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El Supremo confirma 207 años para un agresor sexual multirreincidente

El acusado, que atacaba a parejas cerca de Torredembarra, cumplirá 20 años de condena

Marc Rovira

La sala de lo penal del Tribunal Supremo ha condenado a 207 años de cárcel a un agresor sexual multirreincidente que actuaba en descampados y lugares solitarios de las inmediaciones de Torredembarra (Tarragonès). El Supremo, que resuelve un recurso de casación, ratifica la tesis  que redactó la Audiencia de Tarragona y tan solo modifica ligeramente, la rebaja en diez años, la condena inicial. De esta forma, el tribunal considera que hay pruebas sólidas para demostrar la participación del acusado en, al menos, siete asaltos distintos a parejas. El proceder del condenado era siempre idéntico. Se cubría el rostro con un pasamontañas o con unas medias y, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, asaltaba a las parejas mientras mantenían relaciones dentro de un coche. Atacaba siempre de noche, siempre con el rostro cubierto y siempre haciendo creer que tenía a un grupo de cómplices acechando el lugar y listos para correr en su ayuda si alguien osaba oponer resistencia.

El primero de los asaltos tuvo lugar el 1 de febrero de 2012 y el último el 9 de septiembre del 2013. Se da la circunstancia que al principio espaciaba mucho los ataques pero, en cambio, terminó por actuar de manera compulsiva. La sentencia considera probado que, antes de que lo arrestaran, cometió cuatro ataques en poco más de un mes. Al filo de la medianoche del 29 de julio sorprendió a una pareja en un paraje boscoso de la Pobla de Montornès y, media hora más tarde, atentó contra otras dos víctimas en Torredembarra.

Normalmente exigía dinero, joyas y teléfonos móviles y, luego, intimidaba a las chicas para que se prestaran a conductas de tipo sexual.

La nocturnidad, el factor sorpresa y el actuar acompañado de un cuchillo de grandes dimensiones le valía para atenazar a las víctimas y satisfacer sus deseos de sexo y dinero. La sentencia expone que solo en una ocasión se le torcieron los planes. Un chico saltó del coche para plantarle cara e, incluso estando completamente desnudo, corrió bosque a través para perseguirle. El chico contó después que el agresor escapaba en una bicicleta de color blanco, un dato que resultaría relevante para poder localizarlo y detenerlo.

La sentencia matiza que, a pesar de la grandiosidad de la condena, se fija en 20 años de cárcel el límite máximo de cumplimiento entre rejas.

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