y por todo”. “También ha cambiado que la CUP asume errores propios”, añadió haciendo hincapié en que los anticapitalistas renunciarán a hacer oposición parlamentaria. Además de este insólito acuerdo, también trascendió que Carles Puigdemont no fue la primera opción para sustituir a Mas. Por la mañana la presidencia fue ofrecida a Neus Munté, actual vicepresidenta de la Generalitat, quien la rechazó por motivos personales.

La CUP no hará oposición

Mas también intentó negar la evidencia de que se va por exigencia de la CUP. “No ha habido nuevas concesiones a la CUP. He tomado una decisión política que la tomo pudiendo haberme negado a ello. Las elecciones eran una opción, pero no era la buena opción”, insistió para justificar su retirada. Según Mas, el acuerdo implica “corregir” el resultado de las elecciones del 27-S, cuando Junts pel Sí no logró la mayoría absoluta. “Lo que las urnas no nos dieron directamente se ha tenido que corregir a través de la negociación”.

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De esta forma, la CUP hará que dos de sus diez diputados trabajen dentro del grupo de Junts pel Sí. Los anticapitalistas se comprometen a no votar nunca en el mismo sentido que los partidos “contrarios al derecho a decidir de Cataluña”, en palabras de Mas. Con ello, Junts pel Sí confía en haber desactivado a la CUP como elemento de oposición parlamentaria. Habrá que ver hasta qué punto llega este compromiso, especialmente teniendo en cuenta el carácter asambleario de la CUP, que en cualquier momento podría obligar a su dirección a cambiar de rumbo y a dejar los acuerdos en papel mojado.

El nuevo presidente catalán, Carles Puigdemont, ha dado el salto de la política municipal a la autonómica al ostentar la presidencia de la Asociación de Municipios para la Independencia. Mas defendió la candidatura de Puigdemont destacando su experiencia como alcalde y su perfil político: “Tiene muy claro que a Cataluña le conviene ejercer el derecho a la autodeterminación para tener un Estado propio”.

El futuro político de Artur Mas está ahora abierto. Aseguró que no se retira y dejó la puerta abierta a repetir como candidato a presidente de la Generalitat pese a que, por ley, la legislatura catalana tiene que durar un mínimo de 12 meses. Según él, queda “liberado” del compromiso de no presentarse que había adquirido para facilitar los acuerdos con la CUP y con ERC. Mas, que no aclaró si seguirá en su escaño, alegó que el veto al que ha sido sometido le libera no solo para volver a presentarse sino para seguir al frente de su partido, Convergència Democràtica, al que se ha propuesto refundar para esquivar los casos de corrupción. De hecho, Mas se marchó ayer de la Generalitat andando, dándose un baño de masas y sonriendo a quienes coreaban “president, president”.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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