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Las tres hermanas que llevaron la suerte a Roda de Berà

Los trabajadores de un geriátrico de la localidad se reparten más de 18 millones de euros del segundo premio de la lotería de Navidad

Marc Rovira
Trabajadoras y residentes del geriátrico de Roda de Berà.
Trabajadoras y residentes del geriátrico de Roda de Berà.J. L. Sellart

Ana, Fina y Montse. Son las tres hermanas Caballero. Las tres mujeres que han repartido más de 18 millones de euros en Roda de Berà (Tarragona) del Segundo Premio de la Lotería de Navidad. Ana es la responsable de la administración de lotería de la calle de Sant Isidre. Aunque fue ella quien encargó los 15 billetes (150 décimos) del 12.775, han sido sus hermanas las que los distribuyeron entre amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Fina tiene una tienda de ropa en la plaza del pueblo y, tras el mostrador, vendió  un buen puñado de boletos. Aun así, fueron menos, muchos menos, que los que compartió Montse en la residencia de la tercera edad donde trabaja. Montse es la cocinera de El Mirador de Berà, un complejo residencial para ancianos situado a las afueras del municipio, en lo alto de una urbanización, y donde residen unos 80 abuelos.

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Los alrededor de 90 décimos del 12.775 que subió Montse hasta la residencia se han traducido en más de 11 millones en premios. Un buen pellizco. En la plazoleta que da entrada al asilo el personal brincaba, gritaba y descorchaba botellas de cava. Aquellos a quien la noticia ha pillado de libranza se han ido acercando al trabajo con un entusiasmo impropio de un martes por la mañana. Hoy para comer había patatas estofadas y tortilla, pero el menú ha tenido que adaptarse a las exigencias del guion: macarrones y calamares a la romana. Y es que a la cocinera le faltaban brazos para poder corresponder a los besos y achuchones que le querían dar todos aquellos que han sido tocados por el azar. "La suerte es de quien la busca", ha dicho Montse. Ella presume de amuleto. "Dejé que mi nieto juguetease con los décimos y que los tocase tanto como quisiera. Mientras, yo le iba sacando fotos". El nieto es Toni, un niño que justo hoy cumplía 14 meses y que, según la orgullosa abuela, lleva la buena estrella bajo el brazo: "El año pasado ya nos trajo un premio de 220 euros".

"Voy a comprarme un piso en isla Margarita", dice una agraciada

Juan Pardo, 57 años, es enfermero en la residencia. En su casa ha habido dos boletos premiados (250.000 euros) porque convive con Dolors, la auxiliar de noche del geriátrico. Juan y Dolors han sido de los primeros en acercarse a la administración de lotería para celebrar la buena fortuna. Luego se han montado en su desvencijado Ford Fiesta ("ahora lo vamos a cambiar", dicen) y volaron hacía la residencia. Entre los dos suman ocho hijos de matrimonios anteriores. "Les vamos a echar una mano", cuentan. Pero, más allá de tapar agujeros, el premio ya tiene destino fijo: "Va a servir para pagarnos la boda. Llevábamos tiempo haciendo planes para casarnos perno no nos llegaba el dinero" cuenta la futura novia.

Silvia, de 24 años y también trabajadora de la residencia, saltaba de alegría. Esta mañana tenía fiesta pero su madre la ha sacado de la cama a gritos. Silvia tiene claro en qué va a emplear el dinero del premio: "Primero voy a pagar el coche, luego me voy a poner tetas". Ríe mientras simula un volumen pectoral sobredimensionado. Sorís Alfonzo, venezolana, cuenta que un buen pico del dinero cruzará el Atlántico. "Voy a mandárselo a mi familia". ¿Todo? "También voy a comprarme un piso en Isla Margarita", confiesa.

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De entre todos los residentes, solo dos llevaban décimo. Carme Pallejà, natural de Porrera, en el Priorat, contaba que será su familia quien disponga del premio. Una pequeña alegría para ella que, según dice, "no estoy muy a gusto en la residencia. Yo querría estar en mi casa". Neus Orts, de 90 años, también se hizo con uno de los 12.775 que repartía la cocinera. Neus, que no tiene familia directa, dice que ya pensara en qué gasta el dinero.

Por lo que pudiera ser, Óscar Garcia, subdirector de la sucursal de La Caixa en Roda, ha sido de los primeros en dejarse caer por El mirador de Berà. "Se trata de dar asesoramiento. Muchos son clientes nuestros", contaba. Tarragona, demarcación tradicionalmente aciaga en lo que a sorteo del Gordo se refiere, ha sido esta vez premiada también con parte de un quinto premio (70.481) en los barrios de Camp Clar y Torreforta, y con una serie de un cuarto premio (71.119) en Cambrils.

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