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La iglesia de San Antón dedica su belén a Aylan, el niño sirio ahogado

El padre Ángel considera que la imagen es “la más representativa para concienciar a la gente del drama que viven los refugiados"

Una mujer observa el belén expuesto en la iglesia de San Anton.
Una mujer observa el belén expuesto en la iglesia de San Anton.Jaime Villanueva

El recuerdo a Aylan, el niño sirio que murió ahogado en la costa turca el 2 de septiembre cuando su familia trataba de llegar a Europa, se ha erigido en protagonista del portal que este año Mensajeros por La Paz ha montado en la iglesia de San Antón (Hortaleza, 63). Las figuras de dos refugiados hacen las veces de San José y de la Virgen María. La idea surgió del padre Ángel, que considera que la imagen del pequeño es “la más representativa para concienciar a la gente del drama que viven los refugiados”.

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El conjunto de imágenes es obra del artista madrileño Ikella Alonso, que ya realizó también la pasada Navidad el tradicional portal con figuras que hacían alusión a los enfermos de ébola y que se expuso en la capilla de Humilladero, en Fuencarral. "He utilizado la plastilina porque es un material blando que refleja la debilidad de estas personas que huyen de su tierra", ha explicado Alonso, que ha cobrado una cantidad simbólica por el mes que ha dedicado a realizar este trabajo. Aylan yace sobre un mapa del Mediterráneo, mientras a las tres figuras las recubre una lona, que simboliza las tiendas de campaña que usan los migrantes para cobijarse.

"Poner los pies en la tierra es distinto a verlo a través de los medios de comunicación. He estado en Croacia, Hungría y Serbia y el tema impacta", ha asegurado el padre Ángel, creador y presidente de Mensajeros por La Paz, una organización humanitaria fundada en 1962 en Asturias y que actualmente está presente en 33 países con diversos programas sociales.

El portal se puede visitar en la parroquia de San Antón a cualquier hora, ya que la iglesia permanece abierta todo el día. Lo hace desde el pasado marzo, cuando el padre Ángel reabrió un centro religioso que ha permanecido cerrado casi dos décadas y que solo abría sus puertas cada 17 de enero, día de san Antón, patrón de los animales, para bendecir a las mascotas. "Ahora, aquí duermen cada noche 40 personas y se dan desayunos y cenas a los más necesitados", relata Domingo Riera, un sacerdote de Zamora retirado que, a sus 84 años, sirve como voluntario a la obra del padre Ángel. "La gente acude a ver el belén dedicado a Aylan, y muchos, incluso, sueltan una lagrimilla", ha confesado el párroco, que no dejaba de invitar a los curiosos a entrar en el templo.

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