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De abogado a cooperante en Etiopía

Paco Moreno, ganador de la primera edición del premio literario Feel Good, dejó su carrera en España para ayudar en África

Paco Moreno, sonriente, fotografiado con un etíope.
Paco Moreno, sonriente, fotografiado con un etíope.Manuel Zayas

El verano de 2003 cambió para siempre la vida de Paco Moreno, un abogado madrileño. Acostumbrado a tenerlo todo, aquel agosto decidió hacer "algo diferente" y se fue a Etiopía de voluntario. Cuando le enseñaron el hospital de Addis Abeba, capital del país, la realidad superó cualquier expectativa. El centro estaba lleno de enfermos, era una ruina y desprendía un fuerte olor "a heridas, a enfermedad". Fue entonces cuando decidió cambiar de vida, sentirse útil. Tras varios viajes, se instaló de forma definitiva en Etiopía en 2006. Cuenta la experiencia en el libro Mi lugar en el mundo, por el que este miércoles ha recogido el galardón de la primera edición del premio Feel Good, con una dotación de 5.000 euros y organizado por la Obra Social de La Caixa y Plataforma Editorial.

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"Yo tenía la vida resuelta, pero aquel viaje lo cambió todo porque me di cuenta de que no todo es dinero en esta vida", ha contado Moreno, que ahora tiene 42 años. Durante su primer viaje a tierras africanas portaba una gran maleta, pero le sobraba el 90% de lo que llevaba en ella, ha indicado. No echa de menos su anterior vida, aunque sí le falta su familia. Durante estos nueve años en Etiopía, la ONG que fundó, Amigos de Silva, ha terminado 14 pozos. Estas construcciones han evitado que los menores tengan que andar entre cinco y diez kilómetros diarios cargados con bidones de 20 litros para suministrar agua a sus hogares. "Evitarlo supone darles una oportunidad para ir a la escuela, que es la única posibilidad de salir de la pobreza", ha explicado Moreno.

En este país africano la vida no es fácil, cuenta. La mayoría de la población sufre desnutrición. "Es demoledor ver que el brazo de un niño apenas es de 14 centímetros y el de una embarazada de  21", relata. No es por falta de comida, porque en Etiopía se puede comprar alimentos, aunque a un precio mucho más elevado que en España. "Una lata de atún, por ejemplo, cuesta cinco euros. Pero la inflación no deja de subir y los salarios son los mismos desde hace más de diez años", ha recalcado.

Desde su llegada al país, cuenta Moreno, Etiopía ha cambiado bastante, pero ese cambio solo se ve en las principales ciudades. A cinco kilómetros de ellas, las casas se convierten en chabolas y, a 20, ya son edificaciones de adobe. Mucho peor son las condiciones a 400 kilómetros, en lugares como Afar, el lugar donde opera la ONG que preside. Allí la gente es nómada (no tiene agua corriente y se mueve para buscarla) y se enfrenta a duras temperaturas, "de hasta 53 grados", ha especificado el cooperante.

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En esta región toda ayuda es poca, pero siente que en algún momento tendrá que volver a España, sobre todo por la educación de sus vástagos. Lucía (su esposa) y él tienen un hijo de 18 meses que se llama Pablo Alemayeju (un nombre etíope que significa "el que puede ver todo el mundo"). Viven en una casa normal, en un barrio normal, pero un colegio internacional para educar a Pablo les cuesta más de 20.000 euros, un salario que dice no cobrar. Moreno y otro miembro de Amigos de Silva son las dos únicas personas que tienen un sueldo por su dedicación. El resto son voluntarios que operan en España, donde la ONG cuenta con unos 200 socios.

Paco Moreno llena de agua uno de los pozos construidos por su ONG.
Paco Moreno llena de agua uno de los pozos construidos por su ONG.Amigos de Silva

Durante su estancia en Etiopía, Moreno se ha encargado de comprar material de construcción para un hospital; de realizar pozos de agua; de arreglar documentos con el Gobierno etíope, que pone reticencias, y de crear un programa de nutrición (él compra directamente la comida). El motivo de mayor orgullo lo supone el hospital que han conseguido construir en Afar y que dará servicio a más de 200.000 personas. Lo han levantado sobre las ruinas de un antiguo centro de salud y ha tenido un coste de 400.000 euros. Más de la mitad, 250.000, los ha puesto la Comunidad de Madrid, el resto, el Gobierno etíope. "Si no es por nuestra labor y la ayuda del gobierno regional, Etiopía habría desistido del proyecto. Por eso es importante que estemos", asegura el letrado.

Durante la entrega del premio, que asume íntegramente la Obra Social de La Caixa, su director, Jaume Giró, ha alabado la obra de Moreno, que "inaugura un premio literario que reconoce testimonios de vidas generosas y comprometidas". Al certamen en esta primera convocatoria se han presentado 181 manuscritos de 14 países. El editor de la obra, Jordi Nadal (Plataforma Editorial), ha elogiado el libro porque "habla desde el corazón", y ha asegurado que podrá seguir editando libros pero "nunca mejores que éste".

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