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Carmena plantea ceder suelo público a chabolistas para construir sus casas

El Ayuntamiento descartó en 2012 un programa similar para acabar con el Gallinero y otros asentamientos ilegales

Restos de cables de cobre en el poblado de El Gallinero, en Vallecas.
Restos de cables de cobre en el poblado de El Gallinero, en Vallecas.C. Rosillo

El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado un plan para acabar con los asentamientos chabolistas en la ciudad, que pasa por recuperar una iniciativa presentada hace tres años por colectivos sociales y que el anterior gobierno municipal (Partido Popular) descartó. El núcleo de esa solución es que el Ayuntamiento proporcione un terreno público a las familias que viven en los poblados chabolistas, y éstas, guiadas por profesionales, se construyan sus propias casas, proceso durante el que se aprovecharía para enseñarles un oficio y mejorar su integración social.

La alcaldesa de la capital, Manuela Carmena (Ahora Madrid), ha respondido este mediodía a las preguntas de los ciudadanos en una entrevista digital en la página web del Ayuntamiento de Madrid. Preguntada sobre los asentamientos ilegales en la ciudad (y, en concreto, el de Delicias, sobre terrenos de Adif), la regidora ha defendido que “el Ayuntamiento está interviniendo” pero “el problema no es fácil porque se trata de colectivos que están acostumbrados a este tipo de habitabilidad”.

Línea Madrid no se remunicipalizará

Respecto a la posible remunicipalización del servicio de Línea Madrid (la atención telefónica a los ciudadanos), que el Ayuntamiento estudiaba ante la finalización inminente del contrato de este servicio, la alcaldesa ha asegurado que “ahora es imposible”, por lo que será “necesaria una prórroga” de ese contrato. “Afortunadamente, tenemos el compromiso de la empresa concesionaria de mantener los puestos de trabajo y las condiciones; además vamos a trabajar con la empresa para mejorar el servicio”, ha añadido. El Ayuntamiento también estudió la remunicipalización del servicio de recogida de residuos urbanos, cuyos contratos acababan a final de año, y decidió igualmente prorrogarlos al menos un año más para estudiar más a fondo el proceso.

“Estamos estudiando soluciones, entre las que sin duda está, el buscar algún tipo de terrenos en lugares adecuados en los que se pudieran hacer viviendas de autoconstrucción. El problema es complejo y difícil. La semana pasada hubo un acuerdo entre las áreas de Seguridad y Derechos Sociales y el distrito de Vallecas sobre el asentamiento de El Gallinero”, ha añadido la alcaldesa.Se trata de "un plan de choque con medidas urgentes, orientadas a la escolarización, desescombro, desrratización y salubridad", según fuentes municipales.

Preguntada, también por un vecino del Ensanche de Vallecas, sobre las “ocupaciones ilegales” de viviendas, Carmena ha admitido que es un problema “grave” porque “implica drogas, suciedad, inseguridad y temor”. Ha indicado que no es el Ayuntamiento sino la justicia la que puede actuar en estos casos, pero se ha comprometido a “hacer todo lo que esté en su mano”. Sobre el problema de la venta de droga en los alrededores de la plaza de Lavapiés, la alcaldesa ha avanzado que “uno de estos días” hará “una visita sorpresa por la zona para ver personalmente la situación”.

Carriles bici y mascotas en El Retiro

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Carmena ha eludido responder si cuenta con un plan para construir carriles bici, pero ha criticado que, los que hay, “no son muchos y no están bien diseñados”. En cualquier caso, ha animado a usarlos, así como a circular por los carriles en los que conviven bicicletas y coches a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora, sobre todo los fines de semana, “cuando hay menos tráfico y te sientes más seguro”.

Ha avanzado la alcaldesa que está estudiando “la posibilidad de hacer en el mismo parque del Retiro un pequeño centro de concienciación en el que se posibilite la adopción de perros y gatos”, dentro de su política de apoyar a las actividades y colectivos que luchar por el bienestar de los animales.

Ante una queja sobre los malos olores que generan el parque tecnológico y vertedero de Valdemingómez, y que afectan especialmente a los vecinos del Ensanche de Vallecas, la alcaldesa ha adelantado que “se está desarrollando un proyecto para minimizar” ese problema. “Pero aún no os pudo decir en qué consiste ni cuándo lo vais a empezar a notar”, ha añadido. En su opinión, el vertedero “no se debería haber construido en esa zona de Madrid”, aunque no ha añadido en qué parte cree que debería haberse hecho.

Un plan para El Gallinero

El Gallinero es un poblado chabolista enclavado en un secarral entre dos carreteras (la A-3 y la M-50), a un kilómetro a través de la nada de las viviendas construidas en un barrio paralizado, Valdecarros (en el distrito de Villa de Vallecas). Un 17% del suelo de ese desarrollo pertenece a la Comunidad de Madrid; otro 17, al Ayuntamiento de la capital. Allí viven un centenar de familias, en su mayoría gitanos llegados del sudeste de Rumanía, en una situación de extrema pobreza.

En septiembre de 2012, se presentó un plan estratégico para ese poblado madrileño elaborado por las parroquias de Santo Domingo de la Calzada y de San Carlos Borromeo; miembros del Equipo de Intervención con Población Excluida; profesores y alumnos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alcalá de Henares; y vecinos del asentamiento.

Pedían una parcela de 40.000 metros cuadrados a la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (habían seleccionado varias opciones posibles en barrios paralizados de los PAU) para poner en marcha un proyecto de “autoconstrucción dirigida”. Consistía en formar a los habitantes del poblado, a través de escuelas-taller, para que ellos mismos pudieran ir levantando sus propias casas pero además, “el día de mañana, pudieran insertarse en algún tipo de trabajo vinculado a esas actividades”. “Que todos trabajen sin saber a quién le va a tocar la vivienda, para que todo el mundo cuide todas por igual, y luego repartirlas por sorteo”, explicaron los promotores.

Se trataba de construir “con materiales sencillos” casas unifamiliares de un piso y 45 metros cuadrados (dos habitaciones, salón, cocina y baño), sobre parcelas algo mayores para “permitir un crecimiento cuando la familia lo necesitara y pudiera permitírselo”. Se presupuestaron 600 euros por metro cuadrado construido en materiales, 27.000 euros por vivienda, 2,7 millones en total. Coste global: 2.725.000 euros para un barrio de 100 casas. El suelo lo pondrían el Ayuntamiento, y el dinero provendría de un programa europeo para la integración de la comunidad gitana en España o del programa estatal de inclusión social.

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