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El Ayuntamiento ‘pierde’ 64 millones al año con la gestión de la M-30

El Gobierno municipal inyecta 125 millones anuales a la empresa publico-privada que se encarga de la autovía pero sólo 37 millones se emplean en tareas de mantenimiento

Obras de mantenimiento en el túnel de la M-30.
Obras de mantenimiento en el túnel de la M-30.

El Ayuntamiento de Madrid quiere “liberarse de una cadena” que le cuesta 64 millones de euros al año, suficientes para construir cuatro polideportivos y otras tantas bibliotecas, y que revierte en buena parte en beneficios para dos empresas privadas. Debido a una maniobra del exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón (PP), cada año se destinan 125 millones a la autovía M-30, pero solo 38 millones se usan para mantenimiento. El resto se evapora en impuestos o en dividendos.

Madrid Calle 30 es una empresa municipal mixta —una parte de las acciones está en manos privadas— creada durante el mandato de Gallardón (2003-2011) para asumir el soterramiento de la autovía, a la que el alcalde degradó a calle tras hacerse con su competencia para ejecutar la obra. El Ayuntamiento posee el 80% de las acciones; el 20% restante pertenece a EMESA, participada por Ferrovial y Dragados. Esta empresa ganó en 2005 el contrato público para conservar la autovía hasta 2040. Madrid Calle 30 cuenta con 13 empleados; EMESA tiene 273.

Cada año, el Ayuntamiento transfiere a Madrid Calle 30 alrededor de 125 millones de euros, una cifra que no ha variado ni en los peores años de la crisis porque está fijada por contrato. De esa cantidad, solo gasta una tercera parte. En concreto, en 2016 prevé un gasto total de 45 millones de euros, de los que solo 37 irán a mantenimiento de la autovía. Así, la empresa municipal cerrará con un resultado positivo antes de impuestos de 81 millones.

Es decir, Madrid Calle 30 recibe del Ayuntamiento mucho más dinero del que realmente necesita o emplea menos del preciso en mantener la autovía. En ese sentido, el edil de Hacienda, Carlos Sánchez Mato (Ahora Madrid), no cree en cualquier caso que “se haga menos mantenimiento para lograr más beneficios”.

Que al final de año sobre dinero en un área del Ayuntamiento no es problema, se dedica a otra tarea o se queda en tesorería. Pero en una empresa municipal como Calle 30 no ocurre lo mismo.

Para empezar, de esos 81 millones, 20 millones se consumirán en abonar el Impuesto de Sociedades. De los 61 millones restantes, la mayor parte se destinarán a dividendos. En 2016, serán 47 millones a cargo del beneficio de 2015.

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El Ayuntamiento recuperará así 37 millones por la vía de los dividendos, tras aportar 81 millones más de los necesarios a la empresa. Y Ferrovial y Dragados obtendrán un beneficio de nueve millones, según adelantó El Español.

En los nueve años con cuentas depositadas en el Registro Mercantil, de 2006 a 2014, se han evaporado así 502 millones de euros, la mayor parte en impuestos (396 millones). Ferrovial y Dragados han obtenido un beneficio de 40 millones. A ello se suma además un crédito contraído por Madrid Calle 30 con EMESA, que supone unos intereses elevados (5,5%) teniendo en cuenta la coyuntura financiera actual; en esos nueve años, los intereses han supuesto 66 millones de euros adicionales.

“Especialmente sangrante”

 El gobierno municipal quiere solventar este tema “especialmente sangrante”, pero no lo tendrá fácil. El contrato dura hasta 2040, aunque en 2025 Dragados y Ferrovial pueden vender sus acciones al Ayuntamiento y éste cuenta desde el principio con que lo hagan. Pero Sánchez Mato quiere arreglarlo “mucho antes”, con una decisión de la Junta de Gobierno negociada con las empresas. El PSOE, que denunció ayer la situación en comisión, ve “desoladora” la situación de una empresa municipal “que nunca debería haberse constituido”.

Gallardón cifró en 4.142 millones de euros el coste de la obra de la M-30, de los que 3.226 los asumió Madrid Calle 30. Eso llevó a endeudar la empresa en 2.500 millones de euros. Su intención era que esa deuda no computase como municipal, pero la Unión Europea le obligó a ello. El Ayuntamiento asumió pues esa deuda, lo que disparó su cifra (Gallardón elevó la deuda municipal de 1.141 millones en 2003 a más de 9.000 millones en 2011), y quitó su razón de ser a Madrid Calle 30.

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