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La crisis duplica la cifra de discapacitados en el paro

El colectivo solo consiguió 0,47% de los contratos firmados en 2014 pese a las ayudas

Margarita y Jordi trabajaron en un CET hasta que fueron contratados por Parques y Jardines.
Margarita y Jordi trabajaron en un CET hasta que fueron contratados por Parques y Jardines.CRISTÓBAL CASTRO

La crisis ha disparado un 165% el número de parados con discapacidad registrados en las oficinas de empleo catalanas, que el año pasado sumaron 10.635. El retroceso de la economía ha afectado al conjunto de la población en la comunidad autónoma, donde el número de desempleados ha crecido un 77% desde 2008 y aún no consigue situarse por debajo del medio millón de personas. Pero esta sangría frenó el año pasado, una tendencia que no se ha reflejado en el colectivo de discapacitados, según un informe presentado este jueves por UGT.

El sindicato ha denunciado en el Día Internacional de Personas con Discapacidad la situación laboral "especialmente vulnerable" del colectivo: más de la mitad de los parados son mujeres, mayores de 45 y llevan más de dos años en busca de trabajo. A esto se suma el hecho de que seis de cada 10 contratos firmados por personas con alguna minusvalía tienen a un hombre como beneficiario.

Las políticas que buscan incentivar el empleo entre los discapacitados parecen no ser efectivas: los 11.354 contratos que se les realizó en 2014 representaron apenas el 0,47% del total de la contratación. Y eso que el 96% echó mano de alguna de las ayudas que ofrece la Administración a quienes dan empleo a personas con minusvalías que igualan o superan el 33%.

El trabajo protegido se vuelve crónico

Los intentos de fomentar la ocupación en el colectivo se concentran en la bonificación de las cuotas de Seguridad Social y el apoyo a los Centros Especiales de Empleo (CET), entidades que están obligadas a tener una plantilla en la que al menos el 70% de los trabajadores sean discapacitados. Unas medidas que "no solo no están permitiendo la incorporación" laboral de estas personas, sino que se centran en "facilitar la inserción en el trabajo protegido, dejando de ser una forma de tránsito hacia la ocupación y pasando a ser la única", según lamenta el informe.

Siete de cada 10 contratos corrieron a cargo de CET. Estos centros fueron pensados para introducir en el mercado laboral a la gente con más dificultades, para que adquiera experiencia y se acostumbre al trabajo. Hasta que una empresa ordinaria le ofrezca empleo. Algo que no sucede en los últimos años. UGT asegura que la tasa de transición se encuentra entre el 1% y el 5% según algunos estudios, convirtiendo a los CET en la "única oportunidad laboral" del colectivo. Y todo pese a que en Cataluña hay 10.728 compañías que por ley deben reservar el 2% de los puestos de su plantilla para empleados discapacitados. Una obligación que nadie controla.

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El caso de Parques y Jardines

Parques y Jardines es una de las pocas empresas que no solo cumple la cuota sino que la supera: el 8% de su plantilla son discapacitados y la gran mayoría ya había trabajado para la entidad a través de un CET. Como Margarita Buendía y Jordi Virella, de 49 y 48 años, que fueron empleados del CET Barna Verd durante dos décadas hasta que consiguieron aprobar las oposiciones para ser operarios en Parques y Jardines.

"Hace un año que me independicé. Mi madre no lo veía, pero vivir solo siempre fue un sueño para mí", comenta Villena, que tiene un 33% de de discapacidad psíquica. Ha subido dos categorías desde que ingresó en la plantilla y gana lo suficiente como para mantenerse e invitar a su novia cada vez que salen juntos. "Ella gana menos porque trabaja en un CET", explica.

Para Buendía, con un grado de discapacidad psíquica del 48%, ingresar en la plantilla de Parques y Jardines le ha supuesto ganar una calidad de vida que de otra forma no tendría. Si no trabajara, dependería de la pensión de viudedad de su madre, que apenas supera los 300 euros al mes. En cambio, es ella la aporta los mayores ingresos en casa y desde hace pocos años cuenta con una jornada reducida para poder cuidar de su madre, que está enferma. "En el CET las jornadas de trabajo eran más duras y tenía horario partido. Ahora no tengo que trabajar ni festivos ni fines de semana", asegura.

Una política de integración ejemplar que el comité de empresa de Parques y Jardines teme que se pierda ahora que la ley permite a las compañías cumplir las cuotas de discapacitados con la contratación de servicios a CET. Una práctica a la que esta empresa pública cada vez más desde hace algunos años.

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