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La Generalitat se escuda tras los 40.000 voluntarios

Mas dijo que el Constitucional no advirtió de posibles consecuencias de la desobediencia

Voluntarios en una mesa de votación en Barcelona.
Voluntarios en una mesa de votación en Barcelona. M. MINOCRI

Artur Mas siguió este jueves la senda marcada el pasado martes por la consejera de Enseñanza, Irene Rigau, y la exvicepresidenta Joana Ortega, también imputadas en la causa del 9-N: asumir la responsabilidad política pero, al mismo tiempo, atribuir a los 40.000 voluntarios que participaron en el proceso la “ejecución” de la consulta independentista que había suspendido el Tribunal Constitucional. Con un matiz: el president reconoció que muchos voluntarios eran, al mismo tiempo, funcionarios, y que contaron con los “medios materiales” y la “formación” que el Ejecutivo catalán había puesto a su disposición antes del 4 de noviembre, día de la definitiva suspensión dictada por el Constitucional.

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En ningún caso, aseguró Mas ante el juez, esos voluntarios recibieron “órdenes” o “instrucciones”, porque la jornada de participación ya había “cambiado de formato”. A partir de la decisión del Constitucional, dijo, “ya no era la Administración la responsable de la ejecución, pasaban a ser los voluntarios”. “Gracias a ellos se pudo hacer el 9-N”, afirmó.

Urnas, papeletas, campaña, recuento...

El Tribunal Constitucional suspendió por dos veces la consulta independentista del 9-N. Artur Mas y las otras dos cargos de la Generalitat imputadas alegan que no tenían consciencia de estar desobedeciendo nada y que, además, la Generalitat no participó en la “ejecución” de la consulta. Estas fueron algunas de las acciones en las que participó la Generalitat en los días previos al 9-N:

Campaña institucional, obligando a los medios a emitir cuñas informativas gratuitas.

Página web de la campaña. Tras la suspensión del Constitucional, la Generalitat publicó un vídeo llamando a votar. Además, Francesc Homs, consejero de Presidencia, participó personalmente en la campaña telefónica para animar a los votantes.

Cartas a los alcaldes. 700 alcaldes recibieron un email de la Generalitat en el que se les apremiaba a facilitar locales.

Los locales de votación eran institutos de la Generalitat.

El recuento. Artur Mas dijo que la Generalitat se hacía cargo del recuento de los votos.

"Todas las consecuencias". El 4 de noviembre, tras la segunda suspensión, Homs afirmó: "Mantenemos el proceso participativo y lo hacemos con todas las consecuencias".

Meses antes, la Generalitat había aprobado los elementos clave de la consulta: la partida presupuestaria (cinco millones), el anuncio de la pregunta y la fabricación de urnas y papeletas.

Para reforzar su tesis, Mas dijo que la resolución del Constitucional no advertía de posibles consecuencias de la desobediencia. Y añadió que su Ejecutivo estuvo “aguardando” hasta el último día para saber si el Estado actuaba para frenar la consulta. “El Gobierno pasó de la mofa pública al abuso de poder, utilizando al Constitucional para intentar abortar una iniciativa de libertad de expresión que estaba en manos de voluntarios y que no tenía ningún efecto jurídico”, dijo Mas en su intervención inicial, de unos diez minutos, antes de responder a las preguntas.

Sin respuestas al fiscal

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El juez Joan Manel Abril preguntó a Mas por qué, tras el veto judicial, la Generalitat no hizo nada por detener la consulta. El presidente respondió que la página web informativa no pudo eliminarse porque estaba alojada en servidores de muchos países. Defendió la cesión de institutos públicos como locales de votación y afirmó, aunque no con total seguridad, que los dípticos informativos fueron enviados antes del 4 de noviembre.

La declaración de Mas fue breve (apenas una hora), en parte porque no respondió a las preguntas de la Fiscalía. “No por falta de respeto personal o institucional”, dijo, sino por el “cambio de criterio” de la Fiscalía catalana sobre la querella ante las “imposiciones” de la Fiscalía General del Estado. Mas, Ortega y Rigau están acusados de cuatro delitos que implican penas de inhabilitación: desobediencia, prevaricación, malversación y usurpación de funciones.{Entradilla}

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